CAPITULO 7 La inesperada visita

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<<Ahora viene el interrogatorio>>

-¿Quién es él? ¡Oh!...Está divinamente guapo tal como me lo receto el médico.

Apartándose del lugar salí de la habitación con dirección al otro dormitorio.

-¿Es soltero? ¿casado? ¿Vive aquí? ¿De dónde es? ¿Tiene hijos? ¿Novia? ¿Es algún primo tuyo?-Lily estaba detrás ,siguiéndome

<<Paciencia Margaret, paciencia>>

-Dímelo todo Margaret… le viste el gran trasero que tiene-exagerando con las manos -¿Cómo puede haber un chico así en este mundo? Ni los mismísimos modelos de Calvin Klein tienen un trasero así de hermoso y redondo.

<<Cállate de una maldita vez Lily, ¡Oh Rayos! Como no tengo un pepino o un zapato y se lo lanzo directo a la boca….Respira, vamos, respira>>

-Vamos mujer no te quedes muda, dime todo lo que sepas –sacudiéndola

-¡Ya cállate! Por favor, si quieres saber de él busca tu propia información –estaba al borde de la histeria y con los puños cerrados en las maletas

-¡Aish! que malhumorada estas, está bien, no seré impaciente pero me lo tienes que contar eh-Dándole palmaditas en el hombro.

Forcé una sonrisa enseñando todos los dientes, mientras respiraba aceleradamente dejando las maletas en el suelo.

-Bien, esta será tu habitación, procura comportarte no quiero problemas con mi tía.-señalándola con un dedo – ¡TE LO ADVIERTO EH!

-¡Oh vamos!, sabes que soy una santa paloma.

<<Sí, claro>>-irónicamente pensé

-Si se te ofrece algo estaré en mi dormitorio, ya lo conoces.-Y sin más salí

Ahora que había visto a Andrew no dejaría de preguntarle todo sobre él. Cuando ingresó por la ventana parecía un auténtico Romeo visitando a su Julieta, excepto que iba todo sucio con el cabello lleno de barro y flores, y que yo no era ninguna Julieta, la cara manchada con esos ojos azules hermosos mirándonos, los jeans rotos y tenía en sus manos un pequeño ramo de rosas blancas.

Me sorprendió no por cómo iba sino por la sonrisa inocente que desprendió al vernos, sentí que el corazón me dio una voltereta entera hacia atrás y adelante aparte de palpitarme de manera muy acelerada que ni siquiera en la montaña rusa que me subí cuando era niña sentí. Cuando lo observé marcharse no pude despegar la vista de su prominente trasero masculino.

<< ¿Para quién serian esas rosas? Si tan solo fueran para mí>> suspiré recostándome en la puerta de mi dormitorio al cerrarla llevándome una mano al pecho para calmar a mi intrépido corazón.

-¿Margaret? ¿Margaret?, ¿estas despierta?-preguntó Lily

-mmm…

-Vamos mujer despierta-sacudiéndome por los hombros- tengo que ir al baño

-Entonces, anda

-¡Por Dios! bien sabes que le temo a la oscuridad

- Te dije que no tomaras tanto jugo de naranja, ahora te aguantas –dije molesta tapándose con la almohada

-Mierda, tengo la jodida vejiga a punto de explotar y ¿me dices eso?

A pesar de haberla dejado en la habitación de al lado, no recordé que desde niña Lily temía a la oscuridad, a pesar de ser un año mayor que yo. Así que sin pedir permiso se refugió en mi dormitorio invadiendo mi territorio.

¡Socorro!No quiero enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora