CAPÍTULO 5. LA TARJETA

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16/09/2016 13:00

Por primera vez desde que estoy aquí, salgo de clase y Neil no está esperándome, Mandy y él se fueron una hora antes a comer al centro y pasarán la tarde juntos.

Pensativa me dirijo hacia la estación para ir a comer con mis tíos. No voy a mentir, hubiese preferido ir cualquier otro día, hoy no estoy de humor.

Nada más llegar la amabilidad de mis tíos me acoge en su casa en la que no estaba desde hacía mucho tiempo, la comida es perfecta, recordamos momentos y vemos fotos de cuando era pequeña, pero nada me quitaba de la cabeza el hecho de que Mandy y Neil estuvieran juntos, teniendo una cita, es que me parece tan extraño.

Tengo que intentar distraerme de alguna manera, así que decido salir al balcón de casa de mis tíos para aclarar un poco la mente. Miro mi móvil y repaso los contactos, por un momento pienso en llamar a mi hermano, pero no creo que sea buena idea, me sacaría demasiada información y diría "estás celosa" y me niego a que alguien me diga eso, no es verdad, no estoy celosa, estoy preocupada...
Continuo revisando los contactos, mi ex, mis padres, Tammy... No, es demasiado amiga de Neil, April está en casa con Tammy, Gabe... Gabe, quería que fuesemos amigos ¿no?

- ¿Grace?
- Hola Gabe.
- ¿Pasa algo? ¿No estabas en una comida familiar?
- Sí, es que estoy un poco triste, y habia pensado en hablar contigo para despejarme con un amigo -digo remarcando la palabra amigo.

Al otro lado del teléfono se comienzan a escuchar ruidos, me pide un momento y lo escucho hablando con alguien, esta persona le pregunta a dónde va, no escucho su respuesta, solo oigo lo que parece ser la hebilla de un cinturón caer al suelo.
Ni me percato de lo que podía estar pasando porque Gabe ya había vuelto a hablarme.

Estuvo un rato hablando conmigo y me contó algunas cosas. Por primera vez sentí que se comportaba como un amigo realmente. No entiendo lo que pasó por su cabeza los primeros días, el comportarse como un capullo, besarme, no sé, no había necesidad de una presentación como esa para acabar con un "quiero que seamos amigos", si ni siquiera lo conocía...
Luego las raras somos las mujeres.

Gracias a esa conversación de 25 minutos mi mente se despeja un poco y ahora me siento mejor.

- Gracias por hablar conmigo.
- No es nada, Grace.
- Y perdona por llamar de repente...
- Tranquila yo... Solo estaba con alguien y ya me iba así que, no importaba. Los amigos primero.
- Gracias Gabe -cuelgo.

Me alegra saber que en un momento como este alguien podrá soportarme y dejarlo todo por mi, ahora que Neil no lo estaba haciendo.

Me estoy dando cuenta de que estoy dándole demasiadas vueltas, tantas que las luces de la calle comienzan a verse borrosas. Intento volver a mi ser y voy a despedirme de mis tíos, es demasiado tarde y tengo que volver en tren.

21:45

Me ha dado tiempo a coger el tren, hay más de treinta minutos hasta casa y para no recordar lo que casi me hace llorar decido ponerme los cascos y escuchar algo de música, sin duda hoy no es mi día.
Comienzo con música alegre con intención de animarme un poco, pero a mitad del trayecto comienzan a aparecer canciones tristes que tengo la necesidad de escuchar. Salgo del tren con la música retumbando en mi cerebro, los sonidos de piano, las notas largas...

Cuando me quiero dar cuenta estoy atravesando la universidad llena de lágrimas. Prefiero quitar la música antes de que comience don't you cry y llegue a casa roja.
Decido parar en un banco a relajarme cuando un chico aparece delante mío y me pregunta si tengo fuego. Cuando levanto la vista veo que es el asistente "sexy". Por dios que no me reconozca.

- No, lo siento -digo mirando hacia abajo.
- ¿Estás bien? -me pregunta sentándose a mi lado. Si es que solo a mi se me ocurre ponerme a llorar en frente de la facultad de psicología, solo falta gritar ayudadme estoy deprimida.
- La verdad es que no -suspiro.
- Espera... Tú eres la chica de ayer ¿verdad? -suelta una pequeña risa
- Si te refieres a la que gritó en medio del pasillo sí, fui yo, suelo hacer el ridículo varias veces al día -solo de recordarlo me provoca una pequeña risa.
- Parecías con muchas ganas de irte ¿A caso te caí mal o...?
- No, yo... Es que mi amiga pensó que podría hablar contigo, le pareces un chico guapo pero yo... -me corta.
- ¿No te parezco guapo? -dice fingiendo voz de apenado.
- Sí, yo... -me sonrojo- Lo siento es que estoy pensando en alguien y no...
- Lo entiendo -asiente- ¿Sabes? si necesitas ayuda te dejo mi número, no dudes en llamarme ¿Vale? -saca una tarjeta del bolsillo de su camisa y me la acerca a la mano.
-Claro -digo cogiéndola y dedicándole una pequeña sonrisa.
- Ponte bien. Y no llores por nadie, estás preciosa sonriendo.

Aunque es lo típico que un chico puede decir a una chica para que sonría, a mi me sacó la sonrisa más tonta jamás pensada.

Por fin más relajada, comienzo a andar hacia casa con la tarjeta del asistente en la mano, la miro pensando en lo que ha pasado.

Creo que tengo que ordenar ya mis ideas.

Grace y su vida universitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora