VOLVER A MI - Cho Kyuhyun

Capítulo 31

Me encuentro en el auto con Hanna y Hannie, conduciendo hacía el aeropuerto para ver a mi "hermano mayor" partir, sin aún saber cuándo ha de volver. Lo más doloroso son los baches en el camino, que no me ponchan las llantas para poder detenerlo, sino que hacen fiable mi camino hacia algo que no puedo contener.
Se siente terrible observar las miradas de locura y desesperación  que gritan "Hannie quédate" y él que no presta atención. ¿Qué debo hacer? Todo me parece inevitable, incluso el desmayarme a medio camino me invita  a seguir. No me estoy sintiendo cómoda, y es que no me gustan las despedidas. Realmente duele cuando se dice adiós.
Bajamos las maletas a regañadientes, después de un intento de robar una y salir corriendo para que perdiera el avión, pero ¡Dios!, Hannie hacía todo con anticipación. Ni siquiera podía llorar porque él me regañaba.
Cuando esperábamos allí sentados, hubo momentos en que mordía mis nudillos para llamar su atención y hacer que despertara de aquellos trances. Todo parecía un sueño, bueno, una pesadilla. Sólo que de esta no podía despertar por más que quisiera hacerlo, ya que de alguna manera extraña y totalmente incontrolable el hacerlo parecía completamente imposible. Hannie los tomaba, limpiaba los indicios de saliva y los besaba, una y otra vez. Como si pensara que no lo volvería  a hacer, y el pensar en eso me provocaba nauseas. Deseaba con todas mis fuerzas que él se quedara a mi lado.
- Pasajeros de la línea 435 favor de pasar  a la fila de abordaje - .

Hannie me miró, sin gestos. Sin reflejos. Sólo profunda y delicadamente. Solemne. Y eso me provocaba aún más ganas de llorar.

- No lo hagas – dijo mientras me tomaba de las mejillas, las apretaba, y me acercaba a él para besar mi frente. Con mis brazos rodeé su cuerpo y lo escuché suspirar. Eso me hizo sollozar con mayor fuerza. Era como si todas las descargas en mi interior fueran tan fuertes que si tocaba el suelo no las resistiría. Que Hannie era el sistema que me mantenía con vida. Tan solo un minuto más. – Cuida de él, no me decepciones, te quiero – dijo entre respiraciones cortadas. Sollocé, mientras Hanna me separaba de su agarre y me llevaba a salida. De vuelta a otra cruel realidad.
Tan solo su recuerdo me decepcionaba, el cómo habían defraudado a una persona de tan noble corazón, y a la vez me llenaba de coraje.

Regresamos al auto en completo silencio, cada una absorta en sus propios pensamientos y preocupaciones.  Ni siquiera tenía ganas de pensar. Todo se volvía cada vez más profundo, como si las cosas ya no tuvieran sentido. Sólo recordaba su última frase. Aquella que me mantenía caminando hacia... cualquier lugar al que fuera que me dirigiera.  Incluso las muletas me parecía incómodas.

Hanna quitó el seguro, abrí la puerta del copiloto, pues no tenía ganas de conducir. Pero antes de subirme, me di cuenta de la sorpresa que estaba ante mis ojos.

- No puedo dejarte, no ahora hermosa – dijo Hannie mientras sollozando, me lanzaba a sus brazos.