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Tocaba la puerta mientras masajeaba su cien. Detestaba aquel dolor punzante de cabeza, pero era su culpa por beber hasta estar borracho. Miró de reojo como su mejor amigo tecleaba algo en su teléfono celular antes de guardarlo en el bolsillo justo a tiempo cuando se abría la puerta del departamento.

—¿Tú otra vez? —Al parecer, aquella platinada no estaba feliz; pensaba Jackson.

—Para que veas que si me preocupo.

<<Sí, claro.>> se dijo la muchacha <<Anoche no era lo mismo, imbécil>>

—Elsa, él es mi mejor amigo Hiccup. —los presentó a ambos— ¿Dónde está la niña?

Suspiró con pesadez, y los dejó entrar. Le hubiese gustado no tener que ver a ese castaño en todo el día, pero no tenía más remedio que aguantarse; después de todo, firmó un papel que conpartiría con él para toda la vida. Por suerte no era matrimonio, valla que se alegró de eso.
Se dirigió a la habitación en busca de la razón de su sonrisa en aquella mañana, estaba muy contenta de tener a alguien a quien cuidar y amar; su pequeña Alicia. O como ella la llamaba, Alice.

—Te felicito, hermano. —Frunció el ceño al oír a su amigo— Me refiero a que no pudiste escoger a alguien más hermosa como la mamá de esa niña. Me pregunto, ¿por qué no la notaba en el instituto?

—¿Será porque todavía estás pensando en como ligarte a Astrid? —Le recordó, él asintió luego de unos segundos.

De repente, las vió. Sus castaños ojos recorrieron el cuerpo de abajo hacía arriba de esa rubia de ojos azules con disimulo, luego sonrió al ver como cargaba con sumo cuidado y delicadeza a esa niña que por casualidades de la vida, sus ojos eran azules y el cabello castaño. Parecida a ambos, lo que daba miedo.

—Ella es Alicia. —Dijo Elsa presentandosela a Hiccup.

Él no evitó sonreír al notar lo adorable que era aquella niña; su manito, formada en un pequeño puño, estaba sobre su ojo para restregarlo y poder despertarse bien, bostezó antes de mirar bien al par de chicos que estaba frente a ellas. Frunció el ceño con confusión, no los recordaba a ninguno.

—Es muy linda, se parece a ambos. —Dijo el ojiverde, causando que el par de adolescentes se miraran. Jack le guiñó un ojo, Elsa hizo una mueca de disgusto— Hola, me llamo Hiccup, ¿tu eres Alicia?

Shí. —Contestó antes de apoyar su cabeza en el hombro de la joven, todavía con un poquito de sueño.

Se quedaron conversando un poco, Alicia mirándolos tratando de comprender. Apenas tenía dos años, y lo que entre ellos decían casi no lo entendía. Entonces, Hiccup tuvo que ir se. Y Elsa regresó a la habitación donde la dejó en la cama, de inmediato tomó entre sus manitos la mantita que la joven le había regalado y la abrazó mientras veía con adoración a esa platinada que la trataba con amor.

—¡Vete, me tengo que arreglar! —Casi gritó Elsa en dirección al castaño.

—Ni que me importaras, sólo vengo a ver a mi pequeña. —Contestó el chico, caminando hasta la cama donde la niña lo miraba y lo miraba.

—Bien, ve a la sala con Alicia, pero sal de aquí, Jackson.

Bufó, y se fue con la niña en brazos. La dejó en el suelo una vez que se sentó en el sofá, la pequeña de ojos azules le sonrió antes de sentarse frente a la mesita que había en la sala y tomar los objetos que tenía sobre este para empezar a jugar. Jackson al percatarse que los objetos eran de cristal, abrió los ojos quitandole la bailarina junto con el muñeco de nieve, supuestamente, de cristal.

La Niña ||Jelsa||[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora