Capítulo 16

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Capítulo 16: Las vueltas de la vida


Estas dos semanas pasaron normales y de una forma tan tranquila que hasta a mí me sorprendía. La primera fue de repaso de los temas vistos a lo largo del curso y la segunda y parte de la tercera de exámenes finales en los que, según yo, me fue muy bien. Hoy era el último día que iba a la escuela ya que solo iba a revisar mis calificaciones. Por fortuna, tenía un mes y medio de vacaciones, un tiempo muy bueno para divertirme al máximo con mis amigos y seguir buscando algunas universidades. Ya mandé solicitud a algunas, pero como me siento una inútil, prefiero investigar la mayor cantidad de escuelas posibles para no estar un año completo sin estudiar. Solo espero que alguna de ellas me acepte y, así, poder estudiar mi carrera tan soñada.

Una vez que terminé de peinar mi cabello negro, en el cual ya se notaban mis raíces castañas indicando que tenía que teñirlo de nuevo, bajé a la cocina con mi mochila colgada en mi hombro y mi celular en una mano. Mis padres ya se habían ido, así que estaba completamente sola. Por eso, coloqué algo de música y me preparé un pequeño y rápido desayuno. Lo haría con calma ya que aún faltaba alrededor de media hora para que Bella viniera por mí, así que coloqué algunos panes en la tostadora y esperé a que se tostaran mientras me servía algo de jugo de naranja en un vaso. Una vez que la tostadora hizo el sonido tan anhelado por mí ya que tenía demasiada hambre, saqué los panes, los coloqué en un plato y les unté mermelada de fresa. Una vez que mi gran desayuno estuvo listo, me senté en una de las sillas altas de la cocina, dejé mi desayuno en la barra y, cuando estuve a punto de empezar a comer, el timbre de mi casa sonó. Bufando, dejé mi pan tostado a punto de comer en el plato de mala gana y me puse de pie para abrir. Vaya fue mi sorpresa al abrir la puerta de mi casa y encontrar a semejante persona frente a mí.

—¿Qué rayos...? —exclamé, sorprendida.

—¿Qué? ¿Esperabas a alguien más guapo que yo? —se burló.

—No, no es eso. —Negué con la cabeza, aún boquiabierta—-. Es que... no pensé que regresarías tan pronto.

—Pues lo hice. Aquí estoy de nuevo.

Antes de poder reaccionar, Jensen rodeó mi cintura con ambos brazos y me atrajo hacia él, abrazándome. Aunque me tardé un poco en reaccionar, hice lo mismo y le correspondí el abrazo, pero con menor fuerza que la de él.

Maldita sea, no pensé que regresaría tan pronto. Cuando dijo que tardaría en resolver esos "asuntos", yo pensé que le llevaría mucho más tiempo, como seis meses o incluso un año, no menos de un mes. Me alegra tenerlo de vuelta, sano y salvo, claro que sí... Pero no contaba con que estaría de vuelta y me visitara inmediatamente.

Se separó de mí sin soltar mi cintura. Nuestras caras quedaban tan unidas que el nerviosismo dentro de mí empezó a disiparse poco a poco. Todas las alarmas de mi cuerpo se encendieron cuando intentó acercar sus labios a los míos, pero logré esquivarlo e hice que ese beso diera a parar a mi mejilla. Jensen frunció el ceño y, aprovechando, me separé de él mientras carraspeaba un poco para aligerar el ambiente.

—Ven, pasa. Estaba a punto de desayunar. ¿Quieres algo?

—No, estoy bien —habló, confundido.

Me siguió hasta la cocina. Me senté donde antes me encontraba, y Jensen tomó asiento frente a mí. Empecé a comer en silencio, sintiendo su mirada puesta en mí fijamente. Aunque me sentía algo nerviosa por su vista fija en cada uno de mis movimientos, logré comer ambos panes tostados con mermelada.

—Y... ¿Ya no te irás? —pregunté, introduciendo el último pedazo de pan en mi boca.

—No, por el momento —respondió, asintiendo—. ¿Estás bien, Elle? Te noto algo... diferente.

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