Capítulo 38: «CONEXIÓN»

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San Diego, California.

Capítulo 38: Noah.

«CONEXIÓN»

Los tres siguientes días me sentí como una niña pequeña, Dave se quedó en mi casa todo el tiempo, haciéndome mimos y cocinandome, sin dejarme hacer nada a mí. No me forzó a que le dijera nada más sobre mi madre ni sobre Jackson.

Solo hablamos sobre las películas y series que nos gustaban, sobre todo series, y sino, hablábamos sobre nuestros gustos sobre la comida, la música y descubrí que Dave odiaba el pollo, que su grupo de cantantes favorito era Imagines Dragons, su color favorito era el blanco y que le encantaban las películas cómicas de romance.

Increíblemente Blake no vino estos días, aunque bueno, seguramente Dave le avisó. Quién si pasó por casa, fue Louis, él se quedó unos instantes pero al ver que Dave no se iba para dejarnos hablar solos, se marchó y no volvió. Obviamente me escribió y estuvimos hablando, pero luego, ya no pude prestarle atención debido a que Dave o me quitaba el móvil o me distraía, así que me decidí por no prestar atención al móvil. Connor, Spencer y Abby solo me escribieron y me llamaron pero como dije, preferí dejar el móvil para darle su merecida atención a Dave.

—Noah —me giré a ver a Dave y le sonreí mientras metía en mi boca un puñado de palomitas— Hay un problema.

—¿Qué sucede? —fruncí el ceño y le seguí con la mirada hasta que se tiró en el lugar a mi lado en el sofá.

—No podré quedarme a ver películas contigo —ladeó la cabeza mientras tomaba mis manos— Le he dejado el trabajo a Blake y a Peter, pero debo volver , al menos hoy, para así estar mañana contigo.

—No te preocupes —le sonreí suavemente mientras apartaba las manos disimuladamente para coger un par de palomitas— Yo me quedaré durmiendo todo el día.

Inclinó un poco la cabeza mientras veía donde estaban nuestras manos unidas, como si estuviera pensando en algo, luego me miró con una sonrrisa suave a los ojos.

—Eres una perezosa cuando te miman mucho como yo —comentó.

—Eso no es verdad —bufé.

—Ay, Noah —sonrió y cogió unas cuantas palomitas para meterlas en su boca— Me voy, mi amor —se inclinó y besó mis labios castamente. Fruncí el ceño y él rió por mi mueca.

—Me has robado un beso —me quejé.

—Acostumbrate, amor —me sonrío.

—¿Qué pasó con los otros besos? ¿No puedes seguir dándome esos? —pregunté.

—Noah, no siempre te daré besos en la frente —se burló— Ahora he deseado darte un beso en los labios y lo he hecho.

Fruncí los labios y luego sonreí.

—Está bien —asentí y me incliné para darle un beso casto en los labios, al igual que él antes me lo dió a mí— Entonces, yo también puedo robarte besos.

—¡Pues claro que puedes! —gritó y tiró de mi hacia él.

—¡Las palomitas, Dave! —me quejé pero ya era muy tarde, Dave me tenía tendida en su regazo y las palomitas regadas por el suelo— ¡Dave!

Dave empezó a besar todo mi rostro mientras yo reía divertida, hasta que se quedó quieto.

—Me estás distrayendo, Noah —negó con la cabeza.

—Vete ya —le dije mientras le sonreía y me levantaba.

—¡No puedo! —replicó divertido y volvió a tirar de mí para dejarme en su regazo. Besó mis labios por un milisegundo y después se apartó para levantarse— Ya me voy que sino se me hace tarde.

LO SIENTO, ERES MÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora