La noticia

895 43 2
                                    

Al día siguiente, amanecí por primera vez al lado de Walden. Era una sensación nueva, y me encantaba. Sus grandes brazos rodeaban mi cintura con dulzura mientras su cabeza permanecía en mi vientre. Cuando volví a mi casa esa misma tarde, me percaté de un objeto arrojado en mi portal. Era una carta.

<Jessica, es Liam. Ha tenido un accidente. Pensé que querrías saberlo, espero verte aquí si decides acudir a verle,

Te quiere, Sally>

Varias lágrimas recorrían mi frío rostro ante la noticia. Rápidamente, hice mis maletas y llamé a mi hermano para comunicarle mi deseo de ir a ver a Liam. Como esperaba, no me dejó ir sola.

Cogimos el primer tren hacia el hospital donde se encontraba Liam. Fue el camino más largo de mi vida, mientras miraba por la ventanilla y millones de pensamientos rondaban mi mente. Mi hermano simplemente me abrazaba, buscando una sonrisa de mi parte que le tranquilizara. Cuando finalmente llegamos a la entrada del hospital, Walden estaba esperando mi llegada, cosa que agradecí. Entonces, la mirada de mi amiga me preocupo aún más.

—¿Qué ha pasado? —dije con miles de lágrimas recorriendo mi rostro.

—Los médicos dijeron que iba borracho y se salió de la carretera. No lo entiendo, no solía beber —dijo, mirando al suelo.

—Es culpa mía —dije llorando.

Entonces, ignorando a todo el mundo a mi alrededor, le rogué a las enfermeras el permiso para poder verle, pero nadie me lo permitió. Mientras ansiaba oír una buena noticia que me pudiera aliviar, esperaba con Walden en la sala de espera y maldecía.

—Es todo culpa mía, fue después de que le dijera que tenía que desaparecer de mi vida—dije con las manos en la cabeza.

—Para -dijo Walden centrándose en mi. —Tu no tienes la culpa, él estará bien, confía en mi —dijo limpiándome las lágrimas con cuidado.

Al llegar la noche, nos aliviamos ante la llegada de una enfermera.

—¿Familiares de Liam Walsh? —dijo.

—Yo, soy su pareja —dije, ante la sorpresa de Walden.

—De acuerdo, pase —

Mientras la enfermera me dirigía hacia su habitación, sentí la tristeza de aquel lugar. Los llantos y oscuridad del hospital se apoderaba de mi autoestima y pensé en lo peor. Antes de entrar, suspire varias veces, sin saber bien lo que iba a decir.

Entonces entré, y sentí que mi corazón se partía en dos.

Frágiles ©| COMPLETADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora