IX

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—Tom, lo que sucedio allá fue... que antes de dirijirme al bosque Robert me detuvo y me dijo que tuviese cuidado al adentrarme al bosque, y la verdad, es que el lo dijo en un tono extraño, pero no le di tanta importancia y seguí cabalgando, hasta llegar a donde ella va a tocar su violín, lo mas extraño fue, que mi caballo se alteró al oír la música que ella producía con en violín y salió hullendo y caí al suelo porque no pude mantener el equilibrío.

—y no te parecio extraño lo que Robert te dijo, y lo de el caballo—  Interrumpió Tom.

—Ahora que lo pienso puede ser, pero no hay nada de que temer, Robert es un alcohólico,y tu sabes que los caballos se asustan con cualquier cosa que desconoscan.

—Tu estás pensando volver a ver a la violinista ¿cierto?

—Sí, iré esta tarde— respondí.

—Yo me queradaré en casa, tengo una migraña terrible.

—Está bien—  Asentí.

—¿Qué pasó luego de que te estrellaras en el suelo?

—Astrid caminó hacia a mi para ayudar a levantarme y la verdad me puse nervioso, pero de una manera extraña, cerca de su precencia.

—Briant, te desconosco jeje— dijo Tom burlonamente.

—Descuida Tommy, luego de salir de la herreria iré a verla una vez mas.

—Está bien, creo que iré al bar, yo no puedo trabajar en estas condiciones.

—Está bien, solo ten cuidado y no te embriagues otra vez— le dije mientras le di un golpecito en el hombro.

Me despedí de Tommy, caminé hasta la puerta y giré el pomo de la dicha puerta, abriendola para salir, noté que todo seguía como siempre en este pueblo.

mientras caminaba hacia la herrería, el rostro de Astrid no quería salir de mi cabeza solo pensando en sus ojos grices, y su pelo castaño.

***

Las Horas pasaron rápidamente y aproveché la hora del almuerzo para ir al bar donde se que estaría Tom, y almorzar allá, caminé rápidamente ya que para llegar tenía que doblar algunos callejones, porque la herrería esta un poco distante del pueblo, al fin llego y entro a la cantina y me encuentro con el señor Robert.

—Hola Robert ¿cómo estás?

—Briant, yo estoy bien gracias.

—Qué bueno, por casualidad ¿Tommy esta aquí o lo has visto?

—Tommy está allá— dijo Robert señalando una mensa en donde estaba Tom.

—Gracias Robert.

—No hay de que Briant— dijo mientras encendio un cigarro y comenzó a fumarlo.

Me dirigía hasta donde estaba Tom y no pude evitar notar que la mesera pelirroja no le quita los ojos a Tom de encima, no sé como Tom no se ha dado cuenta de que Verónica muere por el y lo sé por la forma en que no deja de mirarlo.

Me acerco a la mesa de Tom y lo noto algo pensativo, voy y me siento a su lado.

—¡Hey! Tom.

—¡Qué tal Briant! Es extraño verte por aquí a esta hora, que no deberías estar en la Herrería.

—Ah, si...solo que decidí tomar mi hora de almuerzo aquí.

—¡Oh!, que bien.

De inmediato se acercó Verónica, a nuestra mesa, algo nerviosa a tomar mi orden, y no pude evitar verla hecharle la vista a Tom.

—Verónica ¿cómo estas?— pregunté.

—Con mucho trabajo que hacer, y...que deseas, osea deceas algo de comer?— preguntó la pelirroja algo nerviosa.

—Sólo quiero una ensalada.

—Está bien, no desean algo mas, una soda o algo?

—Ehmm, una soda esta bien, ¿y tu... Tom no quieres nada?—  le pregunté a Tom mientras estaba un poco distraído y pareciera como si Verónica fuera invisible para el.

—Yo, no quiero nada Briant, está bien.

—Está bien— Verónica asintió se dirijió a traer mi orden mientras me quedo a esperarla.

—Tommy, tu no has notado que al parecer tu le gustas a Verónica.

—¿¡Qué patrañas estas diciendo Briant!? ella es solo una mesera que atiende a sus clientes, y yo solo un sujeto al que le dieron una paliza anoche.

—Ah, Tommy que te sucede, hablo en  serio sobre Verónica y me he fijado en la forma que no deja de mirarte.

—Ah, que bien, no lo había notado es que...siento que comienzo a estrañar a jade.

—Pero tu y Jade terminaron hace años y luego ella se fue del pueblo y hasta hoy ni siquiera sabemos si se ha casado.

—Tienes Razón, son solo tonterías mías.

Verónica llegó con mi orden a la mesa y la tomé en segida.

—Gracias Verónica.

—Siempre a la orden— dijo mientras se marchaba a atender a otros asuntos que tenía que hacer.

Comí mi enzalada deprisa ya que tenia el tiempo encima, me despedí de Tommy y salí casi corriendo devuelta a mi trabajo.

La Chica Del Violín [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora