Capítulo XXVIII - XXIX

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Todo aquello empezaba a cobrar sentido.

-Jillian se casó con su primo.

Zayn enarcó las cejas.

-¿Te ha hablado de ella?

-Anoche.

-Me sorprende.

-¿Cómo acabó casándose con su primo?

-A mí me contó que, en cuanto llegó a conocerlo, se apartó de él -comentó Zayn-. Supongo que eso explica muchas cosas.

Harry se echó a reír.

-Esto cada vez me gusta más.

-Disculpa. Tengo que ir al baño. Zayn se levantó y salió de la estancia.

Louis lo quería. A él. No a un parangón de delgadez sin nombre y sin rostro. ¡Lo quería a él!

Su apartamento parecía ya diez grados más frío, lo cual era imposible. Tal vez se debía a que sentía el corazón mucho más ligero.

Liam carraspeó y él se sobresaltó. Se había olvidado de Liam.

-Te debo una disculpa -suspiró él -.Teníamos que haber enfocado esto de otra manera. Si te he hecho daño, lo siento. No espero que seas mi amigo pero, por el bien de Zayn, no quiero ser tu enemigo.

Harry fue por la habitación apagando velas. Cuando terminó, se volvió a mirarlo. En los ojos verdes no había hostilidad, sólo cautela.

-Yo no creo que el fin justifique los medios, pero es mejor que Zayn haya descubierto esto ahora que después de casarnos -hizo una pausa-. No sé si podré ser tu amigo, pero no soy tu enemigo -lo miró a los ojos-. A menos que hagas sufrir a Zayn, porque entonces lo seré.

Liam parpadeó, claramente sorprendido. Sonrió.

-Me parece bien.

Zayn volvió del baño y los miró.

-Tengo la impresión de que interrumpo algo.

-Le estoy contando tus defectos, pero no he tenido tiempo de terminar -comentó él.

Zayn fingió sorpresa.

-No sabía que tuviera ninguno.

Harry sonrió con aire angelical.

-En una hora me dará tiempo a decírtelos todos.

-Eres un encanto, pero sospecho que tienes cosas mejores que hacer con tu tiempo -Zayn tomó la foto de Harry; y lo observó-. Creo que le da miedo creer que alguien pueda quererlo de verdad. Eso no es sólo un error. Louis sabe bien cómo querer, lo que no sabe es dejarse querer.

Él se cruzó de brazos y sonrió.

-Pues está a punto de aprender.

Zayn le pasó la foto.

-Seguro que lo que siente por ti le da un miedo de muerte. Y si tú le has dicho que lo querías... seguro que está aterrorizado -movió la cabeza-. Si no supiera que eres lo mejor que podría pasarle, casi sentiría lástima de él. Casi.



-¡Un momento! -gritó Louis.

¿Es que no podía tener ni un momento de paz en su apartamento? Primero lo había llamado su padre al móvil después de dejarlo en su casa, después había llamado Zayn para contarle tonterías y preguntarle si estaba en su casa y ahora había alguien en la puerta.

Bajó las escaleras de su loft. Por lo menos había vuelto la electricidad y no tenía que preocuparse por lo que le ocurriría a Harry en la oscuridad.


A pesar del regreso del aire acondicionado, seguía haciendo mucho calor. Se había duchado sin afeitarse y se había puesto zapatos de correr y una camiseta. Estaba limpio, pero la barba le daba aspecto descuidado, lo cual encajaba mejor con su humor.

Abrió la puerta, y se arrepintió enseguida. Era Harry. Lo miró. Llevaba un skinny jean negro que realzaba sus curvas, una camisa blanca y el pelo recogido encima de la cabeza. Unas gafas de sol ocultaban sus ojos. En la espalda llevaba una mochila negra pequeña.

-¿Qué haces aquí? -preguntó él con brusquedad.

-Puede que no hayas tenido buenos padres, pero seguro que te educaron mejor que eso. ¿No vas a invitarme a entrar?

-Entra -él se pasó las manos por el pelo, pero se hizo a un lado. No tenía un buen día y no se sentía especialmente bien educado-. ¿Qué haces aquí? -repitió.

Dejó la puerta entornada a modo de indirecta.

Harry cerró la puerta y se subió las gafas de sol a la cabeza. Le brillaban los ojos. Estaba radiante.

-Vengo a cobrarme una promesa.

Se acercó más, y el olor combinado de su perfume y de su cuerpo hizo que a él le resultara muy difícil pensar.

-Yo no te prometí nada.

-No fue una promesa exactamente, sino más bien una intención –se quitó la mochila y la sujetó con una mano. Lo miró de arriba abajo con malicia.

Louis no sabía qué pensar. Esa mañana lo había dejado y ahora lo miraba como si fuera un polo en un día de calor. Y él sabía muy bien lo que hacía Harry con los polos.

-¿Has bebido? -preguntó.

La sonrisa de Harry le subió la temperatura del cuerpo.

-Sólo café.

-¿Y cuál es esa intención?

-Tú dijiste que, si conseguías a tu amor, sabrías qué hacer con él -se acercó un paso más-. Pues bien, estoy aquí y espero que me poseas como un loco durante una semana.

Aquello lo excitó en el acto. Louis sabía que tenía que sacarlo de allí enseguida. Cuando se ponía a hablar así...

Tenía que mantener la cabeza fría.

-¿Y por qué crees que tú eres "él"? -era imposible que lo supiera; no se lo había dicho a nadie.

-Dime que no lo soy -sacó una foto de su mochila y se la pasó. Era una foto de él, sorprendido en un momento de debilidad... mirándolo.

-Convénceme de que esto es mentira -insistió.

Louis sabía bien el poder de una fotografía. ¡Qué ironía! Tantos años escondiéndose detrás de una cámara para que ahora lo desnudara una foto.

No podría convencerlo de que no lo quería. Pero sabía que Harry no lo amaba de verdad. No era posible. Le puso las manos en los hombros y lo apartó -. Harry, tú estás despechado. Es demasiado pronto. No me conoces bien.

-Está bien, creo que ya has sacado todos tus argumentos. Pues ahora me toca hablar a mí. En primer lugar, Zayn me hirió en mi orgullo -le dio con el dedo en el pecho-, tú me has partido el corazón. En segundo lugar, ¿para qué es pronto? El amor no tiene tiempo. Y tercero, no me digas que no te conozco.

Le tomó la mano y se la llevó a los labios.

-Te conocí cuando saliste al alféizar por mi gato. Te conocí cuando me dabas la mano en la oscuridad y cuando cubrías a Zayn. Te conocí cuando fuiste corriendo a ver a tus padres porque te necesitaban, cuando me secaste y me llevaste a la cama en brazos porque estaba muy cansado para moverme. Seguro que hay muchas facetas de ti que todavía no he visto, pero no me digas que no te conozco.

Louis quería creerle, pero sabía cosas que Harry desconocía. Sabía que, cuando lo conociera, conociera el núcleo vacío dentro de él, no podría quererlo.

Apartó la mano y se alejó unos pasos.

-¿No lo comprendes? -tenía que hacérselo entender. -Yo soy Hades, señor de la oscuridad. Tú eres Perséfone, luz y belleza. No debes estar conmigo.

Harry abrió mucho la boca unos segundos.

-Por favor, dime que no crees esas bobadas que acaban de salir de tu boca. ¿Por qué diablos iba a querer yo ser un blando como Perséfone? Si te gustan las analogías mitológicas, por lo menos compárame a Atenea o Artemisa, no a un inútil al que tuvo que salvar su madre -lanzó la mochila sobre el sofá-. Pensaba llamar a un psicólogo el lunes para mí, pero creo que eres tú el que debe pedir cita.

-Yo no necesito un psicólogo -repuso él-. Y si tan maravilloso soy, ¿por qué intentas cambiarme?

-Yo no intento cambiarte -levantó las manos en el aire-. Sólo intento que comprendas un par de cosas. Y si no dejas de decir locuras, sí necesitaras un psicólogo.

-¿Y crees que puedes anularlas sólo con decir que son locuras?

-Escucha, amigo. Tú fuiste el que me dijo que, si iba a dejar que la opinión de mis padres dirigiera mi vida, hiciera las maletas y volviera a casa. Sigue tu propio consejo y no dejes que tus padres arruinen tu capacidad para tener una relación.

Louis suspiró.
-¿Por qué necesitas tú un psicólogo?

-Porque me estás volviendo loco.

Él se cruzó de brazos.

-¿Cómo te vuelvo loco?

-Bueno, tú personalmente no, pero sí esos sueños. No entendía cómo podía querer a Zayn y soñar contigo todas las noches. Pero ahora ya no necesito un psicólogo para eso. No quiero a Zayn, bueno, sí lo quiero, pero como a un cruce entre hermano y amigo, no como te quiero a ti.

Tenía que reconocer que Harry hablaba con lógica.

-¡Oh!

-¿Eso es todo? ¿No vas a decir nada más?

-¿Qué quieres que diga?

Harry cerró los ojos, como si estuviera perdiendo la paciencia.

-Louis, creo que tenemos un futuro largo y feliz por delante. Sé que me quieres, pero me gustaría oírlo sin tener que sacártelo con sacacorchos -se acercó y le puso una mano en la mejilla-.Yo te quiero. ¿Tan difícil es decir eso?

La foto ya lo decía a gritos, pero Louis optó por decirlo también con los labios.

-Te quiero.

-Gracias -parecía tan feliz que a él casi se le partió el corazón.

¿Y si no cumplía con sus expectativas? ¿Y si no era el hombre que Harry creía?

-Pero eso no cambia nada.

-Y un cuerno. No te vas a librar de mí porque te quiero y sé que me quieres. Adelante, retírate detrás de ese muro que te has construido, pero te juro que lo hundiré aunque tenga que hacerlo ladrillo a ladrillo. Te aseguro que estoy entrenado para luchar por lo que quiero y que esto es la guerra.

-Te cansarás. Antes o después descubrirás que no soy esa versión romántica que te has forjado en tu mente.

-Te equivocas. Y por favor, no me digas que soy irracional. No me hago ilusiones. Eres arrogante, testarudo, sarcástico y mandón.

-¿Tú me has llamado mandón?

-Por eso hacemos tan buena pareja. No me asustas porque yo soy igual -se sentó en el sofá y tiró de él hasta sentar a Louis al lado-. Tú me dijiste que habías pasado miedo en alféizar de la ventana. Tener miedo está bien. Para eso está el valor. Para afrontar lo que no te da miedo no se necesita valor. Tener miedo está bien, pero huir de él no.

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Noche Tentadora {Larry Stylinson}Where stories live. Discover now