Mi madre decidió que al acabar el curso nos mudaríamos a LA con su amado John, ella se ocuparia de pedir un traslado en el trabajo.
El último día en San Francisco nos levantamos a las cinco de la mañana para poder coger el vuelo de las ocho, el día anterior acababan de llevarse nuestras ultimas pertenencias así que solo llevábamos una maleta con lo más necesario. Cogí la foto que tenía encima de la mesita de noche, ese día mi madre aprovechó la escena para hacernos una foto a mí y a mis mejores amigas Kendall y Melissa mientras hacíamos una pizza, salimos las tres riéndonos, con la cara y las manos llenas de harina. Las iba a hechar mucho de menos. Me guardé la foto en la mochila, miré mi habitación por última vez y bajé a reunirme con mi familia.
Con todo el dolor de mi alma me despedí de mi abuela, agarrada de la mano de William, el hombre al que ella llamaba "el amor de su vida", ¿que podía decir yo? Ella no había tenido una vida fácil, mi abuelo tenía problemas con la bebida y un carácter bastante agresivo... Seis años antes de que yo naciera decidió divorciarse, así que tuvo que buscar un nuevo hogar junto a mi madre y mi tia Margaret, cuatro años más tarde mi abuelo murió por problemas en el hígado debidos al alcohol. Ya era hora de que disfrutara, así que el verano pasado mamá y la tia Margaret decidieron comprar dos billetes de crucero para ella y una amiga suya, y ahí fue donde lo conoció.
Íbamos a estar a quilómetros de distancia pero sabía que allí iba a estar feliz, se lo merecía más que nada en el mundo, siempre había estado cuidando de mi, ahora le tocaba a ella. Le di un ultimo beso prometiéndole que nos veríamos pronto, aunque no tuviera ni la más remota idea de cuando iba a ser, y nos subimos al taxi. Me despedí de ellos con la mano desde la ventanilla del coche y al arrancar una lágrima rodó por mi mejilla, rápidamente la sequé con el dorso de mi mano evitando miradas de mi madre. Con el codo apoyado en la ventanilla, viendo cómo cada vez íbamos dejando atrás quilómetros de la ciudad en la que me había criado, pensando en lo cierto que es eso de que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes.
Llegamos al aeropuerto con dos horas de antelación, así que después de haber hecho todos los tramites decidimos aprovechar para ir a desayunar. El vuelo se me hizo demasiado corto, sabía que cuando pisara tierra iba a tener que enfrentarme a mi nueva vida, y eso me asustaba. Se me vinieron a la cabeza la cantidad de recuerdos bonitos que tenía en mi ciudad y a la gente que dejaba allí, ¿que iba a hacer yo en Santa Mónica?
Fuimos en busca de nuestro equipaje y nos dirigimos a la salida, dónde nos estaba esperando John apollado en su coche, un serie 6 blanco. Mi madre corrió a sus brazos ya abiertos para recibirla. El hombre parecía simpático, aunque bueno, todos lo parecen al principio. Había tenido dos novios después de dejar a papá, la diferencia es que no habíamos tenido que coger un avión hasta su ciudad. Mamá estaba muy feliz des de que lo conocía, más le valía estarlo, había dejado toda mi vida en San Francisco por ella.
Se pasaron todo el viaje hablándome de mi nuevo instituto, el buen tiempo que hacía, nuestra nueva casa y sobre lo bonita que era mi habitación. Mi madre se había encargado de que la casa fuera perfecta, ella es agente inmobiliaria.
- (...) su hijo es un año mayor que tú, se llama Edward yo no he coincidido demasiado con él así que los he invitado a cenar para conocernos mejor. Anda que a su madre ya le vale, los abandonó cuando...
- ¿Que has hecho que? Mama pero si ni nos nos hemos instalado, ni siquiera he visto la casa en la que voy a vivir. - Si pudiera describir a mi madre en una palabra sin duda sería "alucinante" si, en todos los sentidos, siempre me sorprende y aún no sé cómo no me he acostumbrado.
- Pues por eso no te preocupes porque estás a punto de verla. - aportó John - Y tranquila, ya me he encargado de ordenar la mayoría de las cosas - entonces entró en un pequeño caminito de piedras y aparcó.

ESTÁS LEYENDO
Why you?
RomanceMe enamoré hasta de las letras de su nombre. De sus defectos, de su ternura disfrazada de frialdad. Eso me atrapó, me enloqueció, esa fue mi perdición. Amarlo #50 - romanceadolescente 13/6/18