Capítulo 13

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Capítulo 13: La confesión de Brad


¿Entonces... es cierto? ¿Tyler siente algo más por mí que solamente una amistad? Será eso, a menos que tenga otra mejor amiga (lo cual también lo veía probable debido a todos los años que pasó en Estados Unidos). A pesar de eso, él me ha repetido miles de veces que yo soy y seré su única mejor amiga, y aunque siempre pensé que decía que sentía algo más por mí solo para que no me alejara de él, esto que acababa de decir solo hace que me confunda aún más.

Dios, no sé qué pensar ya. Demasiadas emociones se hacían presentes dentro de mí: miedo, felicidad, inseguridad, emoción... ¿Qué rayos pasa conmigo? Se supone que debería sentirme feliz por el hecho de que me di cuenta de que el hombre al que siempre he querido me corresponde, pero... ¿por qué no me siento así? ¿Por qué, en cambio, siento una enorme cantidad de nerviosismo en mi interior?

—¿Sabías que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?

Me sobresalté al escuchar dicha frase muy cerca de mi oreja al mismo tiempo que un pequeño grito salió de mi boca, y gracias a esto, Tyler se giró con rapidez en mi dirección y me miró con curiosidad. Sintiéndome molesta, le di un leve codazo a Brad, pero creo que lo golpeé más fuerte de lo que esperaba ya que empezó a retorcerse.

—Maldita sea, Elle. ¿Por qué no puedes ser más amable y menos agresiva? Cuando te conocí parecías un ángel.

—Ángeles mis ova...

— ¿Elle? ¿Pasa algo? —interrumpió Tyler.

Antes de que pudiera terminar mi frase, miré al chico que yacía frente a mí, quien no quitaba su semblante de confusión. Brad rió por última vez antes de darse media vuelta e irse a quién sabe dónde, dejándonos a solas a Tyler y a mí. Él, al ver que no estaba dispuesta a acercarme, caminó lentamente hasta que quedamos cerca uno del otro.

—¿Todo bien? —volvió a preguntar al ver que yo no emitía ni un sonido.

—Sí, sí. —Asentí repetidas veces—. Solo que...

—Escuchaste lo que le dije a Hannah —dijo, sonando más como afirmación que como pregunta.

—Tal vez...

—Elle... —Me miró con una ceja alzada.

—Está bien, está bien. Sí te escuché —confirmé, moviendo mis brazos de forma exagerada—. Entonces...

—¿Entonces...?

Una sonrisa picarona se formó en su rostro, y poco a poco sentí cómo mis mejillas se iban tornando rosas. Maldita sea, ¿dónde quedó mi rudeza cuando más la necesitaba?

—¿En verdad te gusto? —solté de repente, dándome una bofetada mental por preguntar algo tan tonto como esto.

—Mucho, Elle. —Se acercó más a mí. Tomó mis mejillas con sus manos e hizo que lo mirara fijamente—. ¿Necesito más pruebas para confirmártelo?

—Lo siento por no creerte...

—No te preocupes por eso, ¿de acuerdo? Soy muy malo admitiendo lo que siento, y sé que decía una cosa pero hacía otra completamente diferente. Espero que, con esto, ya no te quede ni una duda de lo que siento por ti.

Sus ojos buscaron los míos y, una vez que ambos nos encontrábamos mirándonos fijamente, no pude evitar preguntarme por qué, de un momento a otro, las cosas habían cambiado tanto. Al irse de Londres así sin más, sin dejar rastro, no pude evitar sentir algo de rencor hacia él. Me había prometido que nunca me dejaría sola, y eso fue lo que hizo. Tuve que lidiar sola con los insultos y humillaciones de mis antiguos compañeros. Necesitaba a alguien en quien confiara para poder decirle todo lo que sentía, todo lo que me atormentaba a diario, pero él ya no estaba. Mis padres sufrían mucho al ver lo mal que llegaba a casa después de un día agotador de clase o las pesadillas que me despertaban constantemente en la madrugada, y no quería preocuparlos más. Sí, tenía una psicóloga que me ayudaba y que me motivó a salir adelante, pero se trataba de una persona que recién conocía y no sentía la misma confianza. Lo necesitaba a él, pero nunca estuvo a mi lado. Así fue hasta que llegó Bella a mi vida quien, siendo una persona muy bonita y popular, no le importó los comentarios de los demás y siempre permanecía conmigo, y así fue hasta que se volvió mi mejor amiga. También, con su ayuda, pude salir adelante, olvidando a Tyler y haciendo que la confianza en mí misma aumentara. No sé qué sería de mí ahora mismo sin ella.

El Mejor ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora