Capítulo 19 «Piedra de Luna»

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Los Ángeles, California.

Capítulo 19: Noah.

Piedra de Luna.

Caminaba de un lado de la habitación al otro. Dave no había llegado desde que se lo habían llevado los soldados en el despacho y no era que me preocupaba por él, no, por él no. En realidad, me preocupaba por mí. No quería estar a solas con él después de ver cómo era su lobo. Si ya decía que Dave era celoso y posesivo, su lobo, Thomas era un maldito psicópata, lo cual me causaba risa sabiendo cómo le llamaba yo antes. " Psicópata"

Ya está. Lo haré. Me levanté de la cama y cogí el teléfono para después salir de la habitación con rapidez. Empecé a mirar por el pasillo haber si había alguien, pero no, no había nadie. Era algo normal siendo las 11.45pm. Me dirigí hacia el ascensor y me adentre en él mientras pulsaba el botón de la planta principal. Hace poco había visto un invernadero en el jardín, solo que estaba algo alejado de la mansión.

Cuando llegué a la planta principal, caminé hacia el jardín y una vez ahí, me dirigí hacia el invernadero. Entré en él ya que tenía las puertas abiertas y me quedé muda al observar todas las flores que habían.

Empecé a caminar por el largo invernadero tocando los pétalos de las diferentes flores que se encontraban allí, eran diferentes y a la vez tan similares...

Encendí el móvil y dudé en llamar, pero lo hice, ya me daba igual si Dave escuchaba la conversación o no. Marqué el número y empecé a escuchar los pitidos.

Hola —escuché su voz y sonreí— Soy Jackson Collins, por ahora no puedo contestarte pero en cuanto pueda lo haré y si quieres deja un mensaje después de la llamad... —se calló al escuchar mi voz llamándolo— Gracias.

Suspiré.

—Hola, Jack, soy Noah —susurré— Faltan unos 5 minutos para mi decimoséptimo cumpleaños y quería escuchar tu voz, pero imagino que estas con los exámenes y todo eso... —se me quebró la voz y mis ojos se aguaron— Quería decirte que me iré un tiempo de Los Ángeles, pero no te preocupes, no me pasa. Estoy muy bien aunque te extraño mucho. Te amo, hermanito.

Colgué la llamada y me limpie las lágrimas que se me habían quedado en los ojos. No lo pude evitar y sollocé.

—Noah Alissa —escuché la voz de Dave y me giré . Su camisa estaba sin la corbata y su chaqueta no estaba presente, además de tener desordenado su pelo rubio— Quiero decirte algo.

—No me hace falta —dije dándome la vuelta para mirar una flor.

—Desde pequeño, mi abuelo me instruyó —habló relajado. Lo miré de reojo y observé que se acercaba lentamente por lo que me fui alejando un tanto con lentitud— Él decía que mi padre era demasiado compasivo, que no explotaba su potencial como Alpha, pero que era error suyo por no instruirle, así que me instruyó a mi.

—No quiero escuchar.

—Mi abuelo no era un hombre muy civilizado, era más un salvaje y creo que por eso siempre se dejaba llevar por su bestia —susurró, luego suspiró como si el aire le pesara— Mi educación fue dirigida por mi padre, el cariño me lo daba mi madre junto con mi tía... —noté un temblor en su voz al nombrar a su tía—... y mi abuelo me daba el entrenamiento.

—Detente.

—Mi abuelo solo me dió una lección —escuché su bufido y me giré para verle. Permanecía observándome desde más o menos unos cinco metros, con sus hombros caídos y sus ojos levemente cerrados— Me dijo que un Alpha nunca se disculpa.

LO SIENTO, ERES MÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora