Capítulo 23

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Capítulo 23: Ella es mía.


Cuando me enteré de que Chris me había sido infiel, sí sentí algo de dolor dentro de mí. Sin embargo, no se compara con el dolor que siento ahora. Terminé con él y nunca más volvió a buscarme, hasta ahora. A él le dio igual nuestra relación, y yo, sabiendo que no debía llorar por un imbécil como él, seguí con mi camino. Al cabo, solo era una etapa de mi vida adolescente, y por desgracia, aunque quería mucho a Chris, mi corazón y mi mente seguían en Tyler.

Hice lo que toda chica que toma mala decisiones hace: ser novia de un chico, pero con su mente enfocada en otro. Pensaba que, estando con Chris, dejaría de lado de una vez por todas a Tyler, pensando que él se había olvidado de mí y nunca iba a regresar... pero no funcionó. Cada vez que Chris me besaba, pensaba que era Tyler el que lo hacía. Llegué a querer a Chris Lane, pero ese amor nunca fue tan fuerte como el que sentía por el que, en ese tiempo, era mi mejor amiga.

Tyler ha sido el único hombre del que he estado enamorada, incluso cuando estaba saliendo con Chris, incluso cuando me besaba con Jensen, incluso cuando me besaba con el primero que se me pusiera enfrente. Nunca pude olvidarlo, pero tenía que seguir con mi vida porque nunca pensé que Tyler regresaría. Tenía que aceptar que él se había ido, que había conocido gente nueva y que ya no quería saber nada de mí. O eso pensaba hasta que viajó de nuevo a Londres. Asimismo, tampoco pensé que ambos llegaríamos a tener algo y que mi amor por él no se trataría solamente de algo platónico.

Pero el verlo ayer, bajo la lluvia, suplicándome... Dios, me llegó al corazón. Al contrario del idiota de Chris Lane, él, a pesar de su error, sigue intentando tenerme en su vida. Él sí me quiere a su lado y hace lo que puede por tenerme, aunque yo lo rechace miles de veces, más porque quería mantenerlo fuera del problema en el que metí para que Chris no se atreviera a meterse en su vida. Aunque él no lo sepa, yo cumpliré con mi palabra de no arruinar su vida, aún si eso implica mi infelicidad.

Unos toques en la puerta se hicieron presentes, y después, vi entrar a mi madre con un plato de sopa en una bandeja.

—¿Cómo te sientes?

—Mal —respondí con sinceridad y con los mocos casi saliendo de mi nariz.

—Déjame ver el termómetro. —Se acercó y quitó el termómetro de mí—. Dios mío, Elle, tu temperatura es de 39 grados.

—Hija, ¿por qué estabas caminando por la lluvia? Sabes que puedes enfermarte.

Mi papá entró a la habitación, acercándose a mi mamá y colocando sus manos en los hombros de ella.

—Chris tenía que salir por una emergencia, y le dije que yo regresaba caminando. Jamás pensé que iba a llover —mentí.

—Cómete esta sopa y, cuando la termines, te tomas esas pastillas. —Las señaló, las cuales estaban en la mesita de noche junto a un vaso de agua.

—Sí, gracias. Por cierto —agregué—, Chris vendrá porque me había invitado a una fiesta. Le dices cómo estoy, por favor. Lo que menos quiero es dejar mi cama.

—Claro, Elle. —Mi mamá besó mi frente y salió de la habitación.

Me comí la sopa que me había dejado y, cuando terminé, me tomé las pastillas. Dejé el vaso en la mesita de noche y me cobijé para dormirme otro rato más. Joder, esto de tener fiebre se siente horrible. Prefiero mil veces cinco clases seguidas de biología —la cual me aburre con el alma— a sentirme como me siento ahora.

Maldita sea, haberme quedado con Tyler provocó el estado en el que me encuentro ahora. Por otro lado, agradezco eso ya que no quería acompañar a Chris a la fiesta. Por algo pasan las cosas, ¿no?

El Mejor ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora