Una semana llevó que todos los colonos hicieran el viaje a las cavernas y dejaran los alrededores de la nave como lugar de honor para rememorar los muertos. Todos aquellos que habían sido gravemente heridos ya no estaban entre los vivos; sus cuerpos calcinados por las llamas de las grandes hogueras comunitarias incluso ante protestas de diferentes grupos religiosos. Una nueva etapa comenzaría de ahora en más.
Sólo un pequeño grupo aún permanecía en la nave, rescatando todo aquello que podría ser útil en los siguientes días para no tener que ir y venir todo el tiempo. En el nuevo campamento, la organización ya no era tan sutil y el bullicio se había vuelto algo cotidiano.
Las cavernas se iban asignando de a grupos, aunque siempre había personas que querían apelar el espacio que les había sido asignado o solicitar que se los colocara junto a otras personas. Era un trabajo tedioso e irritante del cual Nadine no quería tener nada que ver. Que lo manejaran otros. Ella misma había sido asignada a una caverna junto a otras cuatro mujeres: Cécile, quien se turnaba con otras personas para dormir en una de las cavernas designadas a los niños; Donatella, la mujer que había encontrado a Brian cuando habían estrellado en NOVA; Victoria, una habladora y risueña mujer de mediana edad, bastante redonda para haber estado en entrenamiento durante meses; y Linh, una mujer que a pesar de estar en su tercera década seguía pareciendo de catorce y cuya irritabilidad hacía que se asemejara a un cactus con espinas invisibles.
Todos tendrían que acostumbrarse a vivir sin privacidad de ahora en más, por lo menos hasta que construyeran sus propias casas. No sólo el hecho de vivir cinco personas en un pequeño espacio impedía tener un momento a solas, sino que las cavernas estaban unidas por túneles y pasillos, por lo que para salir al exterior a veces había que cruzar decenas de pequeñas cavernas habitadas.
Sin embargo, Nadine continuaba durmiendo en el exterior reposada sobre una de las rocas de la ladera donde hacía una semana se había dispuesto a tomar sol. No era porque se llevara mal con las mujeres o porque detestara sobremanera el hacinamiento, como muchos especulaban con sorna, sino la sensación de que las pesadillas incrementaban estando dentro del complejo. Saber que la luz del sol la iluminaba la hacía sentir más protegida en cierto modo, le permitía descansar mejor.
Únicamente cuando empezó a notar el picor de su piel comenzó a abstenerse de perseguir un bronceado permanente. Su cuerpo, al igual que el de muchas otras personas, estaba empezando a presentar las consecuencias de habitar un planeta donde el sol se mantenía fuerte de forma permanente y no había protector solar disponible. Los médicos tenían nuevas consultas, no habiendo tenido un respiro desde que se estrellara la nave. De todas maneras, Nadine continuó durmiendo en el exterior, bajo la sombra de alguna piedra o árbol.
La falta de descanso tenía a todos con un humor irritable que estallaba ante la más mínima provocación; el campamento no era un lugar feliz. El Dr. Shaoran Lao y su equipo trabajaban sin cesar en consultar a diferentes personas sobre sus pesadillas, determinar las causas y en lo posible presentar un plan de acción para superar el problema. Por ahora su única teoría no convencía a nadie.
—Todos hemos pasado por eventos traumáticos cuyas consecuencias deben estar expresándose mediante pesadillas. El pánico y el miedo se fomentan en los grupos... Se "contagia", por decirlo de alguna manera. Seguramente con el tiempo irán disminuyendo —escuchó Nadine al Dr. Lao cuando pasó a su lado acompañado de Signe.
—¿Hay algo que podamos hacer? —preguntó la mujer que finalmente había tomado las riendas en el nuevo campamento.
—Simplemente intentar establecer una rutina. La rutina da seguridad a las personas.
—No es tan sencillo...
Es verdad que Nadine pensaba que la psicología era una sarta de especulaciones adornadas con palabras bonitas, pero se notaba a la legua que el Dr. Shao no tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Al parecer eso era una ofensa a su propio orgullo, puesto que se lo veía de forma permanente hablando con su equipo, en diferentes consultas y simplemente preguntando a cada colono se cruzaba sobre sus pesadillas. Aunque Nadine no tenía mucha fe en su disciplina profesional, esperaba con todo su ser que realmente consiguiera resolver el misterio. Quería dormir.
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NOVA
Ciencia FicciónEn un futuro cercano, la superpoblación amenaza con arruinar la economía mundial. En respuesta, los gobiernos mundiales crean El Loto, una lotería a escala global que pretende reclutar conejillos de indias para un experimento radical, suicida y obli...