Capítulo 41 Encuentros

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Algunas personas cuando han recibido un golpe en la boca, experimentan el dolor en la mandíbula un escozor y luego sientes la sangre brotar de la boca. Algo así me estaba pasando a mí en ese preciso instante, sentía miedo, ira, todos los peores sentimientos que despierta en uno al saberse que tu agresor a quien querías estaba detrás de ti.

No giré el cuerpo pero sentía su presencia, sentía cada poro de mi piel erizarse y todas las alarmas de mi cuerpo me obligaban a salir corriendo hasta que mis piernas no dieran más o hasta que aquella bala me alcanzara. Sin embargo nada podía hacer.

-¿No vas a saludarme...CARAMELITO?-me dijo , tocándome un rizo del cabello–Es de mala educación no saludar a quien mandaste a la cárcel hace poco tiempo –esto último prácticamente lo escupió detrás de mí-soltando mi cabello .

-Vaya hasta que decidiste aparecer pedazo de imbécil-gritó ella.

-No me dejaste la camioneta en el camino estúpida ¿cómo querías que viniese hasta aquí?

-Ya me estaba cansando de seguir en esa casa, detrás de los arbustos hay una mochila dentro está la soga, átale los brazos.

Quedé estupefacta, no sabía qué hacer, todo esto lo planearon juntos. ¿Cómo no me di cuenta? ¿Porque fui tan estúpida? Una lagrima resbalo de mi mejilla, hasta entonces no sabía que estaba llorando.

-¡APÚRATE IMBÉCIL!-di un respingo por el tono casi descontrolado y enloquecido de mi hermana.-Quiero acabar con esto de una vez.-y con el rostro transformándose de odio me miró apuntándome con el arma el lado del corazón.

-Permítete disfrutar del momento...y DEJA DE UNA MALDITA VEZ DE GRITARME –dijo el apretándome los brazos por detrás y pegándome a su cuerpo.

Me arrastró hacia donde estaba momentos antes , pensé que me soltaría sin embargo puso todo su peso detrás de mi , haciendo que me incline hacia adelante y que el dolor del se intensificara en la pierna herida.

No se escuchaba absolutamente nada , los grillos asustados o animalillos de por ahí se habían alejado al escucharlos a ellos acercarse.

-¿Pensabas que te escaparías de mí? ¿Cierto CARAMELITO? –me preguntó, atándome las manos con unas cuerdas demasiado gruesas ,su aliento a puro alcohol revolvió mi estómago a tal punto de querer vomitar.

Una vez terminado de atarme pasó sus asquerosas manos sobre mis senos y mi cuerpo, trate de alejarme pero con el pie mal no podía. Se colocó frente a mí y finalmente pude ver sus ojos, aquellos que un tiempo parecieron haberme gustado y hasta hechizado, ahora se veían vacíos y descontrolados, su cabello estaba despeinado dándole una actitud ruda, vestía con un overol y aun traía consigo el número de reo que era. Por un momento atisbe algo en su mirada, como compasión o tal vez remordimiento, no lo sé o quizá mi mente me jugaba aun ese tipo de cosas.

Me estaba empezando a quitar la blusa, o al menos los botones dejando al descubierto mi brasier.

-¡Quítate, y ve a buscar la camioneta!, esto no durará mucho.

-Dijiste que podía divertirme al menos un rato ¿recuerdas?

Ella apuntó nuevamente el arma hacia mí .Su rostro era una máscara de hielo, todo signo de algún sentimiento no se veía más que odio.

-Está bien, ÚSALA y luego acabaré con todo esto –dijo al tiempo que le entregaba una segunda arma, más pequeña una Smith Wesson Bodyguard Calibre 380 que la que tenía en ese momento en la otra mano.-¿Cuánto demoraras?-Preguntó

¡Socorro!No quiero enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora