Capítulo 8

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Un grupo de gente de mi edad estaba sentada haciendo un círculo, hablando y riendo, entre ellos estaba Edward, la verdad, no había pensado en la posibilidad de encontrármelo. Estaba pasándoselo bien con sus amigos así que decidí no pararme, simplemente aceleré el paso pero no pude evitar echar un último vistazo hacia dónde él se encontraba, llevaba una camiseta negra, como puede ser que una simple camiseta le quede tan bien. Cuando iba a apartar la vista vi a una chica rubia con el pelo largo sentarse en su regazo, - sigue andando, sigue andando - iba tan sumergida en mis pensamientos que choqué con alguien. Me balancee hacia atrás pero antes de que pudiera caerme su brazo tiró de mí.

- Ha faltado el pellejo de una mierda. - aguanté la risa ante su absurda comparación - La próxima vez mira por dónde vas señorita. - dijo el chico ofreciéndome una sonrisa arrogante, a parte de un intenso olor a vodka.

- Li priximi viz miri pir dindi vis siñiriti - lo imité mirando a sus ojos azules.

- Nos ha salido contestona la niña.

- A lo mejor si tú no te hubieras puesto hasta las cejas de vodka tampoco nos hubiéramos chocado. - me miró peinando su pelo oscuro hacia atrás.

- K.O. - dándose la vuelta y alejándose torpemente - Bueno, procura no abalanzarte sobre muchos tíos más. - dándose la vuelta y mirándome.

- ¡Idiota! - me ofreció una sonrisa y entré al baño. ¿Que demonios acababa de pasar? yo solo venía a hacer mis necesidades y ya había tenido dos sorpresas.

Cuando terminé decidí mirar Instagram para distraerme, había un montón de fotos y videos de gente pasándoselo genial celebrando el 4 de julio, hacía un año yo estaba tan feliz como ellos, celebrándolo con mis amigas y no encerrada en un lavabo mirando el móvil para olvidarme de mi realidad, Dios me estaba volviendo loca. Dos golpes secos en la puerta me sacaron de mis pensamientos.

- ¡Ahora salgo! - dije más fuerte de lo que pensaba, guardándome el móvil en el bolsillo trasero del pantalón. Cuando abrí la puerta y vi a Edward de brazos cruzados delante mío me quedé inmóvil.

- ¿No pensabas saludar? - dando un paso hacia mí, me ponía nerviosa tenerlo tan cerca.

- Estabas ocupado, no iba a ir a molestar. - le dije con segundas. Soltó una carcajada. - ¿De que te ríes? - le pregunté poniendo los brazos en jarra.

- Me hace gracia verte así. - y se volvió a reír, no sé qué le hacía tanta gracia.

- ¿Verme como? - levantando una ceja.

- Celosa de Brittany - se acercó más a mí, pensaba que el corazón se me iba a salir del pecho.

- Yo no estoy celosa de esa - poniéndole las manos en el pecho y apartándolo haciéndome paso. Me agarró de la muñeca y tiró de mí suavemente.

- Entonces, no te importará que vuelva a salir ahí fuera y le diga a Brittany que nos vayamos a su casa... - un escalofrío recorrió mi cuerpo sin saber porque.

- Si es eso lo que quieres... Eres libre de acostarte con quien quieras.

- Ya... sabes lo que pasa, que yo quiero otra cosa. - retrocedí hasta tocar la pared con mi espalda, él se acercó a mí, podía sentir su respiración. Puso sus manos en la pared, al lado de mi cabeza, dejándome atrapada entre sus brazos. Si, definitivamente el corazón se me iba a salir del pecho. Nos quedamos en silencio en lo que se me hizo una eternidad. Olía bien, una mezcla entre colonia y mar.

- Tengo que irme... - apartando la mirada de esos ojos hipnotizantes. - nuestras madres me están esperando.

- Seguro que pueden esperar un rato más, ven un momento quiero presentarte a alguien. - y sin dejarme responder volvió a tirar de mi brazo guiándome a fuera de los baños.

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