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Al día siguiente desperté y después de unos momentos mirando fijamente a la nada, fui a la cocina para preparar mi desayuno, ya que es día de trabajo, luego fui a tomar un baño, me lavé los dientes y terminé de alistarme para salir a trabajar, en el camino pase por la casa de Tom, noté que el caballo de Robert aún estaba ahí.

—Tommy ¿Estas ahí?— llamé a la vez en que yo tocaba la puerta un par de veces.

—¡Ya voy Briant! Dame un segundo— Respondió Tommy desde adentro con un tono de voz abostezante, parece que acababa de levantarce.

—¿Tom? ¿Acaso estuviste tomando anoche?— pregunté cuando lo vi en el estado que estaba con el cabello alborotado y somnoliento cuando abrió la puerta y me dijo que pasara.

—Ehmm... se puede decir que si y que no a la vez— dijo mientras rascaba su nuca.

En ese momento entre a su casa y vi que no estaba muy ordenada.

—¿Por qué?— dije con duda.

—Es que en realidad yo estaba hablando con Verónica y tomé unos cuantos tragos, pero admito que no recuerdo mucho pues— dijo poniendo una de sus manos en la nuca nuevamente.

—Ah, entiendo... Verónica siempre de amigable con nosotros.

—Sí... ella es una buena amiga, de hecho yo no recuerdo haber tenido una amiga— dijo Tom poniendo su mano en el mentón recordando que las chicas con las que ha socializado ha sido de manera íntima.

—Es que tu nunca viste a las mujeres como amigas Tom—  le dije con una sonrisa pícara y luego solté una pequeña carcajada.

—Vale, tienes razón, aunque Verónica es bonita pero...

—Oye Tommy no estarás pensando en aprovecharte de ella, tu sabes bien que ella se muere por ti, a mi no me gustaría para nada que te aprovecharas de sus sentimientos y le partas el corazón a esa pobre chica que solo tiene ojos para ti— le dije en tono de reproche.

—Tío pero si yo no he dicho nada malo, sólo dije que ella es bonita, tiene unos bonitos ojos color verde y su cabello parece de fuego a la luz del sol, aparte de que soñe con ella.

—¿Acaso ya te está empezando a gustar la pelirroja?— le pregunté guiñandole un ojo.

—No, que va, sólo digo la verdad, cualquier chica se puede ver atractiva a simple vista.

—Bueno esta bien, como digas, pero apresurate que se nos hace tarde para llegar al trabajo y debes entregarle ese caballo a Robert.

—Ahh, si verdad, olvidé devolverle ese caballo,  iré a buscar mi chaqueta— dijo mientras se retiraba de la sala.

***

Tom y yo salíamos de camino al trabajo, pero antes pasamos por la casa de Robert para entregarle el animal.

—¡Robert!— dijo Tom en voz alta.

—¡Ya voy, Ya voy! ¿Qué pasa? Con ese alboroto despertarán a los muertos— gruñó mientras salía de su casa.

—Vine a traerte a tu animal.

—Ah, Hola muchachos, llevenlo a la caballeriza junto a los demás y que tengan un buen día— dijo mientras hacia un ademán y regresaba a su casa.

—Briant ¿me acompañas o me esperas aquí?— preguntó.

—Te esperaré aquí amigo.

—Vale, no voy a demorar mucho— dijo Tom llevando al animal por la cuerda hasta la caballeriza de Robert.

—Hola Briant, ¿Como va todo?— saludó Robert de repente dándome un susto.

—Estoy bien Robert ¿y usted?— respondí con el corazón un poco agitado por el reciente susto.

—Yo estoy bien gracias a Dios, pero... yo quiero advertirte y a la vez recordarte algo muchacho.

—¿Así? ¿Que cosa pues?— pregunté mientras yo fruncía mi ceño.

—Es sobre ese bosque...

—¿Pasa algo con el bosque?— pregunté mientras me cruzaba de brazos frente a el.

—Es que se está rumoreando de que tu estás en malos pasos y hay personas que dicen verte frecuentemente en ese lugar y yo sólo quiero recordarte que no todo en ese lugar son árboles y tierra, quiero decir que se encuentran cosas peligrosas de las cuales uno debe alejarse y mantenerse a salvo.

—Robert dime de una vez ¿ a que te refieres con eso? Ve al grano de una buena vez— le dije mientras yo seguía con el ceño fruncido y cruzando de brazos en espera de una respuesta coherente.

—No es nada de eso, simplemente te estoy advirtiendo de algo, no es para que te lo tomes personal.

—Hmm... está bien— asentí.

—¡Briant vamonos!— dijo Tom.

—Hablaremos después Robert, debo irme a trabajar.

—Está bien, que ambos tengan un buen día muchachos.

En ese momento Tom y yo asentimos a la vez con la cabeza y no dijimos nada.

Caminábamos a toda prisa para llegar al trabajo a tiempo, cuando íbamos caminando cerca de aquel bar pude ver la silueta de Verónica asomarse por una ventana y supe de inmediato que era  para mirar a Tom, yo sólo le hice seña de un saludo con la mano sólo para hacerle saber que yo la estaba observando.

Seguimos hasta llegar a nuestro puesto de trabajo, llegando a dicho lugar entramos como de costumbre y cada quien tomó su lugar correspondiente. 

La Chica Del Violín [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora