Viajar con su olor.

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¿Soy la única persona que vive en un mundo de fantasía y que ansía la noche para volver a ese lugar donde eres tú de verdad, en el que tú eres la creadora y manejas a tu antojo todo lo que pasa a tu alrededor?

Esa soy yo. Más bien era. Sí, esa chica, de las que creen que los capullos no existen cuando en realidad me rodean más de los que imagino.

Todo comenzó una mañana. Esa mañana.

Sonó el despertador y mi mundo de fantasía habia terminado y ya no podía volver a él, aunque quisiera.

—Jess, tienes que salir o perderás el autobús —dijo mi madre desde el piso de abajo.

Me apresuro a arreglarme, o este día ira de mal en peor, mi madre no tiene mucho aguante que se diga. Nunca he sido una chica desarreglada, en realidad siempre me ha gustado la moda y mi habilidad en el arte de la estética me ha ayudado a mejorar mi aspecto.

Me subo al autobús y soy el centro de atención de todos. Nunca entiendo el por qué. Me dirijo a mi asiento y como esperaba, Sally ha faltado. Mientras en mi mente barajo entre fingir estar enferma y bajarme o salir corriendo finalmente decido sentarme con John.

A continuación, me dispongo a sacar el móvil pero algo llama mi atención, es un chico. Esta sentado enfrente y desprende un olor maravilloso. Intento verle la cara haciendo movimientos un tanto interesantes para medio autobús.

—¿Qué pasa?—pregunto con el desprecio más grande que consigo obtener y todos reaccionan con cierto respeto.

No me gusta que intenten incomodarme o que cotilleen en mis comportamientos. Cuando noto que todos siguen chismorreando sobre mí decido seguir con mi vida y sacar el movil. Aunque noto que el chico misterioso me ha mirado varias veces, ignoro a mi subconsciente. Cuando llegamos al instituto me bajo sin mirarlo para no crear más chismes de los que puedan hablar pero antes de que me lo espere siento una mano fría sobre mi hombro,

es él.

No podía creer que ese chico misterioso estuviera tratando de hablar conmigo.

Me giré lentamente como si su rostro fuera un enigma para mí. Sentí el nerviosismo por mi cuerpo y finalmente lo vi.

Su rostro era serio. Era realmente atractivo, más de lo que imagine que pudiera ser alguien en mi instituto. Tenía los ojos grandes y tan verdes como un prado a pleno sol, y unas pestañas más largas incluso que las mías, *hablaba con los ojos*. Sus labios eran muy carnosos, estaba repleto de tatuajes y su hermosa cara reflejaba una tristeza recogida en su interior.

—¿Qué coño querías en el autobús? —Masculló entre dientes. Su voz era varonil, lo suficiente, y su rostro creó una cara de desconcierto. Esos ojos inundaron mi cabeza y no pude remediar que me envolvieran.

—¿Es que eres incapaz de hablar o algo?—Preguntó con desprecio.

—Tranquilo, solo tenía curiosidad por saber quién eras, nunca te había visto. Pero ya no me queda nada más por ver... - dije.

Aunque no era propio de mí hablar con tal desprecio, aquel chico me había tocado la moral y no tenía ganas de tonterías.

—Si quieres te puedo dar una foto o algo, para que sigas mirando, soy digno de ver —dijo, y rió mostrándome un pircing.

Simplemente ignoré su comentario junto una cara de desprecio y seguí con mi camino al instituto aunque no podía sacarme su rostro de la cabeza. Ni siquiera sabía su nombre y me pasé las siguientes dos horas pensando en sus ojos.

Viajé en mi fantasía, uno de mis hobbies ya que me estaba quedando dormida con la clase de literatura. Al salir llamé a Sally y le conté lo ocurrido. Como de costumbre, se presentó en casa antes de que se lo dijera yo misma y, como era de esperar, ella sabía su nombre.  Sally era mi mejor amiga desde tercero. Era una chica muy risueña y conocía a todo el mundo, ya que era muy popular, porque era animadora y eso era el mayor logro de una chica en mi instituto mientras yo pensaba en escribir o en leer. Siempre ha sido muy recatada y destacaba su hermoso y largo cabello castaño, junto a sus ojos del mismo color. Estaba saliendo con Mike, que era mi mejor amigo.

—Ese chico es Liam. Es un estudiante nuevo y a todas les encanta, pero es conocido por su extraño pasado—dijo tratando de hacerme pensar que no es una cotilla cuando sabía perfectamente todo sobre todo el mundo. La quería por ser así.

—Ah, está saliendo con Rebeca —dijo y sentí un sentimiento extraño.

Frágiles ©| COMPLETADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora