Hoy es la primera vez que le veo dormir tranquilamente...no sabía que los demonios durmiesen, pero en ese momento, recostado inofensivamente en el sofá de la sala, no parecía un demonio...
«Sino más bien un ángel, uno con cuernos y cola»
-Oye...-susurre. -Oye...volví a susurrar una vez más, esta vez un poco más cerca de él para cerciorarme de que no estuviese despierto.
«Esta profundamente dormido»
Tragué saliva.
«No creo que lo note...»
Llevé temerosamente mi mano hasta que esta se posó en uno de sus cuernos, nunca he tocado el cuerno de algún animal, pero estoy segura que se sentiría como esto, una textura un tanto extraña pero mis dedos parecían deslizarse naturalmente en ellos, con una punta algo afilada a un extremo, venían incrustados desde su cabeza, sobre la cual hay una bella cabellera blanca. Mis dedos palparon tímidamente algunas puntas, luego mechones, acariciaron, conocieron, hasta que se entrelazaron lentamente entre ellos.
«Creí que sería aspero, pero es muy suave...»
Acariciaba gentilmente su cabello, descendí por su sien, hasta llegar a la zona de su rostro, piel clara...visualmente sin ninguna imperfección, sus mejillas eran muy suaves y cálidas.
«¿Acaso todo de él es suave y perfecto?»
Mi curiosidad no se detuvo y mi dedo termino yendo a su barbilla, acomodando mi mano para que mi dedo pulgar quedara justo sobre sus labios, aquellos labios que robaron mi atención anteriormente.
«Justo como lo recuerdo...»
Mi corazón latía cada vez más en cada caricia, no quería parar, pero solo tocarle de este modo ...
-no es suficiente...
De repente, los labios se curvaron formando una sonrisa, los ojos que hasta ese momento estaban cerrados se abrieron de par en par volteándome a ver.
Alejé mi mano sin éxito puesto él en un rápido movimiento me había capturado por las muñecas, se sentó en la orilla del sofá, dejándome arrodillado a su misma altura justo frente a él.
No pronunció palabra alguna solo me miraba con esos profundos ojos negros. Él ya sabía todas las pequeñas "travesuras" que había realizado, todo mi descubrimiento respecto a su persona, toda lq ansiedad que tenía por tocarle más, él sabía exactamente cada uno de esos pensamientos, por ello sonreía tan complacidamente, como si hubíese ganado algo muy importante.-Tus labios son ásperos.
«no lo son, mientes»
- Y tus dientes son afilados.
«Solo estás poniendo excusas»
-Dolería sí nosotros nos...-tragué saliva.
«Si, estoy seguro que...»
-¿Nos?-repitio él.
-Besaramos- dije casi titubeando
-Sí- sonrío. -Lo hará, dolerá- pronuncio él. -Dolerá y mucho-dijo con tono juguetón.Sin dar más prisa se acerco a mí y juntó sus labios con los míos, él movía ágilmente sus labios, mientras yo patéticamente apenas le seguía el ritmo, lamío traviesamente mis labios y se abrió paso entre ellos, introdujo su lengua y busco sin demorar la mía, unidiéndolas, conociéndola, saboreándola.
Un fino hilo de saliva quedó ante la separación de nuestras bocas, que tuvieron que separarse una vez que la falta de oxígeno nos obligó a parar, dejándonos a ambos jadeantes por la falta de aire.-Y... ¿como fue?- preguntó mientras relamía sus labios.
-Fue justo como esperaba -hablé.- Asombroso.«Estoy seguro que si lo haces...terminaría cayendo por tí»