CAPITULO 10 Un beso inesperado

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Me quedé profundamente dormida con la pequeña .La tarde  y el clima que felizmente no era abrumador reflejaba una tranquilidad única. Inconscientemente abrazaba a Nataly sosteniendo el libro con el otro brazo, sobre el césped.

A lo lejos escuché unos pasos, aproximándose hacia nosotras pensé que era  mi marginación o que lo estaría soñando, cuando sentí una mano cálida pasándome por la mejilla deteniéndose en mis labios  y  pasando por la línea de este.

Quise abrir los ojos, para saber quién era. Volví a sentir la electricidad y abriendo un poco los pesados párpados me di cuenta que era Andrew quien  aproximaba su rostro hacia mí.

Él me besó en la comisura de los labios

Fue algo fugaz

Sentí que las mariposas de mi estómago revoloteaban alrededor.

Entonces se apartó.

Cerré los ojos con fuerza, sintiendo una manta que nos cubría a ambas  y acurrucando bien a Nataly.

<<Oh, Dios >>

<< ¿Qué fue eso?>>

<< ¿Por qué me sentí así?>>

Agudicé el oído ya que no podía abrir los ojos, y entonces Andrew se alejaba de nosotras. El corazón me palpitaba tan fuerte que lo sentía en los oídos.

Me senté con mucho cuidado  para no despertar a Nataly quien se sujetaba a mi  cintura como si la vida se fuese en ello.

-No…mamá no te vayas… No me dejes...Yo te quiero... Prometo portarme bien…

Se le escapo una lagrima aun con los ojos cerrados, mientras seguía hablando dormida.

Dicen que despertar de una pesadilla a alguien es algo que no se debería hacer porque no sabrías cuál sería la  reacción de la persona. Podría despertar y accidentalmente darte un golpe o actuar de otra manera, nunca se sabe.

Iba a despertarla con cuidado, pero antes de hacerlo la pequeña abrió los ojos perezosamente sobándoselos y percibiendo que tenía lagrimas me abrazó fuertemente.

-Ya paso, tranquila preciosa yo estoy aquí.

Meciéndola y calmándola volvió a dormirse. Abrazándome aún más fuerte.

No sabía cuánto tiempo nos quedamos juntas, pero esa tarde algo nos conectó.

¿Será el dolor? , ¿Será la tristeza?, ¿O simplemente fue susceptibilidad?

Llevándola en brazos, increíblemente no pesaba nada, fui directo a mi habitación donde la deposité sobre las sabanas de seda.

La observé por un largo rato, sobándole la cabecita mientras ella se aferraba a su osito de peluche. Al menos calmando a una niña, no era tan torpe. Resoplando y dirigiéndome hacia el baño pensaba en mi madre.

Yo también sufría por el desamor de mi madre, a pesar de haber hecho hasta lo imposible por un poquito de amor por parte de ella, nunca lo conseguía. Los cumpleaños siempre fueron los mismos sin ella  y llorando todas las noches, deseando nunca jamás cumplir más años.

Se me hizo un nudo en la garganta, quería llorar.

 No, no lo volvería a hacer, ya tenía suficiente con todo lo que había pasado cuando era niña.

Me bañé lo más rápido posible, antes de que la pequeña se levantara. Pasé tanto tiempo con Nataly que ni me di cuenta que ya había llegado la noche y con ella la luna tan hermosa  que resplandecía por todos los rincones de la habitación.

Al salir del baño, con una toalla alrededor de la cabeza, algunos rizos escapándoseme y una enorme bata blanca subí lentamente los grandes escalones .Estaba cansada

A la mitad del camino, sentí la presencia de alguien detrás  .Al querer girar la cabeza no pisé bien el escalón y por poco ruedo por las escaleras, hasta que una  enorme mano me agarró por la cintura.

Mientras intentaba estabilizarme, y dándome la vuelta, subí la mirada percatándome que era Andrew. ¿Por qué siempre estaba en los momentos menos oportunos? Me quedé mirándolo a los ojos, pero él  miraba mis labios .Me  ruborice totalmente al recordar la escena de esa tarde.

Estábamos de pie allí, aun él me sostenía de la cintura apegando su escultural cuerpo hacia mí. Mientras yo me debatía entre hablar o apartarme de él.

Poco a poco se iba acercando hacia mi rostro, instintivamente cerré los ojos con fuerza, estábamos a milímetros de besarnos.

-¡¿Qué pasa aquí?!

<<Mierda, remierda, recontramierda>>

Nos separamos de golpe, tanto que casi me fui de bruces en los escalones, felizmente me sostuve de la baranda.

Los dos nos mirábamos, para saber quién respondería a la pregunta.

Sí, allí de pie al final de las escaleras estaba Rachel por poco y botaba humo por las orejas. No me miraba a mí, sino a él.

<<Vamos di algo coherente>>

-Yo… ya me voy  

Salí más rápido que cualquier cohete yendo a la luna

Cerré la habitación de golpe, percatándome que Nataly no se hubiera despertado y sentándome levemente en la cama percibí que mi corazón estaba a punto de estallarme, aun no sabía si por la presencia de mi “querida hermana” o por lo que estuvo a punto de hacer Andrew.

Casi a la medianoche, ya intentaba conciliar el sueño junto a la pequeña que roncaba y me había desplazado hacia el extremo de la cama. No podía dormir, el recuerdo de esos labios acercándose a mí, cortándome la respiración y la mano de él sosteniéndome la cintura eran simplemente sensaciones extrañas.

Me preguntaba a qué hora vendría él por la pequeña, pero nunca llegó así que sin más la acomodé entre las sabanas e intenté descansar con ella. Me movía de un lado para otro siempre cuidando de no despertar a Nataly y de no caer del extremo de la cama como ya me sucedió anteriormente.

Escuché unos pasos acercándose a mi habitación, las luces del pasillo raras veces estaban encendidas, cuando  alguien se detuvo frente de mi puerta.

¡Socorro!No quiero enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora