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El tono de espera se oyó del otro lado. Yo rogaba que estuviera despierto, lo que menos quería era llamarlo pero las cosas se me habían ido de las manos, y necesitaba su ayuda -hola- por fin oí su voz.

-¿Justin puedes venir a mi casa? Necesito tu ayuda- dije atemorizada.

-¿estás bien Selena? - habló con preocupación.

-sí, yo estoy bien- lo oí suspirar -pero te necesito, por favor-

-voy en camino- esas palabras fueron suficientes para devolverme la calma.
Ahora debía esperar esos minutos interminables y evitar que todo se saliera de control. Estaba parada en el jardín observando vasos y botellas tiradas, gente en la piscina teniendo sexo y muchas personas ebrias.

-de verdad era en serio lo de la fiesta- ahí estaba, mi salvación vestido increíblemente bien. Se veía aún más joven porque no usaba los trajes que lo hacían parecer tan sexy y elegante -sólo tengo una duda- note que muchas de las chicas no dejaban de mirarlo -¿por qué no me invitaste?- me sonrió -no me habría molestado que lo hicieras-

-no me salgas con esas cosas- fruncí el ceño -ni siquiera yo sabía de esta fiesta- rió -es en serio, se suponía que venían unos amigos a comer pizza y mira esto- estaba alterada.

La noche anterior nos habíamos juntado en casa de Taylor, y una de las chicas mencionó que era su cumpleaños y que no podía festejarlo porque se acababa de mudar a una casa nueva, yo le ofrecí reunirnos aquí y cuando menos me di cuenta, mi casa estaba llena de gente que ni siquiera conocía.

Volví a oír su risa -a veces eres tan inocente-

-me vas a ayudar o no- me quejé molesta.

-sí, pero no me has dicho que necesitas-

Tomé una bocanada de aire -necesito que esta gente se vaya de mi casa, ya no sé qué hacer. Ya rompieron un jarrón de mi madre y casi entran a su habitación a tener sexo- ya había intentado hablar con el dj para que apagará la música (dj que no sé cuándo ni cómo llegó), cortar la luz de toda la casa, cerrar las habitaciones con llave pero nada, la gente seguía aquí.

No pudo contener las ganas de reír al escucharme histérica, lo miré mal -lo siento, no volverá a pasar- dijo -dime tienes alguna idea-

-he intentado algunas cosas pero no funcionaron, y lo último que se me ocurrió fue sacar a la cumpleañera de aquí- Joe y Taylor se habían encargado de eso, ella estaba tan borracha que Tay se tuvo que ir para ayudar a Joe -pero ninguno de sus “invitados”- hice las comillas con mis dedos -se fue… así que pensé que a ti se te ocurriría algo-

-lo único que se me ocurre es llamar a la policía- eso era lo que menos quería, y era otra de mis preocupaciones. Si por la música a todo volumen, los gritos y el bullicio alguno de los vecinos los llamaba, estaba muerta -tranquila, conozco a alguien. No habrá problemas, sólo será para que todos se asusten y se vayan-

Eran las 4 de la mañana y necesitaba que toda esa gente se fuera -haz lo que consideres necesario, yo confío en ti-
y así fue, luego de unas llamadas y alrededor de una hora después mi casa estaba completamente vacía.
Estaba mirando la sala, era una locura; vasos y botellas tiradas, comida en el sofá, trozos de otro jarrón roto. Y no quería pensar en los baños y las habitaciones, las sábanas, seguro hasta habría condones tirados.

-wow…- oí la voz de Justin acercándose hacia a mí, luego de haber estado hablando con los policías afuera -sabes… podría verse peor-

-¿eso crees?- pregunté con sarcasmo.

-si tranquila, te ayudaré a limpiar…- hablo con ese tono tan relajado y despreocupado que tiene -pero ahora debemos dormir, yo estoy cansado y estoy seguro que tú también-

¿Dormir?

No tenía donde dormir, y no lo haría en ninguna de las camas hasta haber limpiado y tal vez quemado las sábanas -se lo que estás pensando, pero ya lo tengo solucionado. Ve por ropa cómoda y dormiremos en mi departamento-

Si hubiera tenido opción me habría rehusado, pero no tenía donde dormir, y para ser sincera me emocionaba la idea de dormir con él. Sí, sé que no dormiríamos en la misma cama pero puedo soñar.

-disculpa el desorden- anunció apenas llegamos. Me había sorprendido porque yo estaba casi segura de que vivían en el departamento de mi tía, pero jamás imaginé que vivieran en este edificio.

Cuando pasamos a la sala y observe la televisión prendida, un vídeo juego y botellas de cerveza junto a cuatro cajas de pizzas apiladas en una pequeña mesa frente al sofá, me sentí muy avergonzada -Justin estabas ocupado y yo llame para molestarte… lo siento tanto, yo no quise hacerlo-

-hey tranquila- hablo con un tono suave y tierno -no interrumpiste nada, eran sólo mis amigos… además me ayudaste a deshacerme de ellos, han estado aquí desde que tu tía se fue y de verdad necesitaba espacio- rió -así que no tienes porque disculparte, de hecho debería agradecerte- siempre sabía qué decir para que yo no me sintiera terriblemente mal. ¿De verdad era real? -ven, te mostraré dónde dormir- tomo mi mano y me guió hacia una habitación, yo me sentía en las nubes de ir así con él.

Encendió la luz, dejándonos ver a Esther sobre la cama -mira quién está aquí- corrí y la tomé entre mis brazos -hola Esther- él la acarició -no me habías dicho que no vivía contigo por mi tía-

-este departamento es mío, yo vivía aquí antes de casarme- explicó -ahora vivo en el de tu tía, pero te confieso que no me siento muy cómodo en ese lugar- se encogió de hombros - así que me estuve quedando aquí estos días y traje a Esther conmigo-

-no sabía que vivieras aquí, he venido tantas veces a este edificio y nunca te vi-

-supongo que no era ni el momento ni el lugar para conocernos-

-tienes razón, y terminamos conociéndonos de la forma más estúpida posible-

-no fue tan malo- se echó a reír -quizás no era la forma más adecuada por las circunstancias, pero lo importante es habernos conocido- me regaló una de sus sonrisas encantadoras.

-lo importante es habernos conocido- repetí.

-dormirás en mi habitación y yo lo haré en el sofá- estaba a punto de protestar pero no me dejo -es un orden señorita desobediente, ya lo decidí y nada de lo que diga me hará cambiar de opinión- sonrió, solo bromeaba -este será su castigo por haber hecho una fiesta sin haberme invitado-

-supongo que nada de lo que diga te hará cambiar de opinión- negó con su cabeza -pero dejarías que Esther duerma conmigo-

-claro que si- curvo una enorme sonrisa que dejaba ver sus dientes -descansa Sel- beso mi frente y se fue.

Y yo seguía en las nubes, me había besado de una forma increíblemente tierna. Lo más emocionante de todo es que estaba en su habitación, todo olía a él y cada espacio reflejaba a Justin.
Me recosté en su cama y como si estuviera loca rodé sobre ella, abracé su almohada y sus sábanas. Me encantaba su aroma varonil.
Esa noche me dormí con una enorme sonrisa, me sentía tan feliz.

No puedo amar a mi tío [Jelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora