¿Papá?

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Sin darme cuenta, habían pasado 2 semanas desde que no sabía nada de mi madre. Y lo más alucinante es que llevaba ese mismo tiempo prácticamente viviendo  con Liam. Había cambiado, ya no era el mismo chico que conoci hace tiempo. Sin embargo, no podía dejar de recordar los momentos en los que me sentí vacía y rota por el.

Pensé en llamar a Walden, pero me obligué a mi misma a no hacerlo. No podía dejar de pensar en él a pesar de todo lo que había echo, pero tampoco podía permitirme volver a dejar que me partieran el corazón.

Me levanté con Liam al lado.

—¿Que coño haces aquí? —le dije, sin verle con claridad.

—Se duerme mejor contigo —dijo, sonriendo.

Tras una mirada asesina decidí ducharme. Tras salir me dirigí a la cocina donde Liam se encontraba hablando. Sin quererlo, escuché algo que me inquietó.

—No, ella está aquí, adelante —decía.

—¿Liam? —dije interrumpiendo la conversación.

—Ya hablamos —dijo y colgó.

—¿Quién era? —dije cogiendo una magdalena para desayunar.

—Mi madre —dijo, y entonces supe que me estaba mintiendo.

—ah—dije sospechando.

—Me ha llamado Sally. Puedo ir a su casa, ya no hace falta que me quede más aquí —dije acabando de desayunar.

—Está bien, pero sabes que puedes quedarte siempre que quieras —dijo sonriendo.

—Gracias—sonreí.

Recogí mis cosas y me despedí de Liam con un fuerte abrazo. Busqué el camino a casa de Sally y cuando llegué vi en la puerta un hombre muy familiar.

—Jessica, convencí a tu amiga para que me ayudara a hablar contigo —dijo Frank, el hombre al que ahora debía tratar como mi padre.

—Pensé que sería lo mejor para ti —dijo Sally.

—Está bien —dije sin importarme mucho.

Nos sentamos en el interior de un bar cercano y mi padre comenzó a hablar.

—Jessica, cuando eras una niña, yo solía ser soldado. No pude verte crecer lo que me habría gustado, pero tenía que ejercer mi labor. Un día, tras 2 años de tu nacimiento, te vi por primera vez. No querías que te cogiera, incluso tu madre era la única que podía hacerte dormir. Veras, tu madre decidió que era demasiado para ella y entonces un día, desapareció contigo. Se marchó y no quiso saber nada de mi. Intenté contactarla, pero nunca lo conseguí hasta que un día la ví. Pensé que era mi oportunidad de rescatar a mi familia. Paseaba contigo en brazos y la perseguí hasta que conseguí hablar con ella. Le dije que quería que volviéramos a estar juntos y ella me lo negó de nuevo. Sin embargo, esperaba en la salida de tu escuela y te abrazaba, pero eso no lo recuerdas ahora. Aprovechaba cada minuto en el que tú madre no me viera para poder verte y sentirte. Sé que esto no va a hacer que me perdones todo el tiempo perdido, pero Jessica, nunca quise abandonarte.

Entonces me di cuenta de que no conocía a mi madre.

Frágiles ©| COMPLETADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora