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-está bien- musité.

-soy Justin Bieber- me extendió su mano.

-Selena Gomez-

-y una cosa más...- volvió a sonreír –no me digas tío, es un poco extraño, además no hay mucha diferencia de edad entre tú y yo-

-perdona, es solo que mis padres me han enseñado eso- aclare un poco apenada –pero haré un esfuerzo para llamarte solo Justin-

-de acuerdo- se puso de pie y me extendió su mano -deberíamos irnos, aún falta bastante para la casa de tus abuelos- sentir la calidez de su piel provocó que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo, definitivamente me sería difícil ignorar a Justin.

Emprendimos el camino y volvió a hablar -quería preguntarte algo- lo miré expectante -tu mamá me contó que cumpliste 21 y me quede pensando en cómo te dejaron entrar a esa discoteca- una risa pícara se escapó de sus labios - se supone que es para mayores de 25-

Reí nerviosamente -bueno... digamos que una amiga conoce gente y esa gente conoce a alguien que nos consiguió identificaciones falsas-

Su risa resonó fuertemente en el automóvil -sabes que eso es ilegal-

-por favor no se lo digas a mi madre porque no quiero problemas-

-descuida, no lo haré- una sonrisa cómplice se dibujó en su rostro y me guiño un ojo.

-puedo hacerte una pregunta-

-pero solo una- me hizo sonreír -¿cuántos años tienes?- tenía una teoría con respecto a mi tía y a sus novios.

-29-

-lo sabía- si, lo dije en voz alta.

-¿por qué la pregunta?- me miró extrañado.

-por nada- me limite a responder -sólo curiosidad-

En parte era curiosidad pero también quería confirmar algo. Mi tía a pesar de ser hermosa, exitosa y llena de otras cualidades, tenía muy buen gusto en hombres pero siempre salía con hombres menores que ella, y Justin no era la excepción, aunque debo reconocer que de los que yo conocía, era el mejor. No había comparación

-puedo hacerte otra pregunta-

Lo vi sonreír de lado -pero se suponía que sería sólo una-

Me hizo reír -es que es algo que acabo de recordar-

-te escucho-

-¿por qué no te sorprendiste cuando me viste?-

-si lo hice- me dedico una mirada y luego volvió al camino -yo no me imaginaba que tu fueras Selena-

-pues no se te noto-

Una risita se escapó de sus labios -se disimular muy bien las cosas, no como tú-

-¿tanto se notó?- pregunté apenada.

-me sorprende que tu tía y tú amigo no lo notarán, pero estabas muy pálida-

-debería aprender de ti, y tratar de ser más disimulada-

-lo lograrás, con el tiempo- me guiño un ojo.

-tal vez- dije -me sorprende que mamá no te mostrara una foto mía-

-lo hizo, pero en todas eras una hermosa niña pequeña- me dijo hermosa, que lindo sonaba -nunca vi una foto actual sino te hubiera reconocido en esa discoteca, aunque con el maquillaje e intentando parecer mayor, también era difícil- dijo en tono burlón.

-no te burles, me llevaron prácticamente obligada a ese lugar- volvió a reír -es en serio- reproche, ahora parecía una niña caprichosa.

-está bien, no te digo más nada- nos detuvimos, ya estábamos en casa de mis abuelos -sólo una cosa más- lo miré -te ves mucho más hermosa sin maquillaje- sonrió y bajó a abrirme la puerta.

¿Por qué me decía esas cosas?

Camine a paso acelerado y toda sonrojada hasta la puerta. Luego de tocar abrió mi abuelo. Me dio un abrazo y nos invitó a pasar.

-iré a saludar a la abuela- dije, para alejarme de Justin, no quería que me viera toda sonrojada y avergonzada por lo que me había dicho.

-está en la cocina- repuso.

Mientras me alejaba oí su voz dirigiéndose a Justin -¿cómo has estado hijo?- al parecer se llevaban bien, y no lo dudaba, Justin era encantador.

La cocina olía a pastel de manzana, seguro la abuela lo había horneado para mí, porque sabía que me encantaba y mi madre no era una mujer que tuviera tiempo de cocinar -abue llegué-

Ella volteó y caminó a abrazarme -¿cómo está mi nieta favorita?-

-soy tu única nieta- reí.

-lo sé cariño- me soltó y nos acomodamos sobre las sillas del taburete de la cocina -pero si tu tía decide tener hijos, aún seguirás siendo mi favorita-

Debo admitirlo, ese comentario no me agrado mucho, no porque dejaría de ser la única sino por Justin. Aunque en qué estaba pensando, era la cosa más normal del mundo, se amaban, se habían casado y podían convertirse en padres muy pronto.

Debía entenderlo, Justin era mi tío y debía verlo como tal. Más allá de todo lo lindo, perfecto, encantador, sexy... y ya me estoy yendo por las ramas. Por más atributos, virtudes y cualidades que tuviera, era un hombre casado y prohibido.

-ay abuela- las dos reímos.

-¿cómo te fue en tus vacaciones?- pregunto -te extrañe mucho, dos meses y medio es demasiado tiempo... ¿Cómo está tu padre?-

-él está muy bien... te envía saludos- me acerque más a ella -solo no se lo digas al abuelo- susurre y ella rió por lo bajo -lo pase muy bien, sabes que con él todo es tan diferente- ella quería mucho a mi padre, siempre me preguntaba por él y le enviaba saludos. Diferente era mi abuelo, nunca lo aceptó y se enojó mucho cuando luego de la boda con mamá, se fueran a vivir a Nueva York. -se que dos meses y medio parece mucho pero para mí no lo es-

-yo lo se hija- me tomó de las manos -qué más quisiera yo que tu madre fuera distinta- se lamentó -pero las dos son iguales a tu abuelo-

-lo sé... pero por algo tu y yo no nos parecemos a ellos- ella sonrió.

-pasaron muchas cosas en este tiempo que estuviste con Ricardo-

-si, te juro que no podía creer lo de la boda de mi tía-

-a mi también me sorprendió, pero debo confesarte que me pone muy feliz, Justin es maravilloso, tanto como tú padre- mis ojos se iluminaron de oír eso, me sentía orgullosa del hombre que tenía por padre -sólo espero que tu tía lo sepa valorar, hombres así no se encuentran todos los días-

¿Por qué tiene que ser tan perfecto?

No puedo amar a mi tío [Jelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora