Capítulo 45: «Su marca de la felicidad»

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Los Ángeles, California.

Capítulo 45: Noah.

Abrí los ojos y pestañeé varias veces por el frío. Me enderecé y gemí de dolor por el dolor que sentí en mi latera y en mi cabeza, alcé la camiseta de hombre que tenía y descubrí un vendaje en mi abdomen. Alcé la mirada de ahí y gruñí por el dolor del cuello al mover este.

Reconocí la habitación de Dave y me alivié. Lo último que recordaba era a Louis sobre mí asfixiandome mientras yo trataba de liberarme. Cerré los ojos con fuerza y deseé con todas las ganas que tenía que a Abbygail no le haya pasado nada.

Me moví y gemí de dolor cuando me apoye en mis muñecas. Las ví y ví que una de ellas tenía un vendaje mientras la otra tenía una marca de unos dientes. Exactamente, los del lobo de Louis.

Salí completamente de la cama y me serví con dolor un vaso de agua ya que había una jarra en la mesita de noche. Jadeé del placer al sentir el líquido recorriendo mi garganta.

Salí de la habitación descalza y cubriendome con la sábana de la cama de Dave ya que lo único que cargaba era la camisa de quién supongo que es de Dave.

—¿Señori...? —la voz de un hombre me detuvo y me giré con cuidado— ¡Luna! —se sorprendió y me miró cauteloso— Debería de estar descansando ¿Quiere que llame al Alpha? ¿La llevo a algún lado?

—Creo que me hace falta estirar las piernas —bromeé aunque era verdad, las sentía tiesas— Pero puedes acompañarme.

—Claro —asintió y me tendió su brazo para que me sujetase.

Lo cogí con cuidado.

—¿Qué ha sucedido?

—No lo sé con exactitud pero creo que alguien llamó al Alpha faltando unas horas para que se acabase el celo y él se marchó —contestó— Cuando volvió ya había acabado el celo, y más tarde se corrió el rumor de que usted estaba en el hospital —explicó— Al acabar el celo, la trajeron aquí.

—¿No había una chica conmigo? —pregunté preocupada.

—No lo creo, Luna. Yo no sé de ninguna otra chica que trajeron —negó con la cabeza y negué con la cabeza, Abby no podía estar muerta— ¿Luna?

—Lléveme con el Alpha —ordené.

Me cogió en brazos y comenzó a trotar conmigo encima. No estaba dispuesta a perder a Abbygail, ella no podía estar muerta.

Cuando se detuvo ante el despacho de Dave, me dejó en el suelo con cuidado y lo aparté cuando quiso tocar la puerta y entré sin importarme el dolor de mi cuerpo al hacer todos esos sentimientos.

Me encontré con Dave, Lance y Alice. Todos me miraron sorprendidos y el primero en reaccionar fue Dave que vino corriendo hacia mí y me abrazó con fuerza haciendo que me quede. Se separó enseguida.

—Perdón, perdón —se disculpó y lo analicé. El pelo lo tenía desordenado como si hubiera tirado de él, tenía ojeras profundas bajo sus ojos, sus labios estaban resecos y sus ojos me veían preocupado y anhelante— Ven, siéntate —pidió y me ofreció una de las sillas.

—¿Y Abby? —pregunté con voz rasposa por la sequedad de mi garganta.

Lance me pasó un vaso de agua y bebí de él mientras solo miraba a Dave.

—Ella está bien, en su casa —respondió Alice Brooke y la miré. Se incomodó y se removió.

—¿Qué fue...?

—Sentí que algo estaba mal —me interrumpió Dave leyendo mi mente— Sentí una opresión en mi pecho y salí a buscarte.

—Creo que será mejor que nos vayamos —comentó Lance y lo miré— Me alegro de que estés bien, Noah —me besó la cabeza y se retiró junto a Alice que me sonrió tímida.

LO SIENTO, ERES MÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora