Capítulo lX

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-Alto ahí. Espera un momento. ¿Sientes que haya interpretado mal tus acciones? Si te vas a disculpar, hazlo bien. Si no, ahórrate la saliva. Pero no se te ocurra insultarme con la disculpa.
Él tuvo el buen sentido de parecer algo avergonzado, pero todavía arrogante. Y muy sexy a la luz de las velas.

-Tienes razón. Me he portado como un imbécil y sigo portándome como un imbécil.
Aquello sorprendió Harry. Aunque, por otra parte, nunca sabía lo que podía esperar de Louis.

-Yo no te he llamado imbécil. Bueno, a lo mejor sí que era eso lo que insinuaba -ya estaba harto de todo aquello. ¿Qué sentido tenía?-. Vamos al grano. Yo nunca te he caído bien. Tú apenas has podido mostrarte educado conmigo y nunca he sabido por qué. El día que me fotografiaste pensé que era diferente... pensé... bueno, no importa. Ya soy mayorcito y, después de enterarme de que mi prometido prefiere a otro hombre, supongo que esto ya no puede ser peor, así que ¿por qué no me lo cuentas? Dime por qué nunca te he caído bien. Dicen que la confesión es buena para el alma.

-No creo que...

-Oh, vamos, Louis. Sé sincero. Hay algo en la oscuridad de la noche que hace aflorar los puntos oscuros. Ya sabes cómo es eso. Cosas que jamás pensarías a la luz del día. Cosas que nunca harías o dirías en otro momento se pueden decir en la oscuridad.
Su beso apasionado... su lengua en la boca de él y las manos de él en sus nalgas... todo eso estaba aún entre ellos. Harry lo veía en su rostro.

-Los dos sabemos que nunca he tenido agallas para preguntártelo y seguramente nunca vuelva a tenerlas. De hecho, es probable que nuestros caminos no vuelvan a cruzarse después de esta noche, así que vamos a dejar que la oscuridad nos dé valor y tener una conversación de verdad -dijo.
La idea de no volver a verlo nunca le resultaba más inquietante que el pensamiento de no ver más a Zayn. 
Sabía que lo estaba pinchando, pero era mejor que arrojarse en sus brazos, sentir los latidos de su corazón bajo el suyo, probar el calor de su pasión, regodearse en aquel deseo que lo dejaba anhelante y húmedo. Ansiaba descubrir de primera mano si la pasión entre ellos era tan potente e increíble como en sus sueños.
Si nuestros caminos no vuelven a cruzarse nunca, ¿qué puede importarte la respuesta? - preguntó él.

-Será algo que me preocupe hasta que tenga la respuesta. Soy un chico muy testarudo y seguiré pensando por qué no te he caído bien hasta que dentro de años me vea obligado a buscarte y exigir una respuesta para poder dejar de tomar Prozac.
Louis frunció el ceño confuso.

-¿Tomas antidepresivos?
Harry le sonrió. Resultaba muy raro intentar convencer a un hombre para que le dijera lo que no le gustaba de él. Pero ninguno de los sentimientos que Louis producía en Harry eran normales ni cómodos.

-No. Pero si no me das una respuesta, me volveré loco y tendré que empezar a tomarlos, así que contéstame de una vez.
Él movió la cabeza, pero parecía más relajado y extendió el brazo a lo largo del respaldo del sofá. Tenía unos brazos bonitos. Con la cantidad justa de músculo y vello oscuro. ¿A quién pretendía engañar? Todo en él resultaba muy sexy. Y Harry ya no tenía que sentirse culpable porque le gustara. Era libre.

-¿En tu familia todos os comunicáis así? - preguntó él.

-No -rió Harry. Y le devolvió la pelota-. ¿Y en tu familia todos intentáis evitar preguntas cambiando de tema?
Louis sonrió y Harry sintió una buena dosis de lujuria libre de culpa.

-No. Simplemente no hablamos.
Era la primera vez que comentaba algo sobre su familia y Harry sintió curiosidad.

-¿La altivez de los británicos?

-Algo así. Y tienen la cabeza llena de objetos y civilizaciones antiguas.
Harry sabía por Zayn que su padre era conservador de un museo y su madre profesora de arqueología... o quizá de antropología.

Noche Tentadora {Larry Stylinson}Where stories live. Discover now