7 - Byun y el muchacho.

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Lo primero que escuchó Minseok por la mañana, fueron los gritos de alguien desde la calle. Y para su sorpresa, no, no se trataba de Jongdae, al que ya le conocía su maña de alzar la voz.

Se había asomado por la ventana, consiguiéndose con el vecino de la esquina, Baekhyun, en pijamas y armando tremendo escándalo. Lo peor de todo es que cualquiera esperaría que debido a su apariencia gritara como una mujer alterada, pero no, alzaba la voz con determinación y parecía estar seguro de lo que decía cuando señalaba una y otra vez a un muchacho alto que le miraba con suma tranquilidad, atento. Pudo también observar al vecino de al frente Junmyeon, al igual que él observando desde su casa y al de al lado, a Jongdae de la misma manera, solo que este llevaba una taza de té en la mano y cuando le vio, guiñó el ojo coqueto, como si ni intentara disimular a esas horas de la mañana.

El profesor de instituto no pensó en mudarse a esa urbanización para tener que aguantar ese tipo de alborotos y viendo que nadie salía a callar al que gritaba, se puso sus pantuflas de osito porque eran las más cercanas y un suéter encima para salir de su casa.

Los únicos vecinos que no le dieron importancia eran justamente los del revuelo, porque conforme Minseok avanzaba por la acera observaba al resto del vecindario asomado por las ventanas atentos a lo que sucedía. Volteó los ojos hasta ponerlos blancos, aquello parecía un dorama o telenovela y por dios que le molestaban esa clase de programas e historias. Notó que Junmyeon le miraba expectativo y Sehun, con un perrito poodle en brazos y parado en el balcón de su residencia, se tapaba la boca con la mano libre porque al parecer la escena le parecía chistosa.

-¿Es que quieres que tu madre me odie o qué demonios? ¡Agh! ¡No puedo creerlo! -se agarró de los cabello Byun Baekhyun, con el enojo notándosele de lejos al literal.

-No era mi intención. No pienses que voy a pedirte disculpas tampoco. -soltó el joven al cual no le conocía el nombre.

Tuvo que reconocer que todo parecía interesante, pero ¿por qué carajos esa gente discutía en frente de la casa en vez de adentro? Seguro que así se hacía una mínima diferencia al menos. Con el ceño fruncido hasta arrugarse, interrumpió al de estatura más cercana a la suya, quien le miró con cara de quién eres y por qué apareces de pronto.

-Miren, son casi las siete de la mañana y me habría encantado dormir unos minutos más. ¿Podrían callarse? -musitó con toda la chocancia del mundo y con una extraña magia negra que impidió sonara maleducado- Todos los vecinos los están mirando.

Y como si Baekhyun apenas se diera cuenta de esto, volteó hacia los lados con cara de horror, tomando del brazo al otro, que tenía una orejas bien grandes y se dispuso a seguir hasta la que era su casa.

-Lo siento. -soltó el orejón casi cantado antes de que lo arrastraran dentro de la casa. El otro, por el contrario, todavía no había entrado cuando volvió hasta el de pantuflas de osito polar.

-Lo siento. -repitió con su propia voz y obligó al muchacho a mantenerse adentro mientras él se metía también la casa.

Hubo un completo silencio en el vecindario después de eso y él, satisfecho pero no complacido del todo, suspiró, buscando regresarse a donde vivía. Jongdae le miró durante todo ese transcurso y aunque se dio cuenta de que el mayor había evitado su mirada, sonrió en cuanto, al pasar por su jardín, Minseok estornudó tres veces seguidas una tras otra.

-¡Los domingos son para descansar, joder! -dijo antes de tirar de la puerta de su propia casa.

Era hasta interesante ver al citadino de tan mal humor.



Mi jardín favorito ‹ chenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora