Capítulo 26

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Estaba dormida, se suponía que debía estarlo. Pero por ahí de las dos de la madrugada me desperté. Sentí el brazo de Ted rodear mi cintura y después me acercó a él. Soltó un gruñido aún dormido.

De repente a los quince minutos de haberme despertado sentí un mareo y fueres ganas de vomitar. Hice a un lado a Ted de un fuerte empujón y corrí al baño. A penas me dio tiempo para arrodillarme enfrente del inodoro y botar todo.

-¿Adriana? -escuche la voz de dormido de Ted acercarse. -¿Estas bien? -se apoyo en la puerta de baño.

-Mmm, si. -me dirigí al lavado y enjuague mi boca. -Sólo...bueno...tal vez me cayó mal para el estomago lo que cenamos ayer.

-¿Me debo ofender? Yo cocine. -gruño. Rasco sus ojos y después me volvió a ver. -Volvamos a la cama, aun es muy temprano y tengo que ir a trabajar a las seis.

-Ve tu, ya te alcanzo. -apoye mis manos en las esquinas del lavado y baje la cara.

Ted no puso 'peros' y se fue a la habitación, aun un poco adormilado. Yo me quedé unos diez minutos viendo a la nada y me volví a ver al espejo.

-Mierda Adriana. -puse mis manos en mi cabeza y entre en pánico.  Pero no quise llamar la atención de Ted así que lo hice en silencio.



No pude concentrarme en el trabajo, estaba en otro mundo completamente diferente. En la reunión de maestros no opine ni escuche. Movía mi lápiz con ansiedad entre mis dedos y en un momento llamaron mi atención.

-¿Vas a querer donas? -se acercó a mi Patricia, la maestra de arte. -No haz hablado en toda la reunión.

-Ah...bueno...emm...no ando ganas de donas en estos momentos.

-Entiendo.  -me sonrió con complicidad. -La dieta...seee. Yo debería comenzar la mía.  -dijo mientras comía un dona de doble chocolate con chispas de colores.

-Oh. -no sabia que hacer en ese momento. De repente me dieron ganas de vomitar y salí corriendo. Dejando a Patricia en media conversación de su dieta (mientras comía una dona, que raro).

Para mi desgracia llame la atención de los maestros que estaban cerca mío y cuando salí me miraron. Fingieron no hacerlo pero estaba claro, susurraban. Los mire a todos y ellos desviaron la mirada como si todo este rato estuvieran hablando entre ellos. No pude soportar tantas miradas y salí de la sala sin decir nada más, tome mi abrigo y tome el camino a mi departamento.

Camine por un momento hasta que por mi desgracia comenzó a llover. En mi bolso no llevaba ningún paraguas, así que me tocó correr y ponerme debajo del techo de una cafetería, de la cual me sacaron a los veinte minutos. Al continuar caminando vi como un auto se detenía al lado mio. Bajo la ventana y vi a Pablo, que sorpresa.

-Hola. -mordí mi labio tras el momento (que para mi era) muy incómodo.

-¿Te llevo? La lluvia se pone más fuerte.

-Oh ¿seguro? -dude se aceptar pero la lluvia comenzaba a mojar mi ropa interior. -Olvidalo. -me subí al instante.

Suspire ya dentro del auto y deje mi bolso a mis pies. Acomode mis hombros y me puse el cinturón de seguridad, Pablo me vio por unos segundos y luego volvió sus ojos a la calle y comenzó a manejar. Fingí no haberme dado cuenta de eso y vi mi celular. Tenia dos mensajes de Ted.

Karma #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora