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Milagro de los Dioses!
Asi que aquí les regalo el capítulo dedicado para cada uno de ustedes(?

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-¿Qué es esto?

Ingresó a la casa un vez haber regresado del trabajo. Se encontraba un poco cansada, había estado reponiendo productos de belleza y atendiendo a un par de niñas de trece años caprichosas y mimadas, muy agotador. Por suerte, su jefa se encargó de ellas.
Sin embargo, esperaba que al regresar pudiese acostarse a dormir luego de atender a Alicia, pero lo único que encontró fue a ese muchacho sostener un ramo de tulipanes y rosas en la sala. Si quería sorprenderla, lo había logrado.

-Hola..., am..., son para tí -le extendió las flores, que las tomó aún asombrada-. Espero que no hayas cenado, preparé la comida para ambos.

Se sentía un estúpido. Jamás había hecho algo similar en toda su vida.
Elsa seguía mirándolo sin saber que decir, algo que lo colocaba más nervioso de lo que ya estaba. Su mano tomó con suma delicadeza el de ella para llevarla al comedor, el cual estaba decorado con un par de velas en el centro de la mesa sobre un mantel rojo. Había una cubeta con una botella de vino dentro, los utensilios perfectamente colocados al igual que las copas.
Frost si se lució, y Elsa lo admitía. No podía dejar de mirarlo como si Jack no fuese él y en realidad era un extraterrestre poseyendo su cuerpo.

-Siéntate -ella obedeció, tomando asiento en el mismo lugar de siempre-. ¿Traigo un jarrón para las flores?

-Claro... -murmuró.

El joven de inmediato le trajo uno en donde amablemente colocó las flores por ella antes de colocarlas sobre un mueble como decoración. Entonces tomó asiento tras soltar un suspiro, Elsa alzó una ceja en su dirección haciéndolo reaccionar.

-Oh, sí, que torpe.

¿Cómo se le podía olvidar lo escencial? ¿la comida?. Fue directo hasta la cocina a recoger los platos que había preparado antes de que la joven llegara a casa. Al regresar al comedor, posó los platos para cada uno antes de sentarse. La platinada se asombró de sólo oler los espaguetis a la boloñesa, había un olor delicioso que le provocó tener hambre y atacar de inmediato. Y su sabor..., eso era lo mejor.

-Está rico -admitió, Jackson sonrió-. ¿Qué es esto?

-Una cena, ¿qué más?

-Me refiero al... motivo -intentó decir-. ¿Por qué lo hiciste? No era necesario, además, ¿dónde está mi hija?

-Oh, no te preocupes. Ella está con la Sra. Smith -la tranquilizó-. Y-Yo... quería hablar contigo.

Lo miraba esperando a que continuara, ni siquiera volvió a tocar la comida. De repente se sintió incómoda con todo eso; si él quería hablar, ¿por qué organizar una cena?. Pero claro, talvez era la única forma de callarla para que él hablase y le prestara atención.

-Sí es sobre que tu..., bueno, quizás qué y con quién has hecho eso -se encogió de hombros-, no es necesario explicarlo.

-Pero yo quiero explicarlo.

-Jack, no interesa... -murmuró.

-Si interesa -su voz casi desesperada la hizo callar nuevamente-. No me gusta que me ignores, y no me gusta siquiera pensar en lo que estuve a punto de hacer anoche. Pero te puedo asegurar que no hice nada, te lo juro, Elsa. Sentía que te engañaba de alguna forma y...

-¿Engañar? -sacudió la cabeza-. No eres nada mío, no me engañaste, Frost.

-Eres la mamá de mi niña -frunció el ceño, entrelazando sus dedos con los de ella-. Además, m-me... -tomó valor, mirando sus hermosos ojos azules- me gustas...

La Niña ||Jelsa||[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora