XIV

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Como de costumbre llegué a mi casa, de inmediato introdusco la llave quitando el seguro de la puerta mientras giraba el pomo abriendola despacio, voy hasta mi cocina y me como una manzana que encontré mientras me preparaba para dar un baño para quitarme este sudor de tanto trabajar, admito que me siento cansado, pero ya que hoy iré a ver a Astrid se que me hará bien, me hace falta ver su rostro sereno aunque no hablemos nada, me hace bien su compañía, ya se que soy un poco conformista pero que mas da.

Termino de ducharme y me pongo ropa adecuada, y no olvidando mi campera de cuero favorita por si el frío del atardecer me ataca, camino hasta la sala de mi casa cuando,
de inmediato escucho algo como si fuese un trueno, miro por la ventana y no me equivoqué, se aproximaba una tormenta así que no hay de otra mas que quedarme en casa tomando una taza de té caliente para calmar el frío que hace y evitar congelarme ya que la temperatura está muy baja y tampoco quiero resfriarme, menos mal que no salí antes a ver a mi violinista Astrid aunque muero de ganas por verla.

Terminando de tomar mi té sentí un sueño inmenso así que me fui a rescostar a la cama aunque fuera un poco temprano, quise leer un poco pero sentía la vista algo pesada y ya estaba muy oscuro como para desperdiciar el gas de la lámpara, y ya que después de comer esa manzana no quedé con apetito de preparme cena y  me quedé dormido casi inmediatamente.

A la mañana siguiente despierto tras haber tenido un sueño con la chica del violín y me preparo para salir a buscar a Tom, lo mas rápido posible ya que lo que soñe me dejo con un terrible mal presentimiento o confución ni siquiera se como explicarme. Termino de darme un baño, me visto y me  preparo un café, después  como unas frutas de desayuno para tener mas energía el dia de hoy, el cual no se ve muy bien del todo ya que la tormenta dejo mucho fango y se que mis botas se ensuciaran bastante, pero me da igual solo trataré de caminar despacio para no enlodarme.

—¡Briant!— levanté mi rostro para ver quién me había llamado, y era nada más Tom quién me había llamado, estaba tan distraido en mi pensamiento que no llegué a reconocer la voz de Tom.

—¡Hey! ¿Cómo estas Tom? Es extraño que estés con el pecho al descubierto amigo— le dije mientras el se acercaba y se sentaba a mi lado, noté que hoy Tommy no traía su camisa puesta.

—Estoy bien, es que decidí quitarmerla por que tenia un poco de calor... ¿esa cara de punto y aparte que traes amigo mio?— preguntó Tommy.

—De eso quería hablarte, bueno quiero decir que tuve un sueño extraño con Astrid anoche.

—Que ¿soñaste con la chica del violín? ¡Vaya! Que interesante— dijo alzando una de sus cejas.

—Sí, y la verdad desperté confundido, porque no se que me quiere decir, sentí un extraño presentimiento despues de despertar.

—Pues, haber quiero que me lo narres.

—Bueno aquí va.

Estaba en aquél campo donde la veo tocar y yo me acercaba a ella despacio y como siempre estaba tocando una melodía solo que esta era diferente y ella volteo a verme, se abalanzó hacía mí, abrazandome y mirandome con sus ojos grises y no tuve la fuerza suficiente y caí al suelo con ella mientras nos mirababamos fijamente a los ojos, se veía tan hermosa, era algo sobrenatural mirarla sobre ese pasto a mi lado, pasamos un rato excelente, pero todo cambió cuando el cielo comenzó a nublarse de una manera espelusnate, me levanto del suelo, pero cuando voltee a ver, Astrid no estaba. Todo comenzó a oscurecerse y una terrible tempestad invadió el lugar, habían miles de hojas con notas musicales escritas volando por el aire y Astrid estaba tocando su violín, era como si ella fuera la causante de dicha tempestad cuando derrepente se acercó a mi tomando mi rostro y mirandome a los ojos cuando escuché unas palabras que me hicieron despertar.

La Chica Del Violín [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora