Momentos inolvidables.

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No podía quitarme la imagen de Sally obedeciendo a Collin tras ser empujada hacia su cuerpo. La Sally que yo conocía no se dejaría embaucar por ningún hombre. Desgraciadamente, el amor o la obsesión que sentía por Collin la había cambiado por completo. Estaba ciega, con los ojos abiertos pero sin ver más allá.

Me pasé los dias acaramelada con Liam, era muy raro estar tanto tiempo sin discutir. Pasear como novios era algo que nunca pensé que llegaríamos a ser. Estábamos mejor que nunca, nadie era como él para mí.

Entonces, un día en el que Liam y yo paseábamos por el cine, vimos a un chico que nos resultaba muy familiar. Estaba de espaldas y cuando se giró nuestras caras sorprendidas se miraron buscando una respuesta. Era Collin.

Aunque no parábamos de mirarnos sorprendidos debido a lo que estaba haciendo, intentamos ignorar su presencia. Collin estaba vendiendo droga, o al menos eso es lo que nos pareció ver. Sin embargo, aunque intenté ignorarle, no pude evitar mirar como se marchaba con una chica rubia y alta hacia su coche.

Entonces la cita no era igual, mis pensamientos estaban en otro lugar.

—¿Qué pasa? —dijo Liam intentando susurrar ya una vez dentro del cine.

—No sé, Sally con ese tipo...—dije mirando al suelo.

—No te preocupes por ella, ya se dará cuenta de cómo es ese tío —dijo sonriéndome con esos ojos verdes que tanto me gustan.

Liam siempre sabe como calmarme. Busca la calma en mi mirada, y siempre la encuentra. Sus ojos me transmiten más de lo que nadie me había transmitido antes, y eso era algo que lo hacía más especial aún. Estaba esforzándose mucho por no ser el capullo que fue antes. Me abrió la puerta del coche, me apartó la silla en el restaurante... era muy divertido verlo así.

—¿Y esos modales de hoy? —dije sin evitar reírme al darme cuenta de que me estoy refiriendo a Liam.

—Bueno, quería que vieras otra parte de mí—dijo, y me incliné sobre él.

Entonces me besó en la frente y de acto seguido nos abrazamos. Éramos los únicos en el aparcamiento y nos daba igual porque todo lo que queríamos lo teníamos enfrente nuestra.

—Ven, sé un lugar que te encantará -dijo antes de darme un besito en la nariz.

Extrañada, sonreí y subí al coche. Liam me cogió la mano mientras conducía, parecía que nos conocíamos desde siempre. Un manto de estrellas cubría esa noche tan especial y las mariposas en mi estomago comenzaron a luchar como el primer día.

Aparcó en un mirador. Era realmente precioso. Las flores grandes y coloridas se apreciaban bajo la oscuridad de la noche y el frío me hizo tiritar. Era algo complicado, pero nos hacía feliz y en ese momento, no podíamos dudar de lo que nos hacía feliz de verdad.

No sé cómo, pero no pensé en nada más por primera vez

Algunos momentos son dignos de permanecer en nuestra memoria por siempre, quizás debido a la compañía, o quizás se trate del momento en sí. Era extraño, pero todo estaba muy bien, y eso era algo que me inquietaba.

Había pasado un mes sin hablar con Sally,  y mis noches se hacían vacías. Recordar cómo nos llamábamos, como no hacía falta pedirle que la necesitaba para que ella acudiera a mi... miro el cuadro que tengo en la mesilla y no puedo evitar llorar. Mis sentimientos están divididos entre una tristeza evidente y un amor incondicional.

Evitando envolverme en más pensamientos que me traigan de cabeza, decido llamarla. Sé que lo que hizo estuvo muy mal, pero siento que no soy la misma sin ella. Dentro de todas las cosas malas de Sally también había muchas buenas, incluso más que malas. Siempre estuvo ahí en mis peores momentos, cuando me sentía sola, cuando estaba triste por algo, ella siempre acudía a mi, sin pensárselo ni un segundo.

Tenía que hacerlo y así lo hice, fiel a mi corazón.

—¿Sally?—dije tímidamente. Nadie contestó y colgó sin miramientos.

Me enfureció mucho, volví a llamarla pero parecía haber apagado el movil. El hecho de que estuviera intentando resolver nuestros problemas y que ella estuviera reaccionando así me ponía demasiado furiosa. Pensé que Collin le había acabado lavando el cerebro.

Entonces me senté en mi cama e intenté tranquilizarme. Cuando estaba lo suficientemente serena, empecé a barajar ir a su casa. No iba a permitir que se me dejara con la palabra en la boca.

A continuación, pedí a Liam que me llevara a la casa de Sally, no estaba de humor como para ir sola en la oscuridad. Me llevó sin rechistar, sabía que era muy impulsiva y que estaba siguiendo a mis sentimientos y amaba que respetase mis decisiones. Me bajé cuando aparcó enfrente de la casa de la que era mi mejor amiga. Llamé varias veces al timbre hasta que Sally apareció.

—¿Jess?, ¿qué haces aquí? —dijo sorprendida.

—¡Estoy harta de ser la que tenga que solucionarlo todo siempre! ¿Por qué has estado ignorando mis llamadas? —dije alterada, la situación me ponía enferma.

—¿Qué coño dices? ¿Cuando has llamado? —dijo mirando extrañada. Entonces ahí me di cuenta de todo lo que estaba pasando, Collin.

Sally se volvió, buscando la figura de su novio. Entonces este salió, mirándome con un odio que no se podía describir con palabras.

—¿Fuiste tu? —preguntó a Collin. Al no obtener respuesta, volvió a preguntar:

—¿¡Fuiste tú o no?!

—Sí —dijo mirando al suelo.

—¿Qué cojones pasa aquí? ¿Qué son esas voces? —dijo Liam buscando una respuesta en mi furiosa mirada.

—Este tipo trata de separarnos, ¿Cómo no me di cuenta? O más bien, ¿como no te das cuenta? ¿Es que acaso conoces algo de su vida? ¿Sabías tú, que vende droga acaso? Y que le acompaña una chica rubia, no , seguro que no lo sabías —dije, mirando a Sally.

Entonces, una bofetada de Sally a Collin hizo que mereciera la pena haber venido.

Frágiles ©| COMPLETADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora