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-No deberías estar arreglándote- su voz hizo que abriera mis ojos, y lo encontré mirándome.

Estaba recostada sobre el césped disfrutando de la cálida brisa y el silencio -debería, pero no tengo muchas ganas de ir a esa fiesta-

-¿por qué? - se sentó a mi lado - tu madre lleva semanas organizando todo-

-supongo que sí, pero ya sé cómo son esas fiestas y te juro que prefiero quedarme en casa-

Frunció el ceño -yo pensé que te gustaría- dijo -es una fiesta-

-no me conoces Justin y dudo que conozcas realmente a mi madre-

-cuéntame- enmarco una linda sonrisa -confía en mí- se puso de pie y extendió su mano -te invito un helado-

-debería ir a arreglarme, pero...- tomé su mano -vamos-

Salimos de casa y caminamos en busca de una heladería -yo no necesito vivir en esa enorme casa para ser feliz, ni que mi madre gaste fortunas en ropa o fiestas... yo sería tan feliz teniendo a mis padres juntos - sentí tristeza, aún me afectaba el divorcio -con papá todo es tan distinto- sonreí de solo recordar -sabes... él es tan sencillo, no como mamá, y ese es el gran problema- era la primera vez que hablaba tan abiertamente con alguien sobre mis padres, lo he hecho con Joe pero había cosas que prefería callar - desde el divorcio ella cambio mucho, comenzó a importarle más su trabajo, su apariencia, solo ella, y dejo de pasar tiempo conmigo y sé que en el fondo se siente culpable y trata de compensarlo dándome regalos caros y fiestas absurdas y demasiado costosas, pero yo no lo necesito- llegamos a un parque, y Justin le compró los helados a un hombre en su carrito -gracias- agradecí -si tan solo me dedicara una tarde en vez de desperdiciar su tiempo escogiendo un caro vestido que no usare, sería tan feliz-

-¿y se lo has dicho?- Justin no me había interrumpido más que para preguntarme qué sabor de helado quería, y me sentía tan bien con eso, porque lo que más deseaba era que me escuchara -has hablado con ella sobre cómo te sientes-

Suspire -he intentado pero no tenemos mucho tiempo juntas y las pocas veces que estamos solas- recordé la conversación de esta mañana -termina siendo un interrogatorio sobre papá... tiene una obsesión por competir con él como si yo fuera a querer más a mi padre si ella no me compra un tonto vestido caro- saboree lo último de helado que me quedaba -yo no logro hacerle entender que los amo por igual, son mis padres... les debo todo lo que tengo y lo que soy, cómo podría querer a uno más que al otro-

-¿y tu padre es igual?-

-no, papá es todo lo contrario- sonreí - cuando voy a casa hace todo lo posible por estar conmigo, jamás almuerzo o ceno sola- desde que ella regresó a trabajar en la empresa de mi abuelo, se me volvió costumbre estar sola en casa - siempre está para mí, y trata de ayudarme para comprender a mi madre, mientras ella no pierde el tiempo en criticarlo-

-nunca me imaginé que tu vida fuera así- hablo -yo pensé que eras otro tipo de persona-

-¿Qué pensabas? Que era una niña malcriada-

-algo así- se encogió de hombros -es solo que escuchar a tu madre, me hizo pensarlo... y te ofrezco una disculpa-

-no eres la primera persona que me lo dice, así que descuida- le dedique una sonrisa -como te dije yo no necesito esa enorme fiesta, hubiera preferido comer pizza con ella en el jardín de la casa, hubiera sido perfecto, como con papá-

-por lo que me dices, me parece que te gusta estar con tu padre- metió sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón, de la forma más sexy posible -¿Por qué no vives con él?-

-mi madre odiaría a papá si lo hiciera, no me malinterpretes, me gusta vivir con ella... están mis abuelos, mis amigos y tengo la universidad y a ella, tal vez si pasáramos un poco más de tiempo juntas, sería perfecto- dije - pero supongo que no se puede tener todo lo que uno desea-

-hey no hables así- me gustaba tanto ese tono comprensivo -si te lo propones puedes tener todo lo que quieras-

-tal vez- le sonreí -gracias por escucharme-

-gracias a ti, por confiar en mí- se dibujó en su rostro una sonrisa encantadora, una sonrisa que mostraba todos sus dientes.

-me gustaría quedarme pero- mire la hora en mi celular - debemos regresar-

De regreso hablamos de cosas triviales, nada importante. Apenas llegué me metí a bañar, y luego me vestí con rapidez. Una parte de la sorpresa era que mi madre ya había comprado un vestido y zapatos para la ocasión.

Arregle mi cabello para que se viera lo más decente posible, porque mi amigo el señor frizz aparecía en los momentos menos oportunos, me maquille y ya estaba lista.

De camino a mi fiesta podía ver a mi madre ansiosa y no paraba de repetirme que me iba a encantar lo que había preparado. Yo sabía que era una gran fiesta sorpresa, en un lugar exclusivo, lleno de mis compañeros de escuela y algunos de la universidad, y muchos de sus amigos y clientes. El trabajo siempre estaba antes que yo.

Al estacionar su automóvil, comprobé que estaba en lo cierto, había alquilado una de las discotecas más exclusivas de la ciudad, antes de entrar me tomo de la mano. Se sentía tan bien, porque por más que yo no estuviera de acuerdo con todo esto, yo sabía que me amaba y era su forma de demostrarlo.

Las luces se encendieron al mismo tiempo que todos los invitados gritaban ¡Feliz cumpleaños!

Sonreí de solo ver a mamá feliz, con sólo verla me daba cuenta de que se sentía complacida de que todo hubiera salido bien. Al mirar a todos los presentes, me encontré con esos hermosos ojos mieles, él mantenía una sonrisa de solo vernos a las dos aún tomadas de las manos.

-gracias por todo mamá- le susurre al oído, mientras la abrazaba.

-nunca olvides que te amo cariño- sonrió -disfruta tu noche y ten- me dio una pequeña caja de color rosa -sé que me vas a decir que es demasiado, pero eres mi hija-

-después hablamos sobre esto- respondí -pero gracias... y yo también te amo-

Se acercaron a saludarme las demás personas, entre ellos Joe y sus hermanos, mi tía Halle y el último fue Justin.

-estas preciosa-

-tu tampoco te ves tan mal- se veía tremendamente bien, traía un traje azul que enmarcaba perfectamente su cuerpo escultural.

-me harías un favor- asintió -me guardarías esto-

Tomó la caja entre sus manos -no la has abierto-

-prefiero abrirla después- hice una mueca -sé que debe ser algo excesivamente costoso que en realidad no necesito pero mamá lo compró igual-

-como tú quieras, después me lo pides- yo asentí - ahora... ve y disfruta la fiesta- me guiño su ojo y se fue.

Varios de mis compañeros estaban ahí, personas que veía cada fiesta sorpresa y en una que otra fiesta a la que iba obligada y bajo amenaza por mis verdaderos amigos. De las últimas personas en llegar fue Taylor, mi mejor amiga, que no se despegó de mí, ni un segundo.

-te exijo que me presentes a ese bombón- me reclamó con su tan característico tono de niña caprichosa.

Alce la vista para encontrarme con Justin, quien me sonrió -oh por dios Sel, me acaba de sonreír- yo reí -lo viste, lo viste- exclamó exageradamente -¿lo conoces?- asentí - preséntamelo, preséntamelo- daba pequeños saltos.

-está bien- me moría de ganas de ver su cara cuando le dijera que era casado.

La tomé de la mano y nos acercamos a él -Justin, quiero presentarte a alguien- vi la ansiedad en el rostro de mi mejor amiga -ella es Taylor-

Le dio un beso en la mejilla, dejando a la rubia en las nubes -Tay, él es Justin el esposo de mi tía Halle- escuchar esas palabras la hicieron volver a la realidad, y su expresión de asombro me hizo morir de risa.

No puedo amar a mi tío [Jelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora