Lugares extraños [9]: Centralia

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· Tema interesante

En la región del carbón de los Montes Apalaches de Pensilvania, en el noreste de Estados Unidos, se halla Centralia, o más bien lo que queda de esta pequeña población, que un día fue una próspera comunidad minera y terminó convertida en un pueblo fantasma en cuyo subsuelo arde un infierno a más de 700ºC.

Fué precisamente el carbón el que dió lugar a la fundación de la localidad a mediados del siglo XIX y sería ese preciado mineral el origen de su desaparición. Un fuego subterráneo iniciado de forma accidental hace ahora 50 años cerca de una mina abandonada, acabó extendiéndose por el subsuelo del pueblo, obligando a trasladar a prácticamente la totalidad de sus 1.200 habitantes y a derruir más de 500 casas.

En mayo de 1962 unos bomberos que quemaban basura en un vertedero prendieron sin querer una veta de carbón expuesta, originando un fuego subterráneo que, 50 años después, todavía no ha podido ser extinguido.

Con los años el incendio se ha
ído extendiendo poco a poco, quemando las abundantes reservas de carbón que quedan en las galerías de las minas abandonadas que se encuentran en el subsuelo de la población.

Cuando el fuego se inició en 1962, Centralia, como gran parte de los pueblos de esta región, estaba en pleno declive económico, después de que las minas fueran cerradas a causa del abandono del carbón en favor del gas y del petróleo. Durante años, el incendio pasó desapercibido, pero a fines de los años '70 empezaron a hacerse evidentes los riesgos que este presentaba, debído a la gran cantidad de gases tóxicos que surgían del subsuelo y de los socavones que aparecían en el terreno y que hacían peligrar la integridad de las construcciones de la localidad.

A lo largo de las décadas los residentes locales y las autoridades llevaron a cabo numerosos intentos de apagar el fuego.

En un principio se inyectó agua en el terreno y más adelante se excavaron varias zanjas alrededor del incendio para contenerlo, pero ello hizo que este se avivara al quedar al descubierto y entrar en contacto con el oxígeno.

Luego se construyó una barrera de ceniza para evitar que el fuego siguiera avanzando, aunque este método sólo fue efectivo durante un corto periodo de tiempo.

La excavación de más de 50 pozos para monitorear la actividad del incendio no hizo más que empeorar las cosas.

EL SUCESO QUE MARCARÍA EL FINAL

"Mientras el niño de 12 años Todd Domboski atravesaba el jardín de un vecino, se abrió bajo sus pies un agujero de decenas de metros de profundidad. Pudo agarrarse a unas raíces hasta que fué rescatado por su primo. Tuvo suerte de no morir asfixiado por los gases", explica el periodista David DeKok, quien empezó a escribir sobre el incendio en 1976, cuando trabajaba en un pequeño diario local de la cercana Shamokin.

Ese evento atrajo la atención de medios de todo el mundo e hizo que se desatara una agria batalla entre los habitantes de Centralia, que acabaron divididos en dos grupos: por un lado, los partidarios de abandonar el pueblo y, por otro, los que no querían marcharse.

Finalmente, en 1983, se celebró un referendo en el que, por una mayoría de dos tercios, los habitantes de Centralia votaron a favor del traslado. El Congreso de EE.UU. destinó una partida de US$42 millones para comprar todas las casas, demolerlas y reubicar a los vecinos.

Cerca de 500 edificios fueron derribados y más de 1.000 personas se mudaron a poblaciones cercanas.

Después del traslado hubo un tiempo en el que sólo quedaban 50 personas en Centralia. Pero en 1992 el estado de Pensilvania decretó la expropiación de las viviendas que quedaban en pie. Con los años, algunos murieron y otros se mudaron. Ahora tan sólo hay ocho personas en el lugar.

Los actuales habitantes de Centralia aseguran que el fuego no representa un peligro y acusan a las autoridades de tener un plan para vender a compañías mineras el carbón que hay en el terreno sobre el que se asienta la población.

Enígmas y misterios del mundo #1 [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora