Destrozada

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—Dámelo de una vez—dijo mi madre tras quitarme el móvil de las manos.

—¿Mi padre? —dije casi susurrando.

No obtuve respuesta, simplemente la odiaba muchísimo. Mi madre siempre me contó que mi papá me abandonó cuando era pequeña. En aquel entonces, sentía envidia de todos los demás, que paseaban junto a sus papás ante mi atenta mirada cada vez que iba a la escuela. En ese momento, lo entendí todo: aquel hombre en el hospital, esa mirada.

Salí rápidamente de mi casa, y Sally al escuchar los golpes, salió en mi búsqueda. Le pedí que necesitaba irme y ella accedió a venir conmigo. Nos sentamos en la playa y comencé a llorar mientras apagaba mi teléfono que no dejaba de sonar debido a las llamadas perdidas de mi madre. Sally me abrazó y en ese instante supe que no era a ella a quien necesitaba en ese momento, era a Walden. Necesitaba sus abrazos que abarcaban ciudades, que me tranquilizara como solo él sabía hacer, pero no estaba. Le había perdido, como a todos, como a mi padre. Debí notarlo, esa mirada paternal que recibí en el hospital...

—Necesito estar sola —dije finalmente, cosa que Sally aceptó sin hablar.

Me quedé sola en la orilla, llorando y destrozada, mirando el atardecer y deseando que Walden estuviera a mi lado. Sin embargo, nunca apareció. Por eso, me levanté y fui a buscarle. Cogi el primer bus disponible y llegué a su casa. Llamé al timbre y salió una chica rubia, de alta estatura y gran belleza, que parecía muy risueña, perfecta para el.

—Hola, ¿buscas a Walden? —dijo

—No —dije, envuelta en lágrimas.

—¿Estas bien? —dijo, pero no quise darle respuesta.

Me senté enfrente de la casa, destrozada. No podía caminar más, estaba completamente rota por dentro y nada ni nadie me importaba. Me había enterado de que mi madre me había ocultado la existencia de mi padre y que Walden estaba refugiándose con otra chica. Puse mis brazos entre mi cabeza y no quise escuchar a la chica, que se colocó delante mía.

—Escucha...¿estás bien? —dijo muy preocupada.

Al no obtener respuesta, me acarició la cabeza y se aproximó a la puerta donde la escuche llamar a Walden. Este salió aturdido, y al verme supe que no se lo esperaba en absoluto, después de lo que pasó.

—¿Jessica? —dijo, arrodillándose ante mi.

—Ven aquí, anda —dijo, dándome ese abrazo que tanto necesitaba al ver mi estado.

—Ya me iba, no quería molestar —dije levantándome.

—No molestas, Lucie solo ha venido a pasar el fin de semana en familia —dijo, y me di cuenta de lo tonta que había sido al pensar que Walden era ese tipo de chico que me reemplazaría de esa manera en tan poco tiempo.

—Lo siento —dije, sin poder dejar de sollozar.

—Pasa, necesitas una ducha —dijo con una mirada que mostraba una lucha interna.

Frágiles ©| COMPLETADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora