-Evitando tus problemas, solo logras acumularlos, y cuando has acumulado tantos...te pones a tí mismo en esta condición, el único modo de dejar de autodestruirte...es dejar de huir, enfrentar tus problemas, tus miedos, tus extremos sentimientos...lo único que debes hacer es aceptar a tu demonio ...como parte tuya- susurró haciéndome volver en mí.
Apreté mis manos en su ropa, aferrandome tan fuerte como pude a él. Era cierto, en todos estos años, solo huí, no afronte la separación de mis padres, ni la indiferencia de mis hermanos, ni la muerte de mi abuela... solo me mudé, no pude evitar el miedo al rechazo, así que simplemente no interactuaba con los demás, temía el estar en soledad, asi que llené mi mente con mil distracciones, pero nunca pude huir de ello, nunca, siempre terminaba en soledad.
- prometo que nunca te dejaré, jamás- dijó por último
-¿Nunca?-cuestioné
-Nunca- reafirmó.Aún sin saberlo hasta ahora, esas palabras, eran lo que en el fondo siempre quisé escuchar, mis piernas flaquearon y me dejé caer en sus brazos, en sus suaves brazos de albino, donde me rodeo completamente mientras yo lloraba como todo un bebé.
Hacia mucho que no lloraba asi, no era frustración u odio, era como dejar salir esos sentimientos reprimidos y aceptar aquellas cosas que siempre fingí no ver.
Él no me apartó hasta que deje de llorar, mis ojos ardian y se sentian pesados, alce con esfuerzo la mirada y pude verlo...sonriéndome.-Tienes...colmillos- susurré antes de caer dormido en sus brazos.