· Misterio // Enígma
En la tarde del 2 de julio de 1947, unos testigos vieron a un platillo volador atravesar el cielo y luego explotar parcialmente encima de un rancho, cerca de Roswell, en Nuevo México. El día 8, el ejército entregó un comunicado en el que reconocía haber recogido los restos de un OVNI y que tomaba el caso en sus manos.
Este comunicado es el único reconocimiento oficial de la existencia de los OVNIS que haya sido hecho alguna vez por las autoridades norteamericanas. La Fuerza Aérea de los EE.UU. no tardó en arrepentirse, ya que después de esa fecha, sistemáticamente comenzó a filtrarse información clasificada ultrasecreta, según aparece mencionado en una carta del senador Barry Goldwater.Cuando este objeto brillante atravesó el cielo, se habían estado realizando en todo el estado de Nuevo México, observaciones para descubrir OVNIS desde hacía una semana.
Cuando pasó por encima del rancho de McBracel, el platillo pareció ser tocado por un rayo y cayeron dispersos por el suelo una gran cantidad de restos. Sin embargo, siguió su trayectoria para caer luego, cerca de la ciudad de Magdalena, a más de 250 km de allí. El propietario del rancho tardó en dar aviso a las autoridades y el 6 de julio llegaron al lugar el mayor Jesse A. Marcel, oficial de inteligencia de la base de Roswell, y el agente de contraespionaje Cavitt.
Allí encontraron una gran cantidad de fragmentos livianos, rígidos y extremadamente resistentes. Algunos llevaban símbolos indescifrables. También había un trozo mayor que los demás, casi circular, con un diámetro de cerca de tres metros.
Una parte de estos restos fue enviada el mismo día a Washington, desde la base de Fort Worth, en Texas. Estaba destinada al general McMullen, asistente del general Vanderberg, jefe del estado mayor de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
El mismo día de 1947, llegó a Roswell un avión proveniente de Washington con un equipo encargado de supervisar la recuperación de los restos. Cuatro sacos adicionales fueron enviados a Fort Worth, acompañados por el mayor Marcel. Otros salieron por vía aérea hacia Wrigth Field, Ohio.
Un testigo, el ingeniero Barnett, que llegó a Magdalena a la mañana siguiente, el 3 de julio, dijo que había descubierto un disco de entre 8 y 10 metros de diámetro junto a los cadáveres de cuatro humanoides de pequeña estatura, vestidos con un traje gris de una sola pieza.
Barnett, a quien se unieron los miembros de un equipo de investigación formado por arqueólogos de la Universidad de Pennsylvania, no pudo continuar sus investigaciones debido a que se lo impidieron unos militares que acordonaron el área y rogaron a todo el mundo que guardara silencio sobre el caso. Los restos y los cadáveres fueron enviados rápidamente a la Base Edwards, en California, en donde fueron examinados.
A principios de los años 50, intrigado por los rumores que corrían sobre la captura de un OVNI y de sus ocupantes, el presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower, solicitó personalmente una investigación. Durante un viaje a California, se presentó en la Base Edwards para ver los restos, en la noche del 20 de febrero de 1954, sin avisarle a nadie. Llega a correr por unos momentos, el rumor que el presidente había muerto.
Que el primer mandatario de los Estados Unidos llegue a tales extremos para informarse, tiene su explicación en la obsesión de la época por mantener todo en secreto.
A fines de 1954, según parece, los restos del OVNI fueron transferidos a la Base de Wright-Patterson, en Ohio, donde se encontraban, aparentemente, desde fines de los años 40, otros fragmentos y cadáveres.
Luego, en 1978, una parte de los desechos y los cadáveres conservados fueron nuevamente trasladados, esta vez, hacia un centro de la CIA, probablemente a Langley, Virginia.
La persistente reticencia de los organismos oficiales para entregar los documentos concernientes al caso Roswell ha impedido hasta el día de hoy sacar cualquier conclusión definitiva sobre el caso.
Sin embargo, para los dos hombres que realizaron la investigación más seria sobre los acontecimientos de 1947, el Dr. Jean Sider y Leonardo Stringfield, sin duda alguna sucedió algo muy importante y muy insólito en Nuevo México, algo tan decisivo que a raíz de este caso se decidió clasificar como “ultrasecretos” todos los testimonios relacionados con los OVNIS.
Si algún día los investigadores obtienen el libre acceso a todas las fuentes de información sobre el famoso platillo volador que cayó en 1947, se podrá, quizás, conocer la verdad sobre este caso.
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Enígmas y misterios del mundo #1 [TERMINADO]
Random¿Te has puesto a pensar en nuestra "realidad"? ¿Cómo sabemos que lo que estamos viviendo es "real"? ¿Y qué si te diría que no somos más que marionetas de alguien más? En el mundo suceden cosas muy extrañas y sin explicación, dudar no está demás...