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Por suerte se acababa de ir el último grupo de invitados. Iba saliendo hacia la calle en busca de un taxi, cuando me encontré a Justin afuera de la discoteca.

Él junto a mi madre y mi tía, se fueron temprano, cuando el último de sus clientes se había despedido.

-¿qué haces aquí?- pregunté en cuanto nos encontramos.

-tu madre me llamó, y me pidió que viniera por ti-

-no puedo creer que te molestara- me molestó que ella hiciera eso, no había necesidad de llamarlo -yo le dije que regresaría en taxi-

-no te enojes, solo se preocupa por ti- intentó defenderla y yo prácticamente lo fulmine con la mirada -ella quería que regresaras sana y salva-

-entiendo Justin, pero no tendría que habértelo pedido- suspire -tuviste que levantarte de la cama para venir hasta aquí- no era agradable esa imagen de él y mi tía durmiendo juntos, pero aunque no quisiera debía aceptarlo.

-Selena no me molesto hacerlo, además dormir en el sofá no es precisamente una cama- dijo con una sonrisa.

Cuando asimile lo que dijo, me alegro oírlo -¿por qué duermes en el sofá?- ahora que lo había dicho no me iba a quedar con la duda.

-cosas de pareja- se encogió de hombros -nada importante-

-en la tarde me dijiste que confiará en ti, pero veo que tu no puedes confiar en mi-

-no te ofendas, no es que no quiera confiar en ti, es solo que es difícil... te lo contaré en su momento-

-está bien Justin, entiendo- tenía que darle tiempo, llevábamos casi 24 horas de conocernos, no podía pretender que me contara cosas tan íntimas sobre su matrimonio.

En silencio caminamos a su auto, y comenzamos el camino a casa.

-Fue una bonita fiesta- hablo, poniéndole fin al incómodo silencio -me hubiera gustado quedarme pero no podía dejar que tu tía se fuera sola-

-sí, y déjame decirte que fuiste el tema de conversación de todas las chicas- reí -no hubo una sola que no me preguntara por ti-

Oí su hermosa risa -estas exagerando-

-acaso no me crees- dije haciéndome la ofendida -y lo que es peor... me tratas de exagerada-

Nuestros risas resonaron en el interior del automóvil -la verdad que es imposible aburrirse contigo-

-ahora soy payaso- otra de las muchas cosas que me gustaban de él, era verlo sonreír. Lo hacía ver aún más hermoso.

-gracias por hacerme reír-

-al menos así te agradezco que mi madre te haya hecho venir por mí-

-por cierto- me dio el regalo de mamá -me olvide de devolvértelo- sentí una electricidad al rozar su mano.

-gracias-

-no piensas abrirlo- habíamos llegado.

-la verdad, no- respondí -¿quieres que lo abra?- asintió -déjame decirte que eres demasiado ansioso-

-tal vez-

Cuidadosamente fui desatando la cinta que cerraba la caja, y al abrirlo me encontré con una llave. Era la llave de un automóvil.

-es un auto nuevo- entonces recordé todo esa historia de que mi auto estaba en el taller, seguro lo había vendido.

Al bajar, lo encontré fuera de la casa, con un enorme moño rosa. No es que no fuera bonito, pero era algo que yo no necesitaba, era demasiado.

-creo que no era lo que esperabas- oí la voz de Justin, acercándose a mi.

-sinceramente no- resople -cómo puedo pretender que las personas me quieran por como soy, si me ven llegar en auto así- me alejé para sentarme en el cordón de la calle.

-¿no piensas entrar?-

-no, me quedaré un rato aquí afuera- abracé mis piernas -gracias por traerme Justin-

-¿por qué no hablamos sobre lo que dijiste hace un momento?-

-perdóname, pero no quiero hablar sobre eso... sólo déjame sola-

-no voy a dejarte sola aquí y a esta hora- se sentó a mi lado -si no quieres hablar lo entiendo-

Estuvimos en silencio un buen tiempo, no quería enojarme pero era inevitable y si no quería hablar con él, era para no decirle las cosas de mala manera. Se había portado tan bien conmigo, que prefería quedarme sola hasta que me calmará y definitivamente mi madre y yo hablaríamos sobre ese auto.

-estoy muy cansada de que las personas se acerquen a mí por interés- murmure -de todas esas personas que viste en mi fiesta, solo una muy pequeña parte es mi grupo de verdaderos amigos- solté un suspiro -vivo aquí desde hace 10 años y con el tiempo aprendí quienes están conmigo por quien soy, y quienes se me acercan para obtener un empleo en la empresa, ir a eventos importantes, poder entrar a los lugares exclusivos a los que puedo ir sin problemas, estar invitados a fabulosas fiestas, pasear en autos caros como este- dije -muchos creerán que estoy mal de la cabeza por no querer todas esas cosas, pero esas cosas no me devolverán a mis padres juntos otra vez, no harán que deje de cenar y almorzar sola desde hace años, o que mi madre no haya estado en muchos momentos importantes de mi vida, como cuando me hablo el chico más lindo de la escuela en mi primer día de clases- sonreí de recordar eso -o como me sentí cuando tuve mi primer beso, o lo emocionada que estaba por mi graduación, papá llegó y vive en Nueva York... la empresa queda a 15 minutos y no pudo asistir- hice una pausa -tal vez puedan parecerte cosas sin importancia pero para mí no lo son, y eso es lo que ni mi madre, ni mi tía y ni mis abuelos logran entender- lo miré a los ojos, me molestaba tanto que me viera llorar, pero no podía evitarlo -yo no quiero ninguna de esas cosas, no las necesito... no necesito más gente falsa en mi vida, con la que me rodea ya es suficiente, y odio que mamá quiera aparentar que soy una niña rica caprichosa que obtiene todo lo que quiere-

-no quiero que llores- delicadamente pasó las yemas de sus dedos por mi rostro -te juro que jamás pensé que tu vida fuera así, yo pensé que tu madre era diferente- me abrazo, y se sintió tan bien tenerlo cerca, oler su perfume - a partir de ahora no voy a dejar que te sientas así otra vez-

Me aferre a su cuerpo, no quería soltarlo.

No puedo amar a mi tío [Jelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora