22 - El felino y el roedor.

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—¿Con tu ex...?

Eso fue lo que preguntó Minseok a Jongdae, después de que este le comentara que LuHan había negado cualquier intervención de su parte en la relación de ambos, de la llamada de Dahye y hasta lo de que Baekhyun gimoteaba de la manera más extraña que escuchó alguna vez. Era bastante información aunque Minseok de hecho era bueno procesando, y siendo que el primer y el último hecho no le sorprendían tanto, se dejó llamar por la duda del segundo.

Es que Jongdae nunca le hablaba de la tal Dahye.

Arrugó los labios y movió sus dedos pulgares, haciéndolos chocar el uno con el otro mientras estaban en la sala. El clima era agradable y lo único que podía escucharse en el fondo, además del sonido de algunos autos pasar por la calle, eran los vecinos del frente que disfrutaban una parrillada. Según le habían contado a Minseok, la mujer de Junmyeon estaba embarazada, así que esa noche iban a celebrarlo. Los habían invitado a ambos inclusive. Él quiso informar de aquello a su novio, pero por alguna razón, movía la pierna con rapidez y las palabras no salían de su boca.

El trigueño, al notarlo, comprendió que algo no andaba bien.

—¿No quieres que vaya?

—¿Qué? ¿Yo? ¡Bah! —arrugó el ceño Minseok y estiró los brazos— Tú eres un adulto, Jongdae, que sea tu pareja no quiere decir que deba estar dándote órdenes. A lo mejor, ella solo quiere conversar y saber de ti. "Es lo más lógico, no se por qué de pronto me preocupo".

"Quizás, Minseok, es porque ella es una mujer hermosa, y el primer amor de Jongdae, quizás por eso".

Rió como si nada pasara. ¿Quién dice que los adultos no son inseguros también? Hasta Minseok que era de carácter fuerte tenía sus momentos.

—¿Seguro?

—Seguro. Solo no vayas a estarla viendo muy bonito, no se vaya a emocionar —bromeó. Jongdae sonrió por el chiste, y se acercó para besarle en los labios.

Y maldición, qué bien le caía aquel beso. Minseok ladeó el rostro al instante, y Jongdae entendió que no tenía por qué detenerse entonces. Sintió las manos del mayor sujetar su cintura, con firmeza, e intensificó el beso porque tenia que admitir, que quería un poquito más.

Bueno, ¿un poquito? ¡Muchísimo más! Era problemático, pues solían estar ocupados y ahora él tenía al dúo dinámico de la cuadra interrumpiendo a cada momento en su casa. No obstante, en aquellos instantes, estaban solos, así que ambos aprovecharon para probar cómo se debía la boca del otro. Chocando sus labios, abrazandolos y empujándose a lo mutuo.

—Si en realidad no quieres que vaya, cancelo la reunión, Minseok... —susurró entre lo que se había convertido en una sucesión de lentos besos, y el de ojos puntiagudos frunció el ceño, subiendo una de sus manos para jalar de su nuca. Quería besar al menor hasta dejar ambos pares labios rojos, no quería estar hablando.

—Mierda, Jongdae, ya te dije que puedes ir —respondió en un gruñido, volviendo a besarlo, por fin recostándose sobre el sofá para dejar al otro encima. Su corazón palpitaba con lentitud, pero con intensidad, y supo que dejar que se viera con la mujer era lo correcto; no dudaba de Jongdae, confiaba en él. Este le sonrió aún sobre, más aliviado.

—Me gusta jugar con tu paciencia.

—Se nota.

—Me gustas, Minseok.

—Yo estoy enamorado de ti, Jongade... —confesó, con la vista fija en los ojos oscuros del otro, libre, contento y queriendo otros besos. Aquello conmovió de la manera más íntima al nombrado, quien se sentía igual, y bajó para chocar su nariz con la del más bajo.

—También estoy enamorado de ti ¿se nota mucho?

—Lo suficiente como para que yo lo sepa, y eso es lo que me importa —ambos sonrieron—. Pero, antes de seguir besándonos, mi felino... ¿Podrías cerrar las ventanas? —pidió, y aquello hizo que Jongdae regresara a la tierra.

—¡Cierto! Cualquiera podría... —se giró un tanto, todavía desde la misma posición, y notó que Sehun los miraba desde la acera, incluso a distancia, como si ellos fueran el entretenimiento del año.

—P-puedo explicarlo —alzó la voz el joven, sudando.

Jongdae no esperó ninguna explicación y pasó la cortina, echándose encima de su roedor cachetón luego.

Los teléfonos sonaron, solo que ellos estuvieron demasiado ocupados como para contestarlo, así como para ir a la parrilla al rato.






Nota:

Perdón por tardar, en recompensa mañana publico el siguiente capítulo, gracias a quienes lean <3

Mi jardín favorito ‹ chenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora