VIII

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Me dirijía a la casa de Tommy cuando de pronto veo a Verónica salir de la casa, con la cara sonrojada y ya en ese momento me imaginé que Tommy estaba detras de algo por como lo conozco tiende a ser un tanto mujeriego e impertinente.

—Hola Verónica— saludé.

—Hola, ehmm...

—Briant, soy Briant— interrumpí .

—Ah, si Briant, ¿cómo estás?

—¿Bien y tu?

—Estoy bien, gracias. Hablaremos luego, es que debo regresar a la cantina, ya me ausenté bastante y no quiero tener problemas.

—Esta bien, comprendo, chao Verónica.

—Adiós, Briant— dijo mientras caminaba rápidamente hacia la cantina en medio del pueblo.

Seguí hasta llegar a la puerta de la casa de Tommy, agarré la cerradura de la puerta y llamé a Tommy a ver si respondía, olvidé preguntarle a Verónica sobre Tommy por la prisa en la que ella iba.

—¡Tommy!— llamé mientras le daba unos golpes a la puerta.

—¿Briant?— Respondió algo confuso.

—Si soy yo Briant ¿puedes abrir la puerta?

—Ya voy— dijo mientras lo escuchaba tropezar con algo allá dentro y hechar una maldición, luego abrió la puerta y lo pude ver algo somnoliento y a la vez mareado por los tragos de anoche.

—¿Cómo éstas amigo? Ven adelante uff— expresó mientras tenia su mano izquierda en la frente y con la derecha hizo un ademán indicándome que pasara.

—¿Qué te sucede?— pregunté.

—Es que tengo una fuerte migraña y me duele toda la puta cabeza tío.

—Ah, lo...lamento mucho Tom.

—Ya, está bien eso me lo busqué por embriagarme. Apropócito ¿por qué la pelirroja que me atendió?

—Ella es una de las meceras del bar, ella solo se ofreció a darte una mano, no seas tan mal agradecido.

—¡Vaya! Y lo guapa que es— dijo con una sonrisa pícara.

—Ah, Tom nunca vas a cambiar— dije mientras solte una leve risa.

—Si, ya hmm... cuentame, ¿viste a tu violinista?— preguntó mientras ponía ambos brazos sobre el espaldar de una silla y alzaba una de sus cejas que con dificultad se ven por su alborotado cabello.

—Ehh, si, la vi ayer y lo mejor fue que hasta incluso hasta hablé con ella— dije mientras miraba el amaderado techo .

—Briant, quiero que me lo cuentes todo jeje— dijo con una sonrisa burlona.

—Tom, ella es mas hermosa de lo que creí, tiene unos ojos grices que solo de recordarlos siento que en cualquier momento comenzaré a delirar, con tan solo recordar su bello rostro— le dije mientras me acomodaba en un sillón.

—¡Vaya!¿ Entonces tuviste contacto con ella eh...?

—Tom, ya deja de bromear, yo hablé con ella y nada mas.

—Y cual es su nombre tampoco no me digas que ni siquiera se lo preguntaste— dijo mientras levantó una de sus cejas nuevamente.

—Su nombre es Astrid.

En ese momento cuando mencione el nombre de la violinista, entró una briza fría por la ventana que hizo que mi amigo y yo sintieramos un leve escalofrío.

—¡¿Que Demonios fue eso!?— dijo Tom un poco asustado y confundido a la vez.

—No lo sé... debió ser la briza de otoño— respondí a la vez en que me encoji de hombros dándole poca importancia a lo sucedido.

—Hmm, bueno Briant yo iré por mi campera de cuero que me dejó mi padre antes de irse del pueblo, dame un momento.

En ese momento fue que noté que el no tenia camisa. Creo que el quería mostrarle sus pectorales a Verónica— pensé mientras solté una pequeña risa.

—Está bien, te esperaré aqui mientras vuelves.

—Listo Briant, ¡Argh!

—¿Que pasó amigo?— pregunté mientras fruncía mi ceño.

—Aun me duele el maldito golpe en la cabeza.

—Sabes Tom el frío no te ayudará mucho, mejor quedate aquí en casa, ya luego traere mas leña del bosque.

—¿Irás a traer leña o a ver a la chica del violín?— preguntó con una sonrisa pícara.

—Callate Tom.

—Solo preguntaba o... ¿acaso no puedo preguntar?— dijo mientras reía un poco.

La Chica Del Violín [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora