Capítulo 11 «Roto»

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Los Ángeles, California.

Capítulo 11 : Dave.

Roto.


—No puedes hacer eso, Dave —me regañó Blake— ¿Que harás con los familiares y amigos?

—Su madre vive en Sacramento no se dará cuenta y sus amigos son Rogues Sigma, a sus padres les he ofrecido aceptarlos en la manada si no hablan —respondí con suficiencia.

—¿Y el hermano? —preguntó Peter.

—Peter no me gusta nada que te preocupes tanto por MI Luna —dije girándome a verle serio.

—¿No decías que no era tu Luna sino tu mate, solo? —preguntó alzando una ceja.

—No te acerques a ella —ordené serio.

—Dave, no puedes encerrarla con los locos, se volverá igual que ellos en dos días —dijo Blake mirándome serio pero preocupado a la vez— Es tu mate.

—Si se vuelve loca es mejor para mí, tendré hijos por con ella y luego la abandonaré por ahí y no recordará a sus hijos y si lo hace la tomarán por loca —respondí sentándome en mi sillón de Alpha.

—No puedo creer lo que dices, Dave, no puedo —dijo Blake bajando la mirada—Pensé que te conocía.

—Me retiro, Alpha —dijo Peter marchándose.

Suspiré mientras observaba la Luna, a esta hora mi mate estaría amarrada a una cama de locos.

—Mañana la sacaré de ahí a primera hora —dije mirando la Luna.

—Dave, si la tratas bien puede que acepte quedarse contigo y podríais ser felices —oí a Blake.

El solo pensar en mi hermana de 3 meses y a mi tía siendo torturadas para después ser asesinadas por humanos me destrozaba el alma. Me puse serio.

—Nunca seré feliz con esa mujer —espeté mirando por el ventanal.

—¿Vas a dejar que tu odio por los humanos supere el amor por tu mate? —preguntó desde el sillón frente a mí.

—Yo no quiero a Noah Alissa —repliqué.

—Es verdad, tú la amas. Sé que no soy experto en mates ya que no tengo pero tengo amigos que sí, ellos dicen que nada más olerla la aman, siente el amor por ella en su pecho —lo oí hablar— Lo sientes pero te niegas a aceptarlo.

—Ella esta rota —dije simple—Lo sabes tanto como yo.

—Tú también estás roto —suspiré porque sabía que era verdad— Sana sus heridas y ella hará lo mismo contigo. Podréis ser felices.

Lo miré y sonreí débilmente.

***

Observé sus ojeras bajo los ojos, sabía que era por los vecinos de cuarto que gritaban por las noches, su pelo estaba alborotado, sus ojos estaban entrecerrados y sus labios agrietados. Sus manos estaban siendo agarradas por dos licantropos de uniforme. Ella vestía de blanco y sus pies blancos estaban descalzos.

—Noah Alissa —llamé su atención y ví como sus ojos desorientados buscaron mi voz— Te llevaré a mi casa y espero que hayas aprendido aquí que debes respetarme.

—Como digas —espetó con voz ronca.

—Dejarmela —ordené dando un paso hacia ella.

Cogí su brazo y empezamos a caminar en silencio.

—¿Que me harás? —preguntó.

La miré de reojo y volví a mirar al frente.

—Estarás en mi casa. Blake te ayudará a elegir algún empleado que sea quien se encargue de ti o cosas de esas —hablé sin mirarle— ¿Te la pasaste bien?

Me miró mal y luego bufó.

—Genial. Me hice amigos de unos —habló con ironía.

—No me hables así. La ironía es de mentes débiles —dije entrando en el ascensor con ella— Espero que sepas que si te comportas mal o no me tratas con respeto volverás ahí.

Noté como se estremeció a mi lado. Suspiré y la miré, Noah miraba sus manos. Me acerqué dubitativo sobre lo siguiente que iba a hacer y choque mis labios contra su suave mejilla. Sorprendida, ella se alejó.

—¿Que haces? —preguntó frunciendo el ceño, entre enfadada y extrañada.

—Te he dado un beso en la mejilla —respondí con simpleza mientras la arrastraba fuera del ascensor.

—¿Por que? —preguntó.

—Por que me ha dado la gana —respondí encogiendome de hombros.

La metí en el coche y luego me subí yo en el lado de conductor.

—No entiendo para que me tienes aquí y no repitas que necesitas mi vientre para tus futuros herederos porque no me creo eso —fruncí el ceño ante sus palabras.

—¿Porque? —pregunté conduciendo por la manada.

—Por que podrías tener a cualquier mujer para eso. He observado que eres un hombre de poder así que dudo que a ninguna mujer no le gustase llevar tus herederos en su vientre, así que... —se encogió de hombros observando por la ventana.

—No puedo tener hijos con otras —respondí deteniendome en un paso de cebra.

—¿Eres estéril? Entonces, no lo entiendo —dijo confusa.

Suspiré, esta chica me estaba exasperando.

—Puedo demostrarte que si puedo tener hijos en mi habitación —respondí levantando una ceja.

—No, gracias —dijo arrugando la nariz lo que produjo una sonrrisa en mí— Entonces ¿Porque yo?

—Porque tú eres especial para mí.

LO SIENTO, ERES MÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora