Capítulo 7

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Capítulo 7: Efecto del alcohol


Como dije, no fue necesario pedirles permiso a mis papás. Bastó con un «Mamá, iré mañana a una fiesta con Tyler», y ella me respondió: «Sí, pero no llegues tarde». Cuánta confianza le tienen, creo que le tienen más a él que a mí, ya ni porque soy su hija. ¿El único problema? También le había confirmado a Jensen que estaría junto a él en esa carrera que tanto deseaba. No confiaba en nadie más que en mí al correr. Según él, si me ve ahí, se siente más confiado. Los días en los que no voy a verlo es porque competiría con gente inexperta que solo apuesta su dinero porque sí, pero ahora, tratándose del mejor corredor de París, necesitaba estar en ese lugar alentando a mi amigo.

—¿Querrás que vaya por ti a la misma hora?

—No hace falta. Yo me las arreglaré para ir —mencioné, dejándome caer en la cama—. Escucha, saldré un rato con un amigo, y de una forma u otra me las arreglaré para zafarme de él e ir a verte.

—Ya me lo habías prometido, Giselle... —reprendió.

Joder, él sabía cuánto odiaba ese nombre.

—Lo sé, lo sé —admití—. Te lo prometo, Jensen. Estaré ahí para verte correr.

—Me envías un mensaje cuando llegues, por favor —pidió—. Esperemos que no me pateé el culo.

—Tú se lo patearás a él, estoy segura —me burlé—. Me tengo que arreglar. Te veo en un rato, amigo.

—Ponte bonita.

Reí por su último comentario antes de colgar. Sin embargo, mi sonrisa se borró al no saber qué podría decirle a Tyler para irme más temprano. Se supone que él me llevaría a la fiesta y, después, me dejaría de nuevo en mi casa. Si le pongo una estúpida excusa de que me siento enferma o que estoy cansada, él no dudará en acompañarme, y es lo que no quiero. Pero, tampoco quiero decirle que iré a unas carreras ilegales, conociendo lo santo y educado que es. Si mis papás se enteran de que sigo yendo a esos lugares después de la mala pasada que tuve cuando la policía me atrapó, son capaces de poner madera en mi ventana para evitar que vuelva a escapar. Maldita sea, ¿Qué puedo hacer?

Faltaban unas horas para que Tyler llegara, así que decidí meterme a bañar y, así, ver si alguna loca idea se me ocurre. Duré 15 minutos adentro de la ducha —en los cuales mi cabeza estaba en blanco— y, cuando salí, empecé a buscar mi ropa. Una vez que escogí lo que usaría, me coloqué cada prenda cuidadosamente. Se trataba de una blusa sin manga holgada, que tenía impresa la bandera de Reino Unido; una chaqueta de cuero negra, un pantalón de un gris más claro y unas botas negras que llegaban casi hasta la rodilla. Fui al espejo y me alacié el cabello por completo. Para finalizar, puse un poco de maquillaje en mi cara. No era muy fan de estas cosas, pero también quería sentirme bonita. No sé si se trate de una fiesta formal o informal, pero no me importaba. No llegaría a las carreras con un vestido elegante, sería una vergüenza de por vida donde Jensen me lo recordaría cada vez que tuviera la oportunidad.

Al asegurar que me encontraba completamente lista, vi que mi reloj en la pared marcaba las 7:55 de la noche. Faltan cinco minutos para que llegue Tyler y yo sigo sin una maldita idea en mi cabeza para escaparme. Bajé las escaleras, y encontré a mi madre cocinando y a mi padre viendo un partido de soccer. Soltaba maldiciones y agitaba sus manos, regañando a uno de los equipos que jugaba. No es su culpa siempre alentar a los equipos malos.

—Te ves muy bien, hija —halagó mi madre cuando entré a la cocina junto a ella.

—Gracias. —Me encogí de hombros.

El Mejor ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora