Amanecer

968 42 2
                                    

—Póntelo—dijo tras arrojarme un traje de submarinismo, y así hice yo.

Me senté en el filo de un escalón que conducía al interior de una superficie en la que nadaban millones de peces. Miraba embobada la preciosidad del lugar, y entonces se arrojó a su interior sin avisarme, lo que hizo que me salpicara y maldiciera.

—Verás cuando te coja—dije arrojándome también.

Nadamos juntos descubiriendo cosas maravillosas en su interior. Observamos miles de diferentes y asombrosos peces. Tras un largo periodo de tiempo, ya estábamos en la superficie.

—¿Ha estado divertido verdad? —dijo Walden sacudiendo su perfecto pelo rubio.

—Si, ha estado bien —dije mirando al suelo.

Un abrazo de Walden me pilló por sorpresa mientras decía: —No te preocupes, estoy seguro de que verás a tu amiga pronto —me dijo dulcemente en el oído.

—Gracias —es lo único que supe decir en ese momento, mientras cada centímetro de mi cuerpo se erizaba aunque no quisiera.

Nos quitamos los trajes y nos dirigimos a la playa, ya que estaba hambrienta. Llegamos al bar de la misma y nos dispusimos a comer. Walden me contaba chistes que hacían que llorara de la risa y me hizo olvidarme de la marcha de mi amiga por completo. Parecía tan risueño mientras los hoyuelos en su cara aparecían. Después de comer, caminamos por la playa hasta que llegó el amanecer.

—Ven —dijo Walden cogiendome de la mano.

Me condujo a una cueva que tenía un enorme agujero en el techo que dejaba ver a la perfección el perfecto amanecer que estábamos admirando. Nos tumbamos y yo me apoye en su hombro mientras observábamos el amanecer. Cuando decidimos irnos, me ofreció llevarme en su coche. Yo accedí debido a que todo estaba demasiado oscuro como para querer ir yo sola. En su coche, comenzó a poner música y a tatarear una canción. Esto hizo que me retorciera de risa hasta que no pude más. Pero recordé la letra de la canción y le acompañe en su canto.

—Vaya, no sabía que cantabas bien —dijo riendo y continuó tarareándola.

Yo reí y así hizo él, acompañando la oscura noche con una luz que éramos nosotros.

Frágiles ©| COMPLETADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora