«¿Cuatro contra uno? veas donde lo veas termina con mi perdida. No puedo ganar...»
"pero créeme que no estarás solo, desde el día en que aparecí ante ti, no has estado solo, incluso antes de ello, no has estado solo."
«No puedo ganar estando solo...»
"Pero si en algún momento estas en duda y piensas que caerás, solo llámame e inmediatamente iré a tu lado"
«Me prometí no llamarte, me lo prometí, que podría hacerlo solo pero... te necesito»
-N-N...
Antes de poder pronunciar algo más, las puertas se abrieron de par en par, dejándonos a todos pasmados. Un joven bien vestido con un traje negro, lentes de sol y cabello blanco se apareció frente a nosotros.
-Disculpen mi intromisión, pero mi amo se ha tardado más de lo esperado en su estadía en este lugar, como no recibí ninguna llamada sobre el porqué del retraso, como todo buen sirviente he venido a recogerlo. Encontrándome con semejante escena espero que me den una buena excusa.
-Que rayos...-susurré
-¿Quién diablos eres tu? ¡Argent! encárgate de él!-
«Esperen...¿ellos pueden...verlo?»
Argent se acercó rápidamente a él, pero sin esfuerzo alguno fue nockeado por un golpe en el estómago. Bronx sin indicación dada, fue también a tratar de detener al joven de traje, pero por un fuerte golpe rápido en su nuca termino tendido en el suelo sin poder seguir. Mi madre como buena cobarde y con agudos sentidos animales se alejó dándole paso hacia mi padre y yo.
Sujeto suavemente el sobre por el cual se había iniciado toda esta pelea.
-Usted tiene algo que le pertenece a mi amo, así que le aconsejo mejor dejarlo ir por las buenas - dijo bajando levemente sus lentes de sol para poder mostrar sus ojos.
No podría describir el rostro que mi padre puso, ni el cambio radical que sufrió su piel al tornarse blanca como el papel. Sin oponer mayor resistencia dejo ir el sobre. Una vez el sobre estuvo en manos del joven albino este dirigió su mirada hacía mi.
-¿Ha terminado todos sus asuntos pendientes aquí amo?
Voltee a ver a lo que quedaba de mi "familia" biológica, mis dos hermanos se encontraban tirados en el suelo, mi madre estaba petrificada y mi padre se veía blanco como un mismísimo fantasma.
-Toda mi vida siempre estuve asustado, asustado de todos ustedes, ese miedo por no encajar se torno en odio a mi mismo, me volví renuente a todo, a la vida, a mis cualidades, a los demás, al amor. El que me hayan enviado con la abuela fue lo mejor que me haya pasado. Por eso, ninguno de ustedes merece sus palabras, porque no vale la pena hablar con personas que no desean escuchar, que solo desean poder. Yo no soy como ustedes, no tengo dinero, ni una gran casa pero...-temblé ligeramente pero mis dudas desaparecieron al sentir una mano sujetar fuertemente la mía- pero tengo algo más valioso que la fama y la fortuna. Consideren está como la última vez que me verán, espero no volvamos a cruzar caminos nunca más.
Una vez dicho todo, salimos del salón, él cerro las puertas tras nosotros. Como si me hubiesen drenado toda mi fuerza mis piernas no pudieron sostenerme y caí al suelo.
-...Disculpe por esto- dijo suavemente, tomándome con un brazo por la espalda , y alzándome desde las piernas con el otro, me cargó como princesa (quitándome toda mi masculinidad ganada en momentos anteriores).
El trayecto que realizamos hasta la salida estuvo lleno de un gran silencio, cosa que era poco común en él, pero decidí no decir nada en aquel momento. Sabía que si decía alguna palabra terminaría llorando, no había notado cuán poca fuerza tenía en mis extremidades, por eso no hice ningún movimiento para mostrar mi descontento, solo me aferre a su pecho mientras él en silencio, nos sacaba de este horrible lugar. Odio admitirlo pero fui salvado por él...De nuevo.