Capítulo 34

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Ya no necesitaba muletas. Kyuhyun me acompañó al hospital para cambiar las muletas por un único bastoncillo, y la venda, por otra más discreta. Él apuntaba insistentemente mi rodilla, y yo le explicaba nuevamente el por qué de la herida. Nunca le dije que la herida más grande estaba en mi corazón.
Entonces saliendo lo invité a comer, su madre nos dejó afuera de "Luis Dinner", un restaurante italiano monísimo, con comida deliciosa. Kyuhyun no dejaba de sonreír, cosa que verdaderamente me hacía feliz. Reíamos de cualquier cosa, ya que él apuntaba cosas y yo trataba de adivinar a lo que se refería, pues había olvidado su pizarrón. Un rato después, Hannie pasó a darnos una vueltita, comió un poco, pero luego tuvo que irse.

Entonces llegó el momento de regresar, pero la señora Cho no contestaba el celular, por lo cual supusimos que estaba ocupada, así que Kyuhyun me tomó de la mano y comenzó a caminar a la casa, que estaba cerca. Nos miramos a veces, sin embargo nadie hacia un esfuerzo por iniciar una conversación, aunque fuera con señas, sino que seguíamos el silencio, y sonreíamos. Algo me decía que Kyu, mi Kyuhyun estaba de vuelta, o al menos en el camino. "Volver a mí", pensé esperanzada.
De pronto comenzó a llover, así que los últimos pasos los dimos corriendo. Pero aún así llegamos a casa empapados, completamente. Abrí la puerta y entramos, al instante Kyuhyun corrió y se tiró en el sillón, lo miré. Pasaría un poco de tiempo antes de verlo nuevamente aquí, en el sillón de mi sala, en mi departamente, descansando, tan lindo y pacífico y lindo.

Subí a mi habitación y  busqué una maleta para echar mis cosas, todo aquello que necesitaría para estar cómoda en casa de Kyu. Ropa, zapatos, accesorios, cosas para la higiene, ramen, aunque no sé por qué, y también otras cosas que creí que necesitaría.
Cuando terminé y cerré la maleta, pude por fin ver a un Kyuhyun dormido tirado en mi casa, "¿no estaba en el sillón?", pensé.
El punto es que me costaba mucho trabajo despertarlo, y aparte... se veía tan lindo, así que le mandé un mensaje a la señora Cho para avisarle que volveríamos en la mañana y que dormiríamos en mi casa. La señora solo respondió "Ok".
Bajé la maleta de la cama y la puse cerca de la pared. Luego me dirigí al cajón y busqué una pijama cómoda, como no podíamos mandar a nadie al sillón y quería evitar que a Kyu le diera un infarto, saqué un pantalón y una blusa, si hacía calor pues... para eso era el clima. Me metí al baño, y me cambié, luego me dirigí a la cama, venía la parte difícil: Kyuhyun estaba acostado en diagonal. Esto solo significaba dos cosas, o lo acomodaba, o me sometía. Decidí intentar la primera. Me acerqué y lo tomé de los pies para intentar dejarlo en horizontal y yo dormir en la orilla, me daba miedo que aunque fuera un adulto se cayera de la cama.
El punto es que al último lo conseguí. Y me acosté a su lado, a oscuras, admirando su belleza, hasta que quedé dormida.

En la madrugada, el sonido de unos sollozos mediamente silenciosos me despertaron. Kyuhyun lloraba, en posición fetal, como si hubiera tenido una pesadilla. Nerviosa, me acerqué y lo abracé, susurrando que todo estaría bien. Sin embargo eso no parecía funcionar.
Kyuhyun bajó las piernas, aún con lágrimas en los ojos, y me miró. Yo tomé su mentón y lo hice mirarme, con delicadeza.
- Escucha, te amo ¿vale?, y estoy aquí, no te voy a dejar – él asintió lentamente, besé su frente. - ¿Qué pasa? – él negó. Fruncí el ceño. Pero luego recordé su estado y me limité a abrazarlo con fuerza, para recordarle que estaba allí para él. Kyuhyun lentamente me envolvió con sus brazos.  Aquello se sentía hermoso. Y no pude evitar soltar el llanto, también en silencio. ¿Cómo era posible que perdiera el tiempo en otras cosas cuando mi prioridad era él?
- Perdón – le dije. Él me miró, asombrado y quizá se preguntaba "perdón ¿por qué?", sin embargo, solo asentí – te prometo no dejarte ¿vale? - .

Y allí fue cuando supe que mi decisión era la correcta.

 VOLVER A MI - Cho KyuhyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora