CAPÍTULO 22. CITA NÚMERO DOS

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SÁBADO, 12/11/2016 8:30 h.

Me despierto descansada, ayer tuve una tarde-noche muy movida y sin duda especial.

Miro mi móvil desde la cama, observo todas las notificaciones, algunas desde ayer cuando salí con Neil de casa.

Tammy: Tía ¡cuéntanos! 18:46 h.
April: No nos dejes así dinos como va la tarde... 19:00 h.

Los incomprendidos: 135 mensajes.
Pelirroja: Creo que Grace se ha olvidado de nosotros :( 23:42 h.

Tylor: Hey hermanita ¿Como va? 22:30 h.

Neil: Buenas noches, G. 00:35 h.

Wow, sin duda caí rendida al llegar a casa.

Consigo acomodarme al sol que entra por la ventana y me incorporo en la cama haciéndome un moño en el cabello.

Unos toques me sorprenden cuando veo a Gabe abriendo la puerta con dificultad.

- ¿Se puede?

- Ya has abierto la puerta -bromeo- Pasa, anda.

Lleva una pequeña bandeja con el desayuno: Un zumo de frutas de aspecto delicioso y unas tostadas con huevos y bacon que me llaman.

- Suponía que tenías hambre y como tenemos solo la mañana -se garraspea la garganta- No quería que perdiéramos tiempo.

Que dulce es, para lo agrio que parece.

Le dedico una sonrisa mientras ya estoy devorando una de las tostadas y con un dulce beso en la mejilla se despide.

- A las 9:15 fuera, bella durmiente -cierra la puerta detrás suyo.

¿Qué tendrá preparado?

La duda da vueltas una y otra vez cuando me doy cuenta de que mi móvil vibra sin parar. Son Tammy y April preguntándome por la cita, otra vez.

Chat Tammy y April: Pesadas, en 10 minutos en mi habitación.

Voy a la ducha después de el desayuno y al volver ahí están ambas, sentadas en mi cama con sus sonrisas de oreja a oreja.

- ¿Y...? -inicia April.
- ¿Como fue? ¿Qué pasó? -continua Tammy.
- Fue increíble -sonrío mirando mi armario- Y... Nos besamos, o sea, le besé.

Las dos sueltan un suspiro y una risa mal disimulada.

April me indica qué ponerme, también sabe cómo será la cita con Gabe. Me pongo unos jeans con una blusa blanca y fluida. Tammy acerca uno de los collares, delicado sin mucho adorno, solo una pequeña piedra azul colgando de una cadena plateada.

- Estás muy guapa -murmura Tammy dando vueltas al rededor de mi.

- ¿Lista para la cita número dos? -me pregunta April.

- No lo sé -los nervios me matan.

Después de unas veintitrés mil frases motivadoras las chicas consiguen sacarme de la habitación para encontrarme con Gabe, vestido muy cómodo pero con ropa que en él parece de arreglar.

- ¿Lista? -me ofrece su brazo.

Sin poder decir una palabra por los nervios y las tostadas queriendo salie de mi, cojo su brazo con fueza y salimos del apartamento. Como el día anterior, con la mirada de las chicas sobre nosotros.

- ¿Qué has pensado hacer? -pregunto cuando por fin el aire frío me hace sentir mejor.

- Si te lo digo no será tan sorprendente.

- Vamos, tú también no -las palabras se escapan de mi boca al mismo tiempo que me doy cuenta de que estoy nombrando (entre líneas) la cita con Neil.

El silencio gélido que nos recorre en ese momento se vuelve menor a medida que caminamos hacia algún lugar, dirección a la universidad.

No hay más de cinco minutos hasta llegar y me sorprendo cuando se para en frente de la cafetería de mi facultad.

El césped a mis pies me hace sentir cómoda, es algo que me encantaba del campus, sus espacios verdes, pero que nunca disfrutaba.

Su voz me saca de mis pensamientos.

- Cuando te vi, yo estaba discutiendo con Sara, por lo que había pasado.

- Creo que me acuerdo -mascullo.

- Me hizo sentir un hombre miserable... Y nunca pensé que volvería a pensar en otra chica, al menos por años -se sienta en el césped y yo le acompaño-. Pero por alguna razón tú... Tú me gustabas, solo con verte, con verte sentada con otro chico pensé: Dios... no lo soporto -miraba a la ventana de la cafetería, vacía en el momento, no veo su cara pero aprieta sus puños con sus brazos alrededor de sus rodillas- Por alguna extraña razón me he enamorado de ti, comencé volviéndome loco sin conocerte y cuando por fin lo hice -paró su explicación en seco- Vamos.

Su brazo me alza del césped rápidamente. Sin duda está algo serio.

Caminamos durante horas y después de dos o tres paradas lo entiendo:

Me está contando como se ha enamorado de mí.

Distingo su moto cuando hacemos nuestra quinta parada, sin rechistar subo detrás de él y nos vamos a el sexto momento: Cuando me recogió del infierno.

Para en frente de la cafetería en la que estaba aquél día, y sin bajarnos de la moto me explica, entre risas, lo que pensaba cuando yo reaccionaba viéndole ahí, en moto, rescatándome.

El séptimo lugar obviamente es la casa de sus padres, nos metemos en ella y siento como un escalofrío recorre mi cuerpo al tocar el cuero del sofá, antes de que hable me lanzo yo:

- Quería hablar contigo, quería saber lo que había pasado ¿Sabes? De tu boca. Lily, la enfermera, me contó que te curó pero yo quería saberlo por vosotros -sus ojos miel se clavan en los míos, algo rígido- Me levanté y cogí agua para tirártela encima y ver la horrible marca en tus costillas, me lo contó...

- Lily, la enfermera -aclaró antes de decirlo.

- Sí -sonrío al suelo- Si hubiese sabido todo antes, puede, todo sería mejor ahora.

Su rostro se vuelve serio, aparta durante unos segundos la mirada y noto como aprieta su mandíbula. Mi corazón se para unos segundos, siento que estoy estropeando todo con mis palabras.

Sus claros ojos marrones me encuentran de nuevo y su rostro se pega al mío, uniendo nuestras respiraciones antes de cortarlas con un cálido y corto beso.

- No me arrepiento de nada de lo que ha pasado, Grace -cierra sus ojos abrazando mi nuca, apoyando su cabeza en mi frente- Si algo del pasado no hubiese sido como fue, posiblemente no hubiésemos ido a la casa de la playa, no me hubiese sentido vivo de nuevo.

Esta vez, yo junto mis labios a los suyos. Sus dedos recorren mi nuca y se enrredan en mi pelo con delicadeza mientras acaricio su cadera acercándolo a mi.

Mirando su rostro desde tan cerca una pequeña sonrisa se forma en mis labios, sorprendida por lo que acaba de pasar, me doy cuenta de que yo también he sentido mucho por él.

La cita continua con planes inesperados, pedimos una pizza a domicilio y nos sentamos en la acolchada y cara alfombra contando todos esos momentos que hemos vivido estos meses. Dudas sobre el momemto del hospital, el primer y alcohólico beso, etc. Me asaltan durante la comida y me sorprendo de todos los sentimientos que salen de ese rudo chico, por mi.

Grace y su vida universitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora