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—Pareces que tuviste una mala mañana, ¿qué te pasó?

Jack agachó la mirada apretando los puños. Hiccup tenía razón, tuvo una mala mañana..., otra vez. Pero no sólo una "mala mañana", si no que hubo una "mala noche" también. Y es que Elsa volvió a un principio, ni siquiera le dirigió la mirada.
Recordaba la manera en que se habían besado la noche anterior. Había sido tan malditamente único, como si ambos se quisieran. O eso creía él hasta que lo alejó de ella de un sólo empujón, mirándolo con su típica frialdad y pudo jurar que vio en sus ojos cierto enfado.

¿Qué carajos le pasaba?

Si de algo Frost estaba seguro, era que no comprendería a las mujeres en un largo tiempo. Talvez nunca. Elsa había correspondido un beso no una, sino ya varias veces ya, y el día anterior estuvo actuando tan cálidamente que creía que estaba soñando. Quizás eso sucedió, tan sólo soñaba...
Después de eso, la joven se dirigió al cuarto y se acostó a dormir. Sin explicarle su actitud y sin despedirse. Por ello ni ganas le dieron de dormir en la habitación, tan sólo fue por unas mantas y se acostó en el sofá de la sala.
¿Elsa sería así siempre?. Perfecto, pues él no estaría siempre rogando.

—Nada importante —respondió con una ligera sequedad abriendo el libro de economía—. ¿Qué página es?

—Setenta y ocho.

Por otra parte, Elsa caminaba por el campus junto a su nueva amiga, Rapunzel, quien sonriente le hablaba de temas en los que la platinada no tomaba en cuenta. Estaba tan metida en su mundo que no oyó la pregunta de Corona:

—¡Elsa!

—Si estaba escuchando —mintió mientras tomaban asiento en el césped.

—¿Así? —se cruzó de brazos con una ceja alzada—. ¿Qué dije?

—¿Es enserio?

—Sí, muy enserio —pasaron varios segundos en silencio hasta que soltó un suspiro rindiéndose—. ¿Qué pasa?, eso te preguntaba. Estás... rara, muy callada.

Era cierto. No dejaba de pensar en lo sucedido la noche anterior. Estaba enfadada con ella misma y con Jackson. Con ella, por ser una débil y dejar que ese chico se meta cada vez más en su estúpido corazón. Y con Jackson, por que él lograba su objetivo: conquistarla.
Sabía que nada sería igual, por eso había adelantado la fecha en que regresaría a su país junto a la pequeña. Estaba hecho, y su padre la había ayudado a pesar de no decirle muy bien el motivo; aunque el Sr. Arendelle ya lo sospechaba, desde que se enteró de la existencia de su inesperada nieta de dos años, lo intuía.
Habló con el director de la Universidad para hacer el papeleo que le hizo perder una clase y una vez firmar el documento, supo que no había marcha atrás.
Tarde o temprano, Jack se enteraría.

—Nada —tomó una respiración—. Volveré a Noruega en tres meses.

Rapunzel abrió la boca sorprendida.

—¿E-Enserio? —Elsa asintió, y la joven entrecerró los ojos en su dirección—. ¿Por qué siento que hay algo más?

Bufó. Su amiga sería una gran detective, tantas preguntas exasperan y hace que suelte todo.

—Esta bien, me descubriste —alzó las manos en forma de rendición—. Hay más.

—Cuéntame, soy una tumba cerrada —dijo—. Talvez pueda aconsejarte.

Tiene razón.

—¿Recuerdas que me hablaste sobre un chico que me miraba el otro día? —preguntó—. Si, ese feo que me acosaba...

—¡Feo! —soltó una carcajada—. Si está más guapo que mi exnovio.

Elsa nuevamente le encontró la razón. Jack es guapo, pero le gustaba molestarlo.

La Niña ||Jelsa||[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora