—Kuso... —susurró Kaoru, mirando el alrededor como si estuviese sitiado de demonios.
Los exploradores que lo acompañaban no estaban en mejor estado; uno de ellos incluso cayó de rodillas mirando las cavernas con desolación y comenzó a murmurar un padre nuestro. Un escalofrío recorrió la espalda de Nadine, indecisa en si preguntarle a Kaoru lo que estaba ocurriendo o mantenerse en la oscuridad y evitar preocupaciones.
—¿Por qué no van todos hacia las cavernas y nos esperan frente a la puerta principal? –propuso Cécile palmeando las manos para llamar la atención de los niños. Su sonrisa era forzada, pero su calidez genuina—. ¡Ni se les ocurra entrar en las cuevas como Balaji! Los quiero a todos sentados como polluelos.
Los niños se lanzaron miradas dudosas entre ellos, pero obedecieron nerviosos. Pronto, quedaron solas y Cécile se apresuró a tomar del brazo a Nadine y arrastrarla hacia donde Kaoru seguía murmurando maldiciones en japonés con su vista hipnotizada. Al parecer, escucharía las malas noticias aunque no lo quisiera. Kaoru no notó la presencia de las dos chicas hasta que prácticamente estuvieron encima de él, provocándole un sobresalto casi cómico de no ser por la situación.
—¿Qué diablos pasa? –preguntó Cécile sin rodeos por más que su mano temblaba en el brazo de Nadine.
Kaoru, con la respiración todavía agitada, las miró desconcertado para luego pestañear varias veces.
—¿Qué hacen aquí? –preguntó entrecerrando sus ojos.
—Trajimos a los niños para evitar que sintieran el olor a humano rostizado y vieran a los religiosos en contra de la incineración pelearse con el resto –explicó Cécile—. Ahora dinos de una vez por qué parece que acabas de despertar de una pesadilla.
—Quizás sea mejor que hable primero con Signe... —sugirió incómodo Kaoru.
Cécile lo asesinó con la mirada.
—Kaoru, no sé quién ha elegido a Signe como presidente y, honestamente, no me importa. Pero si no nos dices qué has visto en los próximos minutos, Cécile te arrancará la cabeza de un mordisco –dijo Nadine con un suspiro cansado.
El chico pareció convencido de que a Cécile le crecerían colmillos en cualquier momento porque llevando una mano a su cabeza rapada comenzó a relatar sin otra excusa.
—Fuimos a explorar más allá de las cavernas para luego hacer un perímetro. Todo parecía ideal al principio: pequeños roedores, flores, algún que otro insecto peludo... Nada peligroso. Incluso vimos algunas aves.
—Eso es bueno, ¿o no? –preguntó Nadine entusiasmada, quizás no fuera una mala noticia después de todo. Kaoru hizo una mueca.
—Caminamos mucho, no sé exactamente cuánto porque el sol no se mueve, ¿se dieron cuenta? Varias horas diría yo, las piernas me duelen muchísimo.
—Al grano, Kaoru. ¡Al grano! –reprochó Cécile.
—Caminamos durante horas y volvimos a aquí.
—No entiendo, ¿qué es lo grave? –cuestionó Nadine entre aliviada y decepcionada.
—¡QUE VOLVIMOS AQUÍ! –gritó Kaoru haciendo ademanes con sus manos alrededor perdiendo su característica paciencia.
—Kaoru, respira hondo y busca palabras que logremos entender –reprochó Cécile.
El chico obedeció, aunque no se lo notó más calmado. Frustrado hizo un puño con las manos y mordió su labio inferior.
![](https://img.wattpad.com/cover/75280340-288-k916752.jpg)
ESTÁS LEYENDO
NOVA
Science FictionEn un futuro cercano, la superpoblación amenaza con arruinar la economía mundial. En respuesta, los gobiernos mundiales crean El Loto, una lotería a escala global que pretende reclutar conejillos de indias para un experimento radical, suicida y obli...