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-veo que te gusta mucho el helado- me incomodaba un poco que me observará cómo devoraba mi postre, mientras él ni siquiera había tocado el suyo.

-amo el helado tanto como la pizza-

-digamos entonces, que esta cena ha sido perfecta-

-podría decir que si- dos de las cosas que más me gustaban y semejante maravilla de hombre sentado al frente, si, podía decirse que todo era perfecto.

-me alegra- me mostró una pequeña sonrisa sin dejar ver sus dientes.

-buenas noches a todos y disculpen que los moleste- la voz del muchacho que estaba sentado junto a nosotros se escuchó. Fije la vista en él para observar la curiosa situación.

Estaba de pie, sus manos temblaban y veía como las pasaba por sus piernas una y otra vez, como si estuviera secando sudor. Compartía la mesa con una linda morena que lo observaba sin entender qué sucedía.

Cuando el muchacho se aseguró de que la mayoría de los presentes lo estuviéramos mirando, continuo -ahora que tengo su atención- dijo con voz temblorosa -quiero que observen a la preciosa chica que me acompaña esta noche- la pobre mujer estaba sonrojada y por la expresión de su rostro seguro deseaba que la tragara la tierra -sé que para ustedes ella no significa nada pero para mí- mordió su labio inferior - para mí significa todo- algunas de las mujeres que mirábamos con atención, suspiramos con el típico "aww" que resonó en el lugar.

Y entonces, de repente se arrodilló ante su atenta mirada y no se en que segundo saco una pequeña caja de terciopelo que abrió frente a sus ojos -Annie- por sus mejillas comenzaron a deslizarse unas lágrimas -me harías el hombre más feliz del mundo si aceptas casarte conmigo-

Entre lágrimas ella sonrió y asintió una y mil veces. Luego se arrodilló ante él y lo tomó del rostro para besarlo de la forma más dulce posible.

Tal vez estuve muy sentimental en esos días, pero al ver tan conmovedora escena comencé a aplaudir mientras por mis ojos se asomaban unas lágrimas.

Él le puso el anillo en su dedo y se dieron un interminable abrazo. Cuando lo creí prudente me acerque a ellos y los abrace deseándoles una inmensa felicidad. Annie me mostró su bonito anillo dando un pequeño grito de emoción -es hermoso- y sonreí -en serio, muchas felicidades-

Muchas otras personas hicieron lo mismo que yo, y al regresar a nuestra mesa vi a Justin mirándome con una sonrisa -¿por qué me miras así?-

-por nada- respondió manteniendo su encantadora sonrisa.

-eres extraño, lo sabes- bromeé.

-yo creía ser bastante normal- dijo siguiéndome el juego.

-la verdad, no lo eres pero igual me agradas-

-qué bueno que te agrade- reímos.

-porque no vas y felicitas a Annie y a Josh, y nos vamos-

Luego de que lo hiciera me dijo que iría un momento al baño y aproveché para pagar la cuenta.

-bueno, ya podemos irnos-

-dame un segundo- sacó su billetera -pagó la cuenta y nos vamos-

-no te preocupes, ya pague- me puse de pie y tomé mi bolso que colgaba en el respaldo de la silla.

Frunció el ceño -¿por qué lo hiciste?- me reclamó -yo fui él que te invito a cenar-

-no te molestes, yo no soy de esas chicas que esperan que el hombre pague siempre... además tu pagaste el helado del otro día, así que lo justo es que yo lo hiciera ahora y la próxima lo harás tu-

Salimos del restaurante en silencio, Justin estaba muy serio, sabía que se había molestado, pero yo soy así.

Él caminaba unos pasos delante de mí y luego de pagarle al chico del valet parking, se dirigió a abrirme la puerta del automóvil, y fue cuando lo detuve.

Tome su mano y lo miré a los ojos -Justin... discúlpame- nuestras miradas se conectaron -no pensé que te enojarías... ya te lo he dicho, yo no espero que alguien me invite- aún mantenía su expresión seria -en serio perdóname, si quieres te dejo que me invites otro helado pero no quiero que estés enojado conmigo-

-discúlpame tú a mí- hablo - sé que es una tontería, pero mientras estés conmigo no voy a permitirte que pagues y más si yo te invito-

-ya te lo dije, yo no soy de esa clase de mujeres pero no quiero pelear contigo, así que será como tú digas- le mostré una sonrisa pequeña.

-no, será como tú digas- se suavizó la expresión de su rostro -la próxima vez, pago yo- no pude evitarlo y terminé abrazándolo.

Se sentía tan bien estar de esa forma con él, si por mí fuera no me apartaría nunca. Definitivamente me gustaba estar entre sus brazos porque me transmitían una enorme seguridad.

Aunque yo no quisiera tenía que separarme de él, porque la voz de mi conciencia me repetía una y otra vez que no estaba bien, que me estaba involucrando con él, y hasta comenzaba a verlo con otros ojos, aunque de esa forma lo vi apenas mis ojos se cruzaron con los suyos.

-discúlpame- dije apartándome -no quise abrazarte, sólo fue un impulso-

-oh, está bien... no te preocupes- me sonrió cálidamente -¿quieres que te lleve a casa o prefieres ir a otro lugar?-

-mañana debo levantarme temprano, pero si quieres podemos caminar un rato- asintió y me ofreció su brazo para que yo lo tomará, por supuesto que acepte.

-Fue una noche un poco extraña- dijo rompiendo el silencio entre los dos.

-si lo dices porque nos dejaron plantados, presenciamos una propuesta de matrimonio y discutimos por la cuenta... si fue algo extraño-

No me cansaría de escuchar su risa.

-no te pareció adorable la forma en la que le pidió matrimonio- dije emocionada -es la primera vez que veo algo así, es decir lo he visto antes en las películas pero nunca lo presencié- suspire -creo que no olvidaré la forma en la que se veían, a pesar de los nervios y el desconcierto, en sus ojos podías ver el amor por el otro... ojala sean muy felices-

-sí, ojala lo sean- percibí melancolía en su voz.

-Justin- me observo, esperando a que continuara -me contarías, cómo conociste a mi tía- sabía que no era sano escucharlo hablar sobre mi tía y lo mucho que la amaba, pero de alguna forma debía convencerme que él no era para mí y nunca lo sería. - claro, si es que no te molesta-

-no, claro que no, además confío en ti- me tranquilizó oír eso - mi madre conoció a Halle y a Mandy, en uno de esos eventos de gente adinerada que seguro tu odias tanto como yo- sólo sonreí porque estaba en lo cierto -al día siguiente prácticamente me aturdió hablando sobre ella y lo mucho que deseaba que yo la conociera, estaba tan agobiado que termine diciéndole que lo haría- dijo -semanas después me pidió que la acompañara a una fiesta y ahí nos conocimos-

-¿y qué fue lo que pensaste cuando la viste?- temía por su respuesta, pero necesitaba oírlo, quería convencerme que nunca sería mío, que era imposible.

-me pareció muy bella- eso dolió -Halle es una mujer hermosa, además de tener muchas otras cualidades... y después de eso comenzamos a salir-

Me quedé en silencio, sé que no me había dicho mucho pero me arrepentía de haber querido saberlo. Me dolía que ella le pareciera hermosa, que fuera su esposa y aún más, me dolía que me gustara.

Definitivamente tenía que buscar la forma de alejarme de él, de no hacerme daño.

-podemos irnos- murmure -siento algo de frío- solté su brazo para abrazar mi cuerpo.

-¿estás bien?- preguntó con preocupación.

-sí, solo quiero ir a casa-

No puedo amar a mi tío [Jelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora