Capítulo 2

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Capítulo 2: Te extrañé


Mi madre siempre me repite que, cada vez que me encuentre nerviosa, inhale y exhale aire tres veces, que me repita mentalmente que todo estará bien y, así, me sentiré más tranquila. Pero ya respiré como 10 veces, repito en mi cabeza que no hay por qué ponerme en este estado y no logro calmarme. Como dije antes, me acostumbré a la idea de que Tyler ya no regresaría y que, si lo hacía, sería para hacer de todo menos para recuperar nuestra amistad. ¿Y ahora resulta que, como es mi nuevo profesor, tendré que verle la maldita cara todos los días?

No es como que me queje de verlo a diario, si él en verdad se puso muy guapo en estos seis años sin vernos. Si no lo conociera y si no supiera que se trata de la persona que consideraba mi mejor amigo, al igual que las otras chicas, también me sentiría atraída hacia él. En mi preparatoria, el profesor más joven que llegamos a tener tenía 30 años, así que no estábamos acostumbrados a que un joven que casi llegaba a los 25 se volviera el maestro de una de las clases más importantes del instituto.

La mirada del chico se mantenía completamente fija en mí, haciendo que mis nervios solo aumentaran cada vez más. Tengo la opción de ignorarlo y salir corriendo, pero, de todas formas, tendría que enfrentarlo al siguiente día porque esta materia la llevo todos los días, sin contar que sigo viviendo en la misma casa de hace seis años y, si en verdad nunca se olvidó de mí, sabrá identificar exactamente dónde vivo.

Una vez que estuve cerca de él, cerré los ojos y suspiré levemente, abriéndolos nuevamente y diciendo:

—¿Necesita algo, profesor?

—Te extrañé tanto.

Vaya, esto sí que no me lo esperaba. Ya me había resignado a la idea de que Tyler solo me había mandado a llamar para reprocharme por mi comportamiento en clase, pero no me pasó por la cabeza que se levantaría de su asiento y me rodearía con sus brazos, colocando su cabeza encima de la mía mientras me mecía de un lado a otro.

¿Lo abrazo? ¿No lo abrazo? Si lo que se merece este hombre es una buena patada en sus partes sensibles por haberse olvidado de todos nosotros, las personas que esperaban con ansias una llamada o una visita. Sin embargo, para no verme como una maleducada, lo rodeé con mis brazos.

En estos momentos, no sabía qué hacer, no sabía qué decir, no sabía nada. ¿Qué le puedo decir? Hola, Tyler. Te extrañé mucho. Hace tanto tiempo que no te veo. Esperé un mensaje o una llamada tuya, pero nunca llegó. Gracias por olvidarte de mí. No, claro que no le diré eso. ¿O sí?

Unos minutos después, minutos que me parecieron eternos, se separó de mí. No sé si fue mi imaginación, pero vi lágrimas en sus ojos. ¿Estaba llorando por mí? ¿O solo fingía?

—Te extrañé muchísimo, Elle. —Tomó mis manos. Se escuchó un sonido, así que el levantó la manga de mi chaqueta y vio la pulsera que me había regalado. Volvió a mirarme mientras sonreía—. Aún la tienes.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, sonando más brusca de lo que esperaba—. ¿Por qué regresaste, Tyler?

—La beca en la universidad era para la carrera de Química. Al graduarme, estuve dando clases en New York por un corto tiempo, pero me trasladaron aquí porque tendría una mejor paga —me respondió. Soltó una pequeña risa mientras negaba con la cabeza—. ¿Acaso no estás feliz de verme? Soy tu mejor amigo, Elle.

—¿Quieres que esté feliz por verte? Tyler, esperé una llamada tuya, pero nunca llegó. Quería que me mandaras por lo menos un mensaje —le reproché. Su sonrisa se quitaba de su rostro poco a poco, y aunque sabía que lo había hecho sentir mal, no me importó—. Ni siquiera te dignaste a venir a visitar a tus padres, quienes se encontraban completamente preocupados por ti. Parecía como que te habías olvidado de todos nosotros.

El Mejor ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora