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—Listo, quedaste hermosa.

Alicia le dio una sonrisa a esa platinada que la trataba con tanta dulzura.
Se sentó en la cama, con Minnie en brazos, mirándola cepillarse el cabello que a la pequeña le gustaba.

—Buscaré trabajo, ya que ayer no pude —Se volteó hacia la niña, terminando de realizar su trenza de lado— Te quedarás con la vecina de enfrente hasta que vuelva.

La cara de la castaña cambió. Estaba asustada. Sus ojos perdiendo el brillo que tenía a causa de la alegría que había tenido.
¿Y si se olvidaba de ella?
¿Y si la abandonaba?

—Alicia, ¿qué pasa? —Se arrodilló hasta quedar a su altura.

—M-Me vas a dejal... —Sollozó en silencio.

—No, mi niña —La abrazó con amor—. Jamás te abandonaría; volveré, ¿sí?

Poco convencida, la niña asintió. Elsa preparó la pequeña mochilita con todas las cosas que la vecina podría necesitar para cuidarla mientras ella buscaba un trabajo para poder mantenerla.
Se preocupó de tener sus papeles listos antes de tomar de la mano a Alicia dirigiendose hacia el departamento de enfrente; la castaña estaba asustada. No deseaba que la dejaran abandonada nuevamente, y por ello repasaba en su mente qué es lo que pudo haber hecho mal como para recibir ese "castigo".

—¿Elsa? —Era una mujer de treinta que la miraba sorprendida— ¿Y eso?

—Hola, Sra. Smith —Sonrió, ligeramente apenada—; quería saber si me podría hacer un favor...

La mujer miró de reojo a la niña para entender todo. Le sonrió amablemente, se había enterado de la situación cuando la joven fue a reclamarle a Jackson por lo alto de la música. Lo agradecía internamente...

—Si quieres que la cuide, tu tranquila que lo hago.

—¡Gracias!

Le indicó cual era el nombre mientras le daba las instrucciones. La pelirroja mujer asentía a cada palabra cuando una pequeña se posicionaba a su lado viendo hacia Alicia. De inmediato, la niña se fijó en su presencia y le sonrió; al menos jugaría con alguien si es que podía.

—Portate bien —Le besó la frente como despedida—. Adios, y gracias otra vez.

—No hay de qué, Elsa.

Al salir del edificio, rodó los ojos el ver como el muchacho, padre de su Alice, se besuqueaba con una rubia con mechas de color rosa en las puntas.

Es un idiota.

Pasó al lado de él para seguir su camino cuando segundos después, siente que le toman el brazo.
Es Jackson.
Volteó, una mirada tan fría chocaba contra los ojos del joven.

—¿A dónde vas? —Preguntó él.

—¿Qué te importa? —Logró safarse del agarre—. Que yo sepa sólo te importas a ti mismo.

—Eso es mentira —Frunció el ceño—,  Alicia también me importa.

—Si te importara, estarías buscando un trabajo en vez de besuquiarte con ella —Antes de que hablara, lo detuvo—; Dejalo. No sirve de nada.

Viendola como caminaba alejándose de él lo hizo bufar de molestia. Ayer estaban bien y Jackson quería mantener su rol como padre en buen estado, aunque terminaba de arrepentirse por haber tomado aquella desición. No es por la niña, porque ya hasta la comenzaba a querer. Es simple y un hecho de que odia sentirse estresado.
La universidad y luego Alicia...; ¿cómo cuidarla si tiene que ocuparse de sus estudios? Por no decir algo sobre las fiestas...

La Niña ||Jelsa||[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora