Capítulo 34«Nuestro Futuro»

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San Diego, California.

Capítulo 34: Noah.

«Nuestro Futuro.»


—¿Qué desean tomar? —preguntó la chica de uniforme rosa pastel que se colocó las gafas sin mirarnos.

—¿Qué deseas? —me preguntó Dave y alcé una ceja.

—Un refresco de naranja —le dí la orden a la chica que enseguida apuntó para después levantar la mirada y observar a Dave.

—Dave... —abrió los ojos la chica— ¿No te acuerdas de mí?

Dave apartó la mirada de mí y la observó con el ceño fruncido.

—No —contestó seco.

La chica se retiró un mechón de su pelo detrás de la oreja y se sonrrojó mientras jugaba con su peso de un pie al otro.

—Nos conocimos en la discoteca de Fith Cherrys —explicó la chica— Bailamos toda la noche y después...

Algo incomoda me removí en mi lugar cuando me dí cuenta hacia dónde iba todo, lamí mis labios y me eché sobre la silla con los brazos cruzados, totalmente incómoda.

—No me acuerdo —aseguró Dave observándome a mí— Yo tomaré una cerveza —dijo para dar por terminada la conversación con aquella chica, que apuntó su pedido y después se marchó, observándole. Una vez la chica se marchó, me quedé en silencio y él también— Oye, ella no...

—No me importo cuando te follaste a aquella chica en tu despacho, no importa las demás chicas con las que te acostaste —lo interrumpí mirando mis uñas blancas.

Él se quedó en silencio por un momento.

—Si te importa, lo puedo percibir —replicó y alcé una ceja sin mirarlo.

—¿Así? ¿Y cómo? —pregunté bufando.

—¿Porque no me mirás a los ojos? —preguntó con un tono burlón.

—Porque no le veo nada de interesante a tu ser —respondí simple.

—Deja de estar a la defensiva, Noah —pidió con voz más suave— Hemos venido a hablar de nosotros aquí.

—¿«Hemos»? ¿«Nosotros»? —pregunté sonriendo divertida— Yo he accedido a venir para escucharte, yo no tengo nada que decir, además, no hay un nosotros. No somos pareja.

—Claro que somos pareja —replicó enseguida irritado— Tú eres mi soulmate.

—Pero tú no el mío —sonreí de manera hipócrita.

—¡Basta, Noah! —golpeó levemente la mesa con una de sus manos en puño. La camarera volvió y dejó los refrescos para después retirarse tras agradecerle— Perdí el control, sí, pero no quiero perderte.

—Dave, nunca me has tenido, me secuestraste —bufé.

—Agg —gruñó— Mírame a los ojos cuando te hablo, Noah —pidió, o más bien ordenó y fruncí los labios.

—Eres tóxico para mí, Dave —alcé la vista y conecté con sus ojos neblinosos brillantes— Lo poco que hemos tenido, esto —señalé el espacio entre él y yo un par de veces— Esto es tóxico.

—No, no ,no —negó con la cabeza— Esto era tóxico. Ahora ya no lo será.

—Dave, eres una persona insegura y yo no quiero tener que soportar tus celos incomprendidos ni tu posesividad —hablé suavemente para que no se altere— Tú me haces mal.

LO SIENTO, ERES MÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora